El infierno del transporte público
SANTO DOMINGO, R.D.- La experiencia bogotana o de otras ciudades latinoamericanas puede sernos muy útil para cambiar el infierno que representa el actual sistema de transporte y, por consiguiente, para cerrar el grifo a los gastos multimillonarios en combustibles, cada vez más caros.
Más buses y menos carros, esa es la alternativa a la que debemos aspirar para rebasar el caótico, engorroso, estresante y costoso sistema de transporte público de nuestro país.
Con una premisa semejante, Bogotá, la capital de Colombia, hizo posible el cambio radical de su anticuado y agresivo sistema de transporte.
Ocurrió en la época de su entonces alcalde, Enrique Peñalosa, a quien se debe la iniciativa de crear el sistema conocido como Transmilenio.
Es un sistema de buses articulados que recorren vías dedicadas especialmente para ellos. La ciudad financió la construcción de esta infraestructura y adjudicó a empresas privadas el manejo de los buses y las estaciones.
El sistema comenzó a operar en diciembre del 2000 y resultó un éxito inmediato. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo explica que el costo fue de 300 millones de dólares y que los autobuses mueven más de 700 mil pasajeros diarios.
El metro de Medellín, otra ciudad colombiana, costó 3,500 millones de dólares y sólo mueve 250 pasajeros diarios.
La alcaldía bogotana, entusiasmada por el éxito del Transmilenio, lo está extendiendo para llegar a la meta de proveer transporte a todos los bogotanos en un radio de 500 metros de sus viviendas. Pero la reforma no sólo implicó crear esta red de autobuses.
La guerra contra los carros iba más allá de un plan para despejar vías y aceras. Era el fruto de la convicción de que las grandes ciudades no podían seguir siendo estructuradas sobre la base de sus ejes viales.
Comprendieron que la alcaldía y el Gobierno nacional gastaban demasiados recursos en facilitar estructuras para carros y vehículos de todo tipo, en desmedro de la calidad de vida de sus habitantes, que cada día iban perdiendo más espacios para su recreación y solaz.
La ciudad creó ciclorutas para bicicletas, prohibió que los carros se estacionaran en las aceras, creó paseos peatonales, y comenzó a transformar su viejo esquema del transporte.
Toda esa red vial anterior existía sólo para permitir el tránsito del 20 por ciento más rico de la ciudad que circulaba en automovil privado.
Era un modelo clasista, que beneficiaba a los acomodados pero no a los pobres, que son los más. Ahora es otra cosa, pues el Transmilenio masifica la movilización, sin necesidad de abrir más vías y quitar a la población los espacios que se merece para desarrollarse.
Como decía Peñalosa, es preferible más espacios para los niños que para los carros.
La experiencia bogotana o de otras ciudades latinoamericanas puede sernos muy útil para cambiar el infierno que representa el actual sistema de transporte y, por consiguiente, para cerrar el grifo a los gastos multimillonarios en combustibles, cada vez más caros.
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1 Comments:
No solamente el transporte publico es un caos total en este infierno en el que vivimos los dominicanos sino el transporte en general. Pero uno de los problemas mas serios y quizas mas caros que tiene este pais es las calles llenas de hoyos, crateres, tutumas y zanjas, lo cual atrofia nuestros humildes y viejos vehiculos que usamos los dominicanos atrofia las puntas de ejes, los aros, y deguavina nuestros vehiculos en general. Las calles destruidas tambien conducen a agresividad y violencia en los conductores. El sistema de multas tan obsoleto, y tan deficiente, porque sin multas sin un derecho coercitivo los choferes privados y publicos van a seguir manejando a lo loco, a hacer lo que le de la gana, y otros factores como los semaforos destruidos, el pais apagado, la infraescturua urbana destruida, los palos de luz, las aceras, el tendido electrico y otras cosas de la parte fisica de la ciudad destruida y en un estado de decadencia, todo eso contribuye a que transportarse de un sitio A a B en este pais sea un caos y bloquea el desarrollo fisico, economico y mental de la poblacion de la Republica Dominicana en general. hasta que aqui no se haga como cuando Trujillo que se asfalten con minimo 6-12 pulgadas de asfalto, funcionen los semaforos, se imponga un sistema de multas, y se bajen los aranceles de los vehiculos porque como nosotros no somos narcotraficantes por ende no tenemos millones para comprar vehiculos cada 6 meses, el pais no va a progresar
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