El llamado del Presidente
SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-Al clausurar el seminario sobre los retos de la economía, el presidente Fernández abrió una puerta al diálogo para tratar de salvar la reforma fiscal en el Congreso.Al apelar a la unidad nacional para enfrentar estos retos económicos, el mandatario expresó su disposición de buscar un entendimiento con todos los sectores que han objetado partes de la reforma.Creemos que el mismo seminario, de dos días de duración, que permitió al Gobierno ofrecer un vistazo general a la situación del país, constituyó en esencia un esfuerzo de apertura para el conocimiento directo de otras opiniones y visiones que se tienen desde fuera del Gobierno.Aplaudimos la muestra de “flexibilidad y disposición al diálogo”, expresada por el Presidente en sus palabras de clausura, y entendemos que a ella debe seguir, sin demora, una convocatoria general para redefinir dicha reforma.Estuvo muy claro en el seminario, que hay sectores que ameritan de un trato mejor, antes que penalizante, para que las fuentes de divisas que ellos generan y sus niveles de competitividad, no se malogren.Se han presentado algunas fórmulas que pueden ayudar al Estado a recaudar lo mismo o más de los ingresos que dejará de percibir por la vía de la comisión cambiaria, cuando entre en vigor el TLC con Estados Unidos y Centroamérica.Estas fórmulas pueden ser discutidas y ponderadas, conjuntamente con otras alternativas menos dolorosas para el pueblo, en un ambiente de diálogo que no esté totalmente bajo el control directo de fuerzas políticas en pugna.Convendría al Gobierno, que no ha tenido mucho eco a favor de la reforma que ha diseñado, mostrar la flexibilidad que proclama el Presidente para que, en una nueva ronda de exámenes al proyecto, se llegue al esperado consenso, al consenso real y no facial ni publicitario.Un diálogo de esta naturaleza también podría servirle al Gobierno para encontrar acompañantes, endosos y apoyos a sus esfuerzos por renegociar los contratos leoninos con las empresas generadoras y distribuidoras de energía.En este sentido, es previsible que encuentre el mayor respaldo de la nación, que no soporta ya tantas injusticias ni incongruencias con un servicio costoso, irregular y poco confiable, lo que pone en peligro la continuidad de la estabilidad macroeconómica.El factor energía, el tema de las divisas, las perspectivas de un petróleo siempre más caro, son las verdaderas amenazas a la estabilidad del país y en esto el Gobierno no puede perderse buscando o espantando otros “fantasmas”, o tratando de tomar el rábano por las hojas, perdiendo aliados importantes en este esfuerzo.Si se distrae o se deja llevar del miedo y del pánico aventado por sus propias casandras, que ven esos “fantasmas” hasta en las sopas de letras, puede perder la justa perspectiva y el “timing” decisivo para mantener al país en un derrotero seguro, estable, confiable y fructífero, como todos lo queremos.
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