El nombre de Juan Pablo II para el Mirador Este
El nuestro fue un país privilegiado durante su pontificado, no solamente por sus visitas, en número que no igualan otros de nuestras dimensiones geográficas y poblacionales, sino en las decisiones que tomó para fortalecer cuantitativa y cualitativamente la Iglesia dominicana
Bautizar con el nombre del finado papa Juan Pablo Segundo al Parque Mirador Este es una atinada iniciativa. Así lo desean numerosos ciudadanos que han escrito una propuesta al diputado Pelegrín Castillo, para que este sea el promotor del proyecto de ley en tal sentido.Es una forma de patentizar, para la posteridad, el respeto, el cariño y la admiración que el pueblo católico dominicano le demostró a ese amable pontífice, que nos visitó tres veces, honrándonos con ser los primeros en el inicio de sus históricos periplos por el mundo.En ese parque Mirador del Este ofició la misa conmemorativa de los 500 años del inicio de la evangelización, ceremonia que marcó la celebración, también histórica, de la cuarta asamblea de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM).Es, como se ve, un sitio apropiado para honrarlo con el nombre de un Pontífice que vino a nosotros con expresiones y muestras concretas de cariño y amor, y que nos dejó sabias enseñanzas para crecer como comunidad cristiana y como nación libre y civilizada.En su ámbito particular, la Iglesia dominicana ya ha bautizado, en su honor, mientras ejercía su pontificado, algunas aulas y parroquias, pero hace falta que el homenaje alcance una dimensión nacional, dándole su nombre no sólo a este parque tan hermoso y representativo, sino a otras instalaciones, plazas o avenidas en las que la presencia del Papa constituyó parte significativa de sus visitas.El nuestro fue un país privilegiado durante su pontificado, no solamente por sus visitas, en número que no igualan otros de nuestras dimensiones geográficas y poblacionales, sino en las decisiones que tomó para fortalecer cuantitativa y cualitativamente la Iglesia dominicana.Aparte de estas iniciativas, siempre nos tuvo en sus oraciones cuando alguna catástrofe ocurría en el país y nos afligía. Su solidaridad, en tiempos difíciles, resultó balsámica para nuestros espíritus atribulados.Calladamente, ofreció ayudas materiales para causas de la Iglesia o simplemente para necesidades de grupos humanos, que no se publicitan porque esa no es la intencion.Creemos que la carga de elementos históricos que se sintetizan en sus tres visitas, en los contenidos de sus discursos, en sus recuerdos dominicanos, amerita que se plasmen en ejemplos permanentes de evocación y de reconocimiento, como es cuando imprimimos su nombre en los rótulos de cualquier calle o avenida, en espacios abiertos o en edificaciones y templos.Por estas y otras razones, nos asociamos a la petición y creemos que el Congreso Nacional, ante tal proyecto, no vacilará en emitir la ley correspondiente que declare al Parque Mirador del Este, de la Capital, con el nombre del queridísimo y santo Papa Juan Pablo Segundo.
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