Saturday, October 29, 2005

¡Cuiden a ese hombre!

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-Si con el ex coronel y con otros implicados se han desplegado extraordinarias medidas de seguridad cada vez que son llevados al tribunal o a la cárcel, es sospechoso que en el momento de los plazos fatales de la extradición, este hombre aparezca desprovisto de la máxima protección

Para la justicia norteamericana, el ex coronel policial Lidio Arturo Nin Terrero es una pieza clave en el juicio que se abrirá dentro de pocos días a Quirino Ernesto Paulino por narcotráfico y lavado de dinero.
La jueza Kimba Wood, a cargo del proceso, ha dicho que este ex oficial detenido ahora en la cárcel de Najayo y solicitado en extradición por la justicia de Estados Unidos, es un testigo vital y fundamental.
Por tanto, de su comparecencia a juicio en Nueva York –cuyas audiencias se inician el día 4 de noviembre– podría depender el curso final del proceso.
Así que constituye una obligación ineludible de las autoridades dominicanas proteger la integridad y la vida misma de este imputado, para evitar que por la importancia clave de su testimonio sea susceptible de un atentado o de cualquier otra descabellada acción de quienes temen a lo que pueda revelar sobre las operaciones por las cuales se le acusa junto a otros personajes ya extraditados.
Toda esta preocupación surge por el hecho, descrito en una nota por el periódico El Nacional de !Ahora!, de que en su reciente traslado a la sede de la Suprema Corte de Justicia, el ex coronel Nin Terrero lucía desprotegido.
Es decir, sin casco protector y montado en la parte posterior y descubierta de un camión, algo que no ha sido usual en los traslados de presos de esta categoría, ni específicamente en el caso del ex coronel.
Considerando que la Suprema está a punto de anunciar su dictamen sobre la solicitud de extradición de Nin Terrero, todo el esmero que pongan las autoridades de su custodia para preservar la vida del testigo de cualquier locura o aventura que pudiera pasar por la mente de algún desesperado, es pertinente y crucial.
Al ser apresado en el interior de un camión que transportaba, según las autoridades, un millonario cargamento de drogas que se dirigía a una empresa de zona franca de Santiago, hay que suponer que el imputado podría manejar información de extrema importancia sobre la red desmantelada, sobre complicidades reales hasta ahora no conocidas y tal vez sobre otros asuntos vinculantes que todavía no se ventilan en la opinión pública.
¡Cuiden a ese hombre!
Y no sólo por su condición de testigo o pieza clave en el juicio, sino por su propia condición de humano cuya vida debe ser protegida y cuidada no importa la magnitud del delito que se le haya imputado y que habrá de probarse o descartarse en un juicio contradictorio.
Si con el ex coronel y con otros implicados se han desplegado extraordinarias medidas de seguridad cada vez que son llevados al tribunal o a la cárcel, es sospechoso que en el momento de los plazos fatales de la extradición, este hombre aparezca desprovisto de la máxima protección, en franca y abierta situación de vulnerabilidad, como dejado a su suerte.
Insistimos: ¡Cuiden a ese hombre!

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