Una ley, hasta ahora, de lujo
Las primeras pruebas con el uso de la ley han demostrado que todavía aquí hay gente que le teme a la transparencia y a la verdad. Y en ese tipo de conducta radica el riesgo de que teniendo una buena ley la perdamos en la práctica, muerta por inanición
La ley de acceso a la información pública es, hasta ahora, una pieza de lujo: sólo sirve para apreciarla y admirarla en sus profundos alcances, pero no para usarla y aprovecharla en su plena riqueza.Pocos países de América Latina, de cinco no pasan, han incorporado a su cuerpo de leyes una legislación de este carácter, cuyas disposiciones van de la mano del proceso de transparencia y de lucha contra la corrupción que cada día cobra fuerza en el mundo.Se concibió como un instrumento que permite al ciudadano pedir cuentas al Gobierno y a las instituciones que usan recursos públicos, de la forma en que utilizan y comprometen esos dineros y de todas las acciones que puedan favorecer o perjudicar los intereses del pueblo.Pese a que fue promulgada el año pasado, la ley es virtualmente impracticable porque no existen procedimientos formales para que las solicitudes de información, válidamente encaminadas, sean respondidas en los plazos en que acuerda la dicha ley. La pieza faltante es el reglamento y, por fin, ya el consultor jurídico ha anunciado que está listo y que se le someterá al Presidente de la República para su inmediata entrada en vigor.El reglamento, por sí solo, no resolverá la traba mayor que tiene la ley, que es la inveterada reluctancia de los políticos a someterse al escrutinio del público, especialmente cuando les toca manejar entes del Estado, y de ahí que, tanto en el caso dominicano como en el de otros países, el paso de muchos por el poder quede siempre manchado por la corrupción, en todos los sentidos.Las primeras pruebas con el uso de la ley han demostrado que todavía aquí hay gente que le teme a la transparencia y a la verdad.Y en ese tipo de conducta radica el riesgo de que teniendo una buena ley la perdamos en la práctica, muerta por inanición.
Ocean Blue, otro paraíso
Unos 45 hoteles de las más altas calificaciones existen en la zona de Punta Cana y Bávaro, y por lo menos cinco nuevos están en construcción allí, generando miles de empleos directos. A esa extraordinaria plataforma se sumó hace dos semanas el más nuevo de ellos, Ocean Blue, de la cadena Ocean que está asociada a la local Hodelpa S.A. y que opera otros 9 hoteles en el país. La competencia parece ahora concentrada en los “conceptos” que emplean para atraer a públicos bien diferenciados. Este Ocean Blue incorpora 710 habitaciones y tiene una especie de “Down town”con diversidad de opciones de diversión,como en cualquier ciudad pequeña. Nos conviene que estas infraestructuras se multipliquen y se extiendan a otras regiones. El turismo es,ya, la verdadera espina dorsal de nuestra economía.
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