Queremos cuentas claras, sin borrones
El Poder Ejecutivo, con el ministerio público como su órgano de protección y defensa de la sociedad, tiene que ser el mayor garante en la vigilancia, reclamo y sanción en contra de los que incurran en debilidades en el manejo del erario nacional. Aunque los concupiscentes provengan del partido oficial o del Gobierno mismo
La rendición de cuentas es un principio cardinal en todo tipo de administración, pública o privada. Esta verdad de perogrullo no hay que repetírsela a nadie.El ejercicio pulcro y transparente en el manejo de recursos económicos , estatales o no, es un mandato de la democracia. Es un principio ético y una obligación constitucional.Cumplir con esa responsabilidad es un deber. Reclamarlo es un derecho. La ley no empuja a nadie hacia lo incorrecto. Mas, obliga a los correctivos.La nación tiene sus guardianes naturales para garantizar que todo el que administre fondos públicos lo haga con apego a las normas contables, los valores morales y en el marco de lo que establecen nuestros códigos.El Poder Ejecutivo, con el ministerio público como su órgano de protección y defensa de la sociedad, tiene que ser el mayor garante en la vigilancia, reclamo y sanción en contra de los que incurran en debilidades en el manejo del erario nacional. Aunque los concupiscentes provengan del partido oficial o del Gobierno mismo. O de donde sea.El Poder Judicial, con todas sus instancias, debe producir las sanciones ejemplarizadoras, que permitan a los funcionarios actuales reflexionar sobre el resultado final de su eventual mala práctica administrativa, mirándose en el espejo de sus predecesores.Y el Poder Legislativo debe contribuir siempre, con sus sabias y oportunas decisiones, a crear el marco institucional que limite los actos de corrupción administrativa, tan denunciados coyunturalmente y tan protegidos con la indiferencia y la impunidad, cuando se tiene que actuar con la ley en la mano.A la sociedad, la afectada y agraviada, sólo le queda el derecho de elevar su voz, demandando que las cuentas sean claras para todos. Sin colores, ni matices. Y sin borrones.Hay que desterrar esta vieja práctica de impunidad compartida. A veces parece que caminamos hacia ese objetivo, pero al menor descuido nos encontramos transitando por una ruta diferente, la contraria.La señal tiene que ser clara y directa. Sin preferencias por el delito, ni por sus autores. Sin dañar reputaciones. Y sin proteger desviaciones.Está probado que el “borrón y cuenta nueva” es un caldo de cultivo para el cáncer masivo de la corrupción. Aquel cuerpo lleno de pus todavía no resiste ni siquiera que se le toque con un dedo.La democracia es mucho más que la sucesión ordinaria en el poder. El compromiso es mayor. No es un discurso. Ni un tribunal público.Estamos a tiempo para que el imperio de las cuentas claras se imponga con la fuerza de la voluntad, de la ley y de la justicia transparente, equilibrada y oportuna.
2 Comments:
Completamente de acuerdo con estos postulados.
La prensa, especialmente un diario/periodico de prestijio come El Listin Diario deveria eniciar una tarea de educar a nuestro pueblo especialmente a los politicos que son electos para preservar/defender el patrimonio nacional no parabeneficiarse de este.
Si a las authoridades se le hace tan dificil probarles a nuestros administradore sus ofensas al pais y al pueblo Dominicano, porque no se les obliga a nuestros administradores publicos a proporsionar pruevas legales de como adquirieron su fortuna durante los 4 anos de govierno? si no pueden, entoses se le incauta lo que tienen ellos, su familires y sus amigo que no puedan proporcionar or justificar lo que tienen. De lo contrario "e pa najayo que van"
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