Friday, January 14, 2005

Las “altas esferas” contaminadas por el narco

No hay dudas de que este grado de involucramiento de las altas esferas dominicanas pone al descubierto que habían bases creadas para que esto, a la vuelta de pocos años, funcionase como un "narco-Estado”


Es una revelación bastante grave la que ha hecho el embajador de los Estados Unidos, Hans Hertell, al señalar que altas esferas del poder dominicano aparecen comprometidas en la más importante red de narcotráfico que operaba en el país y que recién ha sido desarticulada.

El Gobierno actual, y sobre todo la Justicia, tienen ahora el reto de develar esa madeja de complicidades, actuar con firmeza contra los que se prestaron a ese crimen y, de inmediato, remover los cimientos en que se sustentaba la red desarticulada.

Porque hayan caído algunos jefes de esa organización no puede decirse que la red ha sido disuelta, incapacitada, herida de muerte. Es preciso que se remuevan los residuos y que las investigaciones prosigan, hasta alcanzar otras esferas que, como las ondas concéntricas, se reproducen en una organización de este género, en la que se mueven millones de pesos y dólares.

El grado de penetración de la red fue tal que algunos detalles confidenciales del curso de la investigación de la DEA y de la Dirección Nacional de Control de Drogas llegaron al conocimiento del principal acusado, y casi ponen a punto de aborto la operación de su captura. "Ese solo dato es espeluznante".

Y es suficiente para que las actuales autoridades se hagan el propósito de limpiar las Fuerzas Armadas y la Policía de elementos implicados en la red, no importa la jerarquía. Como ha dicho el embajador Hertell, en este proceso no puede haber “vacas sagradas”, algo que, más o menos igual, dijo el presidente Leonel Fernández, a propósito del descubrimiento de este caso.

No hay dudas de que este grado de involucramiento de las altas esferas dominicanas pone al descubierto que habían bases creadas para que esto, a la vuelta de pocos años, funcionase como un “narco-Estado”.

Es decir, como un territorio en el que el narcotráfico se legitimiza en los hechos con el encubrimiento y/o patrocinio de las autoridades, y en donde la escala de valores tradicionales es suplantada por otra en la que los negocios turbios, el enriquecimiento rápido, el envilecimiento de las instituciones, constituyen las notas predominantes de su quehacer.

Casi bordeamos un Estado de esa naturaleza.Esta experiencia obliga al Gobierno del Presidente Fernández —y a la Justicia, primordialmente— a desplegar todas sus voluntades, su pragmatismo y su determinación para que el cabecilla de esta red sea procesado en los Estados Unidos, y a que sus cómplices locales —no importa la jerarquía que hayan tenido o el puesto prominente que hayan alcanzado en esas “altas esferas”— sean descubiertos, procesados y castigados por haberse asociado en esta conspiración contra la Patria misma.

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