Friday, September 23, 2005

El plan pastoral para Santiago

SANTO DOMINGO, RD.- El plan de pastoral resultará la plataforma adecuada para fortalecer la vida espiritual y moral de los fieles católicos y para comprometerlos aún más en el servicio a su país. Y en esto hay que dar el mayor respaldo y calor a monseñor De la Rosa y Carpio para que lleve adelante, con muchos frutos, este inmenso reto misionero.


La Arquidiócesis de Santiago está inmersa, como lo hizo en su momento la de Santo Domingo, en el cuidadoso proceso de diseñar su pastoral para los próximos 30 años.

La pastoral no es más que la suma de tareas orientadas hacia la promoción de los dones y talentos que tienen sus millares de fieles y colocarlos al servicio de la fe y de la sociedad. En cada iglesia particular, y la de Santiago es una, el principal responsable de llevar a cabo la pastoral de evangelización en lo social es el arzobispo, asistido por todos los sacerdotes, los religiosos y religiosas y los fieles laicos.

Como dijo el evangelista Juan, la Iglesia camina junto a toda la humanidad por los senderos de la historia, vive en el mundo y sin ser del mundo está llamada a servirlo siguiendo su propia e íntima vocación.

La pastoral es el plan destinado a defender y exaltar la dignidad humana, a estrechar más la relación de todos los fieles con Dios y a profundizar sus compromisos con el mejoramiento de la sociedad dominicana. El ilustre y apreciado arzobispo de Santiago, monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, está súper animado con este gran reto. Y esto lo ha llevado a fortalecer a las comunidades religiosas de su provincia y a ponerlas a trabajar para resolver algunas necesidades sociales.

Pero la Iglesia, sola, no puede echarse encima toda la carga de penurias que encuentra a cada paso, en cada rincón y en muchos corazones, en su constante peregrinar por el mundo.

Monseñor De la Rosa y Carpio está tratando de continuar las grandes obras sociales de sus antecesores, Hugo Eduardo Polanco Brito, Roque Adames y Juan Antonio Flores en una arquidiócesis que ya atiende a un millón de personas. Su proyecto es formar cien nuevos sacerdotes para que se ocupen de atender a esta grandiosa feligresía, cada vez más ansiosa por encontrar iglesias para la unidad en la comunidad y para la alimentación espiritual a través de la fe.

El hecho de que el plan pastoral tenga un horizonte de largo alcance —30 años— es prueba del enorme desafío eclesial, pero también de la necesidad de dar respuestas a las crecientes necesidades de una población en dinámico crecimiento.

El arzobispo de Santiago está muy preocupado por los derroteros que parece andar el país y percibe que hay gran deseo de oración en las gentes para que, mediante el auxilio divino, se limpie el camino de tantos obstáculos. La gente está soportando la crisis existencial marcada por muchos factores, pero a juicio de monseñor De la Rosa y Carpio, “no ha tirado todavía la toalla”, es decir, no se rinde ante las adversidades.

El plan de pastoral resultará la plataforma adecuada para fortalecer la vida espiritual y moral de los fieles católicos y para comprometerlos aún más en el servicio a su país. Y en esto hay que dar el mayor respaldo y calor a monseñor De la Rosa y Carpio para que lleve adelante, con muchos frutos, este inmenso reto misionero que Dios le ha puesto.


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