Sin propuestas para los jóvenes

SANTO DOMNGO.-El 60 por ciento de los ciudadanos aptos para votar en mayo son jóvenes menores de 25 años y, de esos, más de 300 mil sufragarían por primera vez en su vida.

Llama la atención, no obstante, que la campaña de los diez mil candidatos a “sacrificarse” por el bienestar de la patria, haya ignorado las expectativas y las realidades de la juventud dominicana.

Esa juventud, como la de gran parte de América Latina, tiene hoy poder de voto en sus manos para cambiar el panorama del poder público pero, extrañamente, esto no parecen advertirlo los políticos.

Pese a ese poder, la juventud atraviesa por un período de incertidumbre ya que, si bien se prepara académicamente para trabajar, no halla las oportunidades apropiadas de empleo y trata de emigrar.

Los jóvenes, como en Francia, están reclamando oportunidades y compensaciones al esfuerzo material e intelectual que han hecho para ofrecer sus talentos a sus sociedades.

Advertida de la necesidad de prestar mayor atención a los jóvenes, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, ha introducido un proyecto de ley que permite al Estado aportar el 50 por ciento de los fondos para, junto con cualquier empresa privada, crear empleos para la juventud.

Otros países se encaminan por esta fórmula, tratando de acelerar y masificar la incorporación de los jóvenes al quehacer productivo.

Aquí, empero, la campaña electoral ha estado vacía de propuestas para la juventud, pese a que los jóvenes integran la masa decisiva de votantes. Y cuando se descompone esta masa, es todavía más impresionante descubrir que la mayoría son mujeres.

Y lo que se ha visto, en los procesos internos de los partidos, es que la mujer ha sido excluida de muchas candidaturas a las que tenía derecho en virtud del sistema de cuotas.

Mucha propaganda gráfica, a menudo mostrando rostros alterados por un maquillaje electrónico, no subsana el imperativo deber de los candidatos de decirle al país los compromisos que asumirían, desde el Congreso o los ayuntamientos, en favor de una juventud que se frustra, se desgana y se deprime porque las autoridades no les allanan el camino hacia un destino mejor.

Esa es la gran paradoja de estas elecciones: que los candidatos ignoran las necesidades de la mayoría de sus potenciales electores.