El “fiao” seductor de Petrocaribe
SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA. - El asunto está en dar al combustible el uso más provechoso posible, tanto para el desarrollo y la estabilidad del servicio de energía como para sostener otras fuentes de riqueza para el país. Pero no para quemarlo y desperdiciarlo paseando por las calles o consumiéndolo en otras actividades improductivas.
La necesidad de ahorrar combustibles y energía es un imperativo de la nación. No podemos seguir costeando importaciones petroleras carísimas, si los combustibles adquiridos no tendrán, al final, un uso productivo y rentable.
De nada vale desperdiciar carburantes si estamos pagando demasiado por ellos.
Sabemos que, producto de esa realidad, las importaciones y el consumo de los distintos combustibles han experimentado reducciones en lo que va de año. Excepto las de gas licuado.
El hecho de que Venezuela, a través de Petrocaribe, nos asegure suministros y el diferimiento de los pagos del 40 por ciento de la cuota autorizada, no nos libera de la obligación de pagar en efectivo, “al cascarazo”, como dice el pueblo, el 60 por cierto del valor del producto.
No debemos caer en la seducción de comprar más petróleo en estas condiciones, sólo porque sí, porque nos difieren el pago de un 40 por ciento del volumen importado.
Tarde o temprano, también habrá que pagarlo, y no se sabe si en condiciones más onerosas y difíciles que las actuales.
El asunto está en dar al combustible el uso más provechoso posible, tanto para el desarrollo y la estabilidad del servicio de energía como para sostener otras fuentes de riqueza para el país.
Pero no para quemarlo y desperdiciarlo paseando por las calles o consumiéndolo en otras actividades improductivas.
Por otro lado, nos preocupan las largas filas de automovilistas y motoristas comprando gasolina en recipientes plásticos para almacenarlos en sus casas, porque esto podría crear un caos mayor.
Se ha comprobado que muchos de esos conductores, para apaciguar el calor, mantienen los vehículos con el aire acondicionado encendido, gastando combustible. Con lo descuidados que solemos ser a menudo, ese trasiego de gasolina de los carros o los motores, podría ocasionar un accidente horroroso.
La población debe ser informada del riesgo, el peligro que significa guardar combustible para almacenarlo en residencias o para tenerlo en tanques o envases plásticos dentro de los vehículos.
Ese combustible no puede dejarse a la intemperie bajo el sol, ni dentro de las casas.
De todas maneras, creemos que es difícil aplicar un control de la venta en envases menores, ya que en este país son miles los ciudadanos que utilizan plantas eléctricas de emergencia que funcionan con gasolina o gasoil.
Conocer de antemano el destino de combustibles comprados en esos envases no es algo fácil. De ahí que, en medio de un proceso de racionamiento o ventas controladas por días y horarios, muchos se sientan tentados a eludir esas restricciones fomentando un mercado paralelo, en calles o carreteras.
El Gobierno tiene que examinar con profundidad todos los inconvenientes de su plan de ahorro de combustibles, para resolverlos de la manera más rápida y conveniente posible.
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