Muchas expectativas ante la gira fronteriza
Ojalá que el Presidente de la República, con toda la autoridad que tiene para hacerlo, llegue a Jimaní con la buena noticia de que declarará de interés público esas tierras, y las aportará, como contrapartida del Estado, para el proyecto de las viviendas
La visita que inicia hoy el Presidente a la frontera ha despertado muchas expectativas, y es lógico que eso ocurra, pues se trata de provincias rezagadas que han pasado años y años tratando de salir de la pobreza y el estancamiento.
Sabemos que el Presidente no puede jugar a la demagogia prometiendo obras que su gobierno no está en condiciones de emprender por falta de financiamientos. Pero no deja de causar aliento el hecho de que, en un contexto nuevo de la llamada lucha contra la pobreza, estas provincias sean tomadas en cuenta a la hora de repartir compensaciones para soportar el impacto de los ajustes que, inevitablemente, acompañan los acuerdos stand-by del FMI.
Hay un caso, el de Jimaní, del que ya hemos hablado en dos editoriales, que sin necesidad de que el Gobierno se involucre en gravosas cargas fijas para la inversión, puede representar un extraordinario jalón para dinamizar la depauperada economía de esa comunidad. Nos referimos al proyecto de construcción de aproximadamente 300 casas para los damnificados de las inundaciones de mayo del pasado año, actualmente paralizado por las reclamaciones de personas que alegan que son dueñas de los terrenos en los que inicialmente se ha contemplado edificarlas.
Las decenas de millones de pesos recaudados por tres fundaciones para costear las casas no han podido ser invertidas por culpa de esta traba, por lo que creemos que es necesario que el Presidente de la República, con toda la autoridad que tiene para hacerlo, llegue a Jimaní con la buena noticia de que declarará de interés público esas tierras, y las aportará, como contrapartida del Estado, para el proyecto de las viviendas. Esto garantizaría que, de inmediato, se liberen esos fondos millonarios y se creen fuentes de empleo, más negocios y más dinamismo económico en Jimaní, sin que el Gobierno, de entrada, tenga que gastar un centavo.
El Gobierno tiene que ayudar a estas fundaciones a realizar su proyecto sin mayores tropiezos, ya que del éxito de éste dependerá el futuro de las donaciones voluntarias de los dominicanos frente a casos de tragedias. Otro detalle: en la medida de lo posible, el Gobierno debe remozar las instalaciones de nuestros puestos de control fronterizo, que parecen verdaderos mercados y pocilgas.
Tiene también que procurar incentivos para que el turismo se desarrolle, para que despierte, para crear conciencia de que en toda esa zona hay bellezas incomparables y que es necesario darles el empujón que necesitan, ya que otras áreas del país han alcanzado a plenitud su desarrollo. Es mucho lo que se puede hacer por nuestra frontera, si hay voluntad en el Gobierno.
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