La mejor manera de fortalecer el Gobierno
SANTO DOMINGO, RD.- Es destacable la labor que está realizando el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), que en este gobierno del Presidente Leonel Fernández se ha venido fortaleciendo y ha abierto sus puertas para que los servidores públicos se preparen para dar un mejor servicio a los ciudadanos.
Un periodista fue a una oficina pública para solicitar una certificación que necesitaba. Estuvo esperando para ser atendido por mucho más tiempo del que era lógico.
Se dirigió, entonces, a uno de los empleados de dicha entidad. La respuesta fue displicente y desatenta. Situaciones como estas acontecen a diario en las instituciones estatales, pues muchos empleados públicos no entienden que son y deben ser “servidores públicos”.
Muchas veces al hablar de modernización de la gestión pública se piensa en comprar computadoras o en poner acondicionadores de aire en los edificios estatales.
Si bien estas iniciativas son importantes, lo más prioritario debe ser la generación de una nueva mística de servicio público por parte de quienes integran las oficinas del gobierno.
El ciudadano muchas veces se encuentra con servidores públicos abúlicos, perezosos, malhumorados, ignorantes de las funciones, reglas, normas y objetivos de su propia institución.
Es destacable la labor que está realizando el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), que en este gobierno del Presidente Leonel Fernández se ha venido fortaleciendo y ha abierto sus puertas para que los servidores públicos se preparen para dar un mejor servicio a los ciudadanos.
Ha llegado a nuestras manos una publicación que recoge la Rendición de Cuentas del INAP 2004-2005.
Llama la atención la gran cantidad de cursos y seminarios que ofrece el INAP, incluyendo videoconferencias periódicas con especialistas de prestigio internacional, así como los avances tecnológicos que permiten a los empleados públicos tomar clases en el INAP por Internet, desde sus oficinas y hogares.
La lectura del documento refleja que se trata de una entidad pequeña, tanto en número de empleados como en presupuesto, por lo que es necesario que el Gobierno le otorgue mayores recursos.
Naturalmente, la labor del INAP va de la mano con un cambio de cultura política nacional. Hay que romper ese criterio ancestral que estima como un esfuerzo vano la preparación de servidores públicos.
Hay que desarraigar la creencia de que no “no vale la pena” capacitar a los empleados públicos, porque su permanencia en el puesto depende de las contingencias políticas que traen las elecciones.
Mucho se habla en este país de reforma, de cambios, de progreso.
La verdad es que no puede haber reforma sin reformadores y no habrá progreso sin técnicos capacitados que desde el gobierno tengan los conocimientos y dominen las técnicas de gestión apropiadas para implementar esas políticas públicas que traerían progreso.
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