Thursday, March 23, 2006

“El carnicero de los Balcanes”

SANTO DOMINGO.-A la grupa de un falso “populismo” o de querer parecer simpáticos, muchos políticos han defraudado a sus pueblos , enganándolos con falsas apariencias de líderes nacionalistas, amigos de los pobres o redentores de masas.

Uno de ellos, cuyo rostro aniñado ocultaba la siniestra identidad de un verdadero genocida, fue Slovodan Milosevic, llamado “El carnicero de los Balcanes”, por las matanzas de kosovares y musulmanes balcánicos en Croacia, Bosnia y Kosovo.

Milosevic, según testimonios de quienes le conocieron, se ganó la simpatía y el corazón de millones de nacionalistas serbios por su discurso instigando el exterminio de los albaneses que ocupaban algunas porciones de la antigua Yugoslavia.

Mentía con mucho aplomo, despreciaba la vida ajena y las relaciones humanas, pero sin embargo pretendía lucir simpático banalizando las cosas serias, relajando con los asuntos graves y haciendo chistes de mal gusto.

Era un maestro de la ironía y por eso, cuando alentó las matanzas en Kosovo mas allá de los límites de la crueldad de una guerra cualquiera, la humanidad comenzó a pensar que el problema no era político, sino psicopatológico.

El problema era el hombre, el impostor, y su paranoia nacionalista, un tipo semejante a otros déspotas de antes y de ahora que, aupados por unos pueblos sedientos de cambios o llenos de frustraciones, llegaron como ángeles alados al poder y desde allí se convirtieron en fieras infernales, que dañaban o destruían todo a su paso.

Esos estrambóticos proyectos de supremacías étnicas, de limpieza de raza, o de cerril nacionalismo revolucionario que promueven esos “mesías”, han terminado en charcos de sangre y en más retrocesos para sus pueblos. Ahí está Saddam, antes estuvo Hitler, por aquí tuvimos a Trujillo y, uno tras otro, llenan una galería de bribones que han hecho inmenso daño a sus pueblos y a la humanidad.

Una de las causas del deterioro del sistema de partidos en América Latina es que los dirigentes defraudan, con sus actos, las esperanzas de sus pueblos.O pasándose por mansos corderitos, por chistosos o en exceso “populistas” y demagogos, han dado rienda a sus designios malvados, dejando una huella de luto, corrupción y retroceso en los pueblos a los que prometieron bienestar y progreso.

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