Tuesday, July 12, 2005

Colmados, tras las rejas

SANTO DOMINGO.-Los colmados han sido, dentro de nuestra tradición, los ejes de la vida en los vecindarios, Pero ya están perdiendo esa condición. La causa: el terror provocado por los delincuentes.
El vínculo cotidiano entre el colmadero y los clientes ya no tiene el calor de antaño, pues muchos colmados han instalado rejas para protegerse de los ladrones.
Otros han optado por dormir dentro de los locales o agenciarse un local vecino para cuidar de cerca sus negocios.
La mayoría ha roto inclusive la costumbre de cerrar tarde, y ahora lo hacen más temprano, privando al cliente del vecindario de conseguir algo que necesita a esas horas.
En el país hay más de 60 mil colmados que, en promedio, manejan ventas entre 4 y 5 mil pesos.
En gran medida, son mitigadores de muchas necesidades humanas pues fían productos a los que no tienen el efectivo en ese momento. En tiempos de apagones, aquellos locales que poseen planta propia y televisores se convierten en un punto en el cual los vecinos se congregan para pasar mejor lo que pudiera ser un mal momento.
Pero los colmaderos no tienen protección de ningún género. Carecen de seguros de salud, no califican para obtener préstamos en la banca formal y, para colmo, ni el Programa de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa les facilitan a tiempo y en cantidades suficientes, el financiamiento que buscan para continuar operando.
Se les achaca la culpa de algo que ellos no producen ni manufacturan, es decir, de las subidas de precios de ciertos productos que ya vienen aumentados de origen, sea por el recargo cambiario o por otros impuestos.
Sin embargo, los colmaderos se quejan de que la Dirección General de Impuestos Internos les está aplicando una cuota de entre 700 y 800 pesos mensuales como anticipo a las ventas, algo que ellos no se explican, pero que tampoco se les ha explicado ni justificado.
Los robos frecuentes de sus negocios han tenido, a veces, saldos trágicos. En estos días mataron al dueño de un colmado dentro del negocio, en el cual dormía para no abandonarlo.
El problema de la energía, tanto la falta de luz como su encarecimiento tarifario, también perjudica la rentabilidad de sus negocios.
Pese a que constituyen un sector importante en la economía del país, sus representantes no son invitados al Diálogo Nacional. Van los del Consejo Nacional de la Empresa Privada, que no tienen el contacto ni la familiaridad con la crisis que se vive en los vecindarios día a día y probablemente no sean tan solidarios con las miserias de estas mayorías.
Fuera de su labor comercial, los colmaderos ejercen una función social, dada por los estrechos vínculos entre todos los del vecindario, ya que es allí donde afloran y se debaten sus necesidades, sin que se llegue a los extremos de los partidos políticos, cuyas pasiones se desencadenan y se resuelven a base de tiros, silletazos y pescozones.

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