Sunday, April 03, 2005

El nuevo apóstol de la Divina Misericordia

El mundo le devuelve con lágrimas, con honda congoja, con abundantes ruegos, todo el manantial de cariño que él nos brindó, y toda la luz que proyectó sobre nuestros confusos horizontes para que podamos ver, hoy, mañana y siempre, el “nuevo esplendor” de la misericordia de Dios. Paz a Juan Pablo Nuestro...

En 1931, una humilde polaca de Cracovia, la tierra en que nació Karol Wojtyla, experimentó una revelación divina extraordinaria.Elena Kowalska vio a un Jesucristo envuelto en una túnica blanca, iluminada a la vez por dos haces de luz, uno rojo y otro pálido, que salían de su corazón.Le ordenó pintarla y colocarle la siguiente leyenda: Jesús, en Tí confío”, y le prometió que todo aquel que venerara esa imagen no perecería. Además, le propuso:“Ofrezco a los hombres un recipiente con el que han de venir a la fuente de la misericordia para recoger gracias. Ese recipiente es esta imagen con la firma Jesús, en Tí confío”.Y dispuso que la Iglesia celebrase la Fiesta de la Misericordia el domingo siguiente al de Resurrección.Este domingo, justamente, en el que nos encontramos.Es curioso que, habiendo dispuesto esta fiesta, la Santa Sede no le hiciera caso a los testimonios de Elena Kowalska, hoy Santa María Faustina, hasta que pasaron veinte años y un hombre de Cracovia, Wojtyla, convertido en Papa Juan Pablo II, reivindicara su valor.Él hizo que, de veras, la fiesta se instituyera y se cumpliera así la propia premonición que Santa María Faustina había hecho, en 1935, al darse cuenta que su devoción no era admitida.Dijo: “Llegará un momento en que parecerá que esta obra que Dios tanto recomienda está en completa ruina y, entonces, la acción de Dios seguirá con gran poder, y dará testimonio de la verdad. Ella –la obra– será un nuevo esplendor para la Iglesia, aunque haya reposado en ella desde hace mucho tiempo”.¿Acaso no se refiere ese “nuevo esplendor” al extraordinario impulso y renovación que hubo de experimentar, desde el 1978 hasta hoy, la Iglesia bajo el timonel terrenal de Juan Pablo II?Hoy, en la hora en que ha ido a morar con Dios, es cuando mejor apreciamos los relieves de su misión pontificia.No solamente lo admiramos como un auténtico hombre de fe y de valor, sino como un amable, sonriente y amoroso pastor, que le dio a la humanidad un nuevo aliento con sus súplicas al Padre y que nos señaló el camino para hallar la verdadera misericordia de Dios.Sor María Faustina y Karol Wojtyla son dos verdaderos apóstoles de la misericordia. Desde una tierra de gentes sufrientes, enaltecieron el modelo de vida del cristiano, un modelo basado en la humildad, en el amor, en la solidaridad y en el sacrificio.El mundo le devuelve con lágrimas, con honda congoja, con abundantes ruegos, todo el manantial de cariño que él nos brindó, y toda la luz que proyectó sobre nuestros confusos horizontes para que podamos ver, hoy, mañana y siempre, el “nuevo esplendor” de la misericordia de Dios. Paz a Juan Pablo Nuestro...

1 Comments:

At 8:28 AM, Blogger Miguel Franjul said...

Muchas gracias por incluirnos en Planeta-Blog.

 

Post a Comment

<< Home