Pueblos limpios, sin gastar millonadas
Se nos ocurre que, como una forma de contribuir a aminorar el problema de la acumulación de basura en la Capital, el Gobierno central puede alentar a las mujeres y hombres beneficiados con el plan “Comer es primero”, a cumplir una determinada cuota de tiempo en estas labores
La Vega y Bonao, Azua y Baní y otras tantas importantes cabeceras de provincias, han demostrado ser ciudades pulcras, donde la limpieza de sus calles constituye un sello de orgullo.
Todo es fruto de la voluntad de sus munícipes, que mantienen una tradición de escrupulosidad por encima de lo que haga o deje de hacer el ayuntamiento local.
Naturalmente, con una cultura así, los ayuntamientos no pueden menos que corresponder a ella dando prioridad a la recogida de basura y su disposición adecuada.
Y cumplen su misión sin necesidad de contratar empresas privadas y sin que esto represente un dolor de cabeza para sus comunidades.
Esta limpieza contrasta con la suciedad que prevalece en la Capital y en Santiago, la segunda ciudad del país, cuyos ayuntamientos gastan una millonada en el pago de unos servicios privados de recogida de basura sin resultados satisfactorios.Y fuera de lo difícil que les resulta la recogida, mas dramática resulta la incapacidad para disponerla en adecuados vertederos.
Se nos ocurre que, como una forma de contribuir a aminorar el problema de la acumulación de basura en la Capital, el Gobierno central puede alentar a las mujeres y hombres beneficiados con el plan “Comer es primero”, a cumplir una determinada cuota de tiempo en estas labores.
Es una forma de evitar que sean unos simples parásitos que sólo viven de esperar un cheque mensual para comer, y que en cambio se sientan útiles haciendo algo en favor de sus propios vecindarios. Por ejemplo, se pueden seleccionar equipos de los beneficiados con “Comer es primero”, para que cada uno de ellos asuma la limpieza de su cuadra, tres veces por semana, y de tal forma comienzan a integrarse a un modelo de cooperación ciudadana que, en el futuro, puede ser mejor remunerado.
Cuando se hacían antes los llamados planes de emergencia en las navidades, los gobiernos municipales y el Central aplicaban justamente esta fórmula: trabajo remunerado por tres meses.En esta oportunidad, son miles las familias que se benefician del plan “Comer es primero”, lo cual es un alivio y una forma de asegurarse un bocado diariamente.
Aparte de proveer ayuda para alimentarse, el plan es, en el fondo, una herramienta que ayuda a desactivar las insatisfacciones de miles de familias pobres. Y si ahora le añadimos una cuota de cooperación con el trabajo de limpieza en las calles o cualquier actividad que exija participación comunitaria, el plan entonces cobraría nuevos relieves.
Mucho millones nos gastamos en pagarles a algunas empresas para que se lucren en el negocio de la basura, y nos olvidamos y dejamos rezagados a miles de ciudadanos que ansían un trabajito para vivir dignamente.
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