El carrito chocón
SANTO DOMINGO,REPUBLICA DOMINICANA.-Como presidente de la Refinería Dominicana de Petróleo, Arístides Fernández Zucco ha puesto en claro que no todo es color de rosa en nuestros tratos petroleros con Petrocaribe.Esas verdades han sacado de casillas al embajador venezolano en el país y a sus mancebos del Gobierno dominicano.Fernández Zucco había advertido que el acuerdo de suministro de petróleo bajo Petrocaribe no estaba funcionando como se decía, y esto fue el detonante para que el embajador Belisario Landis, que ha actuado aquí como el carrito chocón de la diplomacia chavista, denunciara una inexistente conspiración contra Petrocaribe. Ese señor ha sido conflictivo y talvez tenga sus razones. Pero al acudir a los medios de comunicación y dar un show político con sus exageradas denuncias, se olvida que el Presidente de la nación a la cual él representa no va muy lejos para echarle un boche a cualquiera que, en su apreciación, intervenga en sus asuntos internos, aun se trate del embajador o el Presidente de los Estados Unidos.En el caso que nos concierne, no ha habido por parte de Fernández Zucco ni de la prensa dominicana, en sentido general, una actitud de irrespeto hacia Venezuela ni su gobierno en el manejo de estas verdades que muchos, en la administración actual, no se atreven a exponer por el exagerado culto que rinden a Chávez por una supuesta “extremada generosidad” en el suministro petrolero, como si fuese el único e inevitable suplidor nuestro.Hay formas, hay normas y hay vías para trasmitir cualquier queja, y el embajador sabe que ese canal es la Cancillería, pero prefirió acudir a la prensa que, por suerte no está acogotada por una ley mordaza como en su país, para hacer imputaciones excesivas y desbocadas contra sectores nacionales. Pese a este espectáculo, es preciso dejar sentado que las relaciones de hermandad y solidaridad entre Venezuela y República Dominicana están por encima de las beligerancias de un embajador que pretende actuar como procónsul y por encima del conflicto creado por un grupo de oportunistas que quieren agenciarse no sólo el pago del transporte del combustible, sino la comisión que esto representa en un negocio multimillonario y apetecible para aquellos que sólo buscan grandes tajadas en ese reparto. Petrocaribe abre una oportunidad para adquirir petróleo en condiciones de financiamiento bastante flexibles, pero no por ello ha de constituirse en la nueva deidad frente a la cual tenga que arrodillarse este gobierno y esta nación, como para aceptarle rabiacas o excesos a este o a cualquier embajador entrometido.Todavía falta concretizar los acuerdos verdaderos para que las transacciones petroleras se den según las condiciones establecidas en ese pacto de cooperación energética. Un pacto que, por cierto, tal como dice la declaración firmada por varios gobernantes, entre ellos el Presidente Fernández, es la respuesta al “contexto económico internacional “injusto, heredado del colonialismo y el imperialismo impuesto por los países desarrollados y ricos” y al “enorme despilfarro de las sociedades consumistas”de este mundo. Así como se lee.
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