Tuesday, June 14, 2005

Los empresarios en la mirilla

Este gobierno parece tener de los empresarios una pésima imagen: el Presidente dice que son los principales evasores del pago de la energía eléctrica.Y pide mano dura contra tales prácticas.
Para la Dirección General de Impuestos Internos, numerosos empresarios eluden pagar los tributos establecidos mediante ley, recurriendo en algunos casos a maniobras de ocultación de sus cuentas.
Para la Dirección General de Aduanas, lidiar con ciertos empresarios es su lucha inacabable pues, según ha dicho, hay muchos que todavía entran productos de contrabando, sin pagar aranceles.
Cuando no es evasión de impuestos, se acusa a los empresarios de ser renuentes al aumento de los salarios mínimos y a pagar contribuciones al Seguro Social.
Y, también, son los empresarios los blancos de las críticas que se formulan desde otros sectores cuando sus posiciones frente a la reforma fiscal difieren de las del Gobierno o de otros sectores de la sociedad. Este muestrario no es limitativo. Ilustra, a grandes rasgos, el bajo nivel de aprecio que tiene la clase empresarial, una imagen que, sin embargo, no es del todo consecuente con la realidad.
Se olvida, cuando se formulan estas críticas, que en el país el sector que más genera empleos estables es el empresarial privado. La suma de los impuestos que paga la usa el Gobierno, y no siempre el pueblo está satisfecho de la forma en que se invierten esos recursos.
A la hora de sustentar sus campañas políticas, los partidos y los dirigentes recurren a los empresarios para succionarles sus carteras, los “multan” con contribuciones en cenas, cocteles y otras actividades sociales o para sus convenciones.
Desde el poder esos mismos beneficiarios de las contribuciones tal vez se muestren algún día agradecidos de estas generosas aportaciones. Tal vez. Porque hay casos elocuentes que evidencian todo lo contrario. Eso no quita que, para ciertas necesidades del poder, tengan que ser llamados estos explotadores y evasores de impuestos para adelantar sumas multimillonarias para cubrir déficit en los presupuestos de instituciones públicas, para crear “pooles” bancarios, o para facilitar aeronaves o asumir el padrinazgo de sectores desatendidos, cuya responsabilidad es enteramente del Gobierno.
También los empresarios son puestos en la mira de aquellos que, desde sus curules o butacas de concejales, promueven iniciativas que, a sabiendas del impacto que tendrán en la rentabilidad o en los negocios de ese sector, suscitan urgentes “negociaciones” o “búsqueda de consensos”, para arreglar las cosas de la mejor manera.
Los empresarios tendrán que revisarse, porque el estigma de la trapisonda y el engaño les ha caído encima.
Desde que el Presidente de la República ha pedido mano dura contra ellos, por robarse la energía eléctrica, es poco lo que queda para espantarnos en este país.

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