Tuesday, June 28, 2005

No llevó cheques

SANTO DOMINGO, R.D.- La voluntad de hacer cosas y de terminarlas sólo se aprecia en la medida en que el Gobierno, dinero en mano, responde a las expectativas. Y si bien cae agradable a los oídos de los auditorios el anuncio de proyectos atractivos, productivos e impulsadores de empleos, de tales promesas no subsisten ni avanzan las comunidades


Nos contaron la anécdota de un viaje que quería hacer el Presidente a un pueblo del Cibao. Al consultar a una personalidad de ese pueblo, éste le advirtió:”Si no vienes con tres cheques, mejor no hagas el viaje”.

Llevar uno o dos cheques con sumas sustanciales, para que con ellos comiencen obras, es lo que gusta a los pueblos. No las promesas o los anuncios de obras futuristas o de planes grandilocuentes.

De eso están ya saturados.

La voluntad de hacer cosas y de terminarlas sólo se aprecia en la medida en que el Gobierno, dinero en mano, responde a las expectativas. Y si bien cae agradable a los oídos de los auditorios el anuncio de proyectos atractivos, productivos e impulsadores de empleos, de tales promesas no subsisten ni avanzan las comunidades.
El pasado fin de semana el Presidente estuvo en Puerto Plata.

Pero no llevó cheques.

Prometió trasladar el verterdero horrible que se encuentra a la entrada de esa ciudad, eje de un polo turístico que le genera al país aproximadamente el 25 por ciento de sus divisas, pero se teme que esta sea una solución a muy largo plazo.
También prometió la reparación del malecón, un paseo que da vergüenza no sólo por la destrucción de sus bancos y de su entorno, sino por el mal olor que despide en toda la zona el vertido de aguas negras .

Falta reparar las calles y avenidas de Puerto Plata, a fin de que luzca como debe lucir una ciudad turística, que ahora parece en ostensible abandono.

Pero para hacer estas y otras obras, prometidas por el Presidente, hace falta el cheque. O los cheques. Y de esto no hubo nada en Puerto Plata. Al menos para sus prioridades turísticas, pues es justo reconocer que hay un empeño del Gobierno por terminar el edificio de la extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, algo que se inició en su primer mandato (1996-2000) y que todavía no ha concluido.

Ante los ojos del Presidente

Cada día, cuando sale de su hogar y va a Palacio, el Presidente seguramente puede ver cómo una zona del Parque Olímpico Juan Pablo Duarte, concretamente al lado del cuartel policial, se va llenando de chatarras, en lo que parece ser un nuevo taller de mecánica de la Secretaría de Deportes. ¿No le duele, al Presidente, que se arrabalice el parque olímpico tan olímpicamente ante sus propios ojos?

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