Monday, December 12, 2005

¿Quién traza las prioridades del país?

SANTO DOMINGO, RD.- El divorcio entre los planes y los ideales y las obras o realizaciones concretas es lo que alimenta la frustración del país, la que en cada torneo electoral se manifiesta en abstención o en acrecentada desconfianza hacia los partidos políticos y sus representantes.


Nadie sabe en realidad quién decide las prioridades del país y por eso no es raro ver cuán incongruentes son los programas que ofertan los partidos y sus candidatos en tiempos electorales y lo que finalmente hacen o pueden hacer cuando llegan al poder.

La inconsistencia entre las ideas y las acciones concretas se manifiesta a todos los niveles.Comenzando por los mismos legisladores.

Estos escurren el bulto a menudo para no aprobar o introducir leyes que la sociedad entiende necesarias.

Por eso, prometen en las campañas numerosas iniciativas y cuando asumen sus curules, éstas se olvidan, pierden interés o se desvanecen, y chocan con la realidad de que una cosas es lo que piense el legislador, como individuo o agente de un partido, y otra la que el partido, como entidad, o algún bloque congresional, como grupo, crea que es lo que va.De ahí que cada vez se desploma la imagen de que ellos “representan” al pueblo, porque en los hechos no es así siempre.

Lo mismo pasa a nivel del Poder Ejecutivo. Se anuncian y se prometen obras, y resulta que para éstas no aparecen siempre los fondos suficientes, o los programas presupuestados por las secretarías de Estado no llegan a cumplirse a cabalidad, por esa mismas insuficiencia de recursos. O porque las prioridades cambian de un día para otro.

El resultado de estas incongruencias es que el país marcha hacia el futuro sin planes consensuados y acordes con la evolución del tiempo o de las condiciones socioeconómicas del país.

El divorcio entre los planes y los ideales y las obras o realizaciones concretas es lo que alimenta la frustración del país, la que en cada torneo electoral se manifiesta en abstención o en acrecentada desconfianza hacia los partidos políticos y sus representantes.

Esta realidad es lo que justifica la idea de concertar un pacto social, tal como lo propuso el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, que nos permita fijar las prioridades elementales y envolvernos en el compromiso serio de cumplirlas, sea quien sea el que esté en el poder o en el control del Congreso.

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