La nueva cárcel de mujeres de Najayo

La cárcel de mujeres dejará de ser lo que era, un cabaret, un centro de negocios de prostitución y drogas, de compra y venta de indultos, para convertirse en un centro de reclusión modelo

El sistema carcelario dominicano da un paso de avance significativo con la apertura del Centro de Corrección y Rehabilitación de Mujeres, en Najayo.Es un paso hacia el modelo ideal que todos los dominicanos aspiran. Tomará su tiempo, pero lo importante es que ya comenzamos.Este nuevo pabellón ofrece condiciones de alojamiento que no existen en otras cárceles, salvo en la de Puerto Plata que, por nueva, incluye también facilidades que responden a un régimen interno distinto al de los infiernos que son las demás prisiones.En Najayo, las mujeres tendrán celdas iguales, con ventilación artificial, baños y un televisor común. Dispondrán de áreas de deportes para ellas y sus hijos, cocina con cuarto frío, capilla, biblioteca, gimnasio, economato y dispensario médico, entre otras facilidades.Serán custodiadas, por primera vez, por un cuerpo especializado de mujeres desarmadas.Y no se permitirá que entren personas armadas, sean civiles o militares.Se procura, con este cambio de ambiente, propiciar las condiciones para la verdadera regeneración o re educación de las reclusas.La cárcel de mujeres dejará de ser lo que era, un cabaret, un centro de negocios de prostitución y drogas, de compra y venta de indultos, para convertirse en un centro de reclusión modelo.Esa es la línea que debemos seguir con el resto de las prisiones, todavía regimentadas por prácticas que privilegian esas aberraciones.De las 35 cárceles que existen en el país, puros antros e infiernos en los que la tortura nunca ha dejado de ser un componente del castigo, fuente a la vez del odio y la venganza de muchos, 21 están bajo la custodia del Ejército y 12 de la Policía.Esto indica que hay que cambiar esta situación y ponerlas bajo la dirección de una policía de prisiones, verdaderamente especializada.Y hay que mejorar sustancialmente el mecanismo de enjuiciamiento de los reclusos, pues de 13,710 presos, sólo 3,514 son condenados definitivamente. El resto espera por juicio, unos 979 tienen sus casos en apelación y 122 en casación.La capacidad de todas esas cárceles es de 9,152 presos y estamos hablando de más de 13 mil. Eso provoca hacinamiento, promiscuidad,es caldo de cultivo para motines y reyertas. De ese total, la mayoría no tiene cama.Ahora la dirección de Prisiones ha mejorado la alimentación de los reclusos en las principales cárceles, como la de La Victoria, donde se les ofrecen tres comidas diarias, de buena calidad, no bazofia.Felicitamos al ministerio público, encabezado por el Procurador General, doctor Domínguez Brito y al director de Prisiones, general De la Cruz Martínez, por estos avances que, aunque incipientes, abren esperanzas hacia la humanización de nuestras cárceles.