Tuesday, April 18, 2006

Un periodista asesinado

SANTO DOMINGO.-Si horripilante fue su muerte, más lo es la extendida sensación de que el asesinato del periodista Jhonny Martínez pudo ser obra de narconegociantes que operan en San Cristóbal.
Las aprehensiones en este sentido parecían confirmarse anoche, tras la implicación de un agente de la Policía en el crimen. Preliminarmente se sospecha que existen vínculos entre el acusado y los narcos que operan en un sector llamado Colombia.

Martínez es el periodista número 20 que muere brutalmente en lo que va de año en el mundo a manos de fuerzas oscuras, intransigentes y poderosas, que desdeñan la libertad de expresión y que aborrecen a los que denuncian sus actos malvados.

El crimen, por sí mismo, habla de la vesania, la locura y la insensibilidad de sus autores, independientemente de la razón y las motivaciones que los impulsaron a matarlo de 23 puñaladas, fracturándole inclusive sus dos piernas.

Es un crimen atroz que tiene muchas lecturas, la principal de las cuales es, evidentemente, la de acallar una voz que no se doblegó nunca para denunciar las acciones de los narcotraficantes, y de un ciudadano que no temió a los riesgos de su propio trabajo, el de asistir a las autoridades judiciales de su provincia en la lucha contra el narcotráfico y otros delitos.

En iguales condiciones que Jhonny Martínez han caído otros periodistas en el mundo, especialmente en América Latina, víctimas de las maquinaciones de fuerzas del poder, de las guerrillas o del narcotráfico y las demás mafias.

La frecuencia y el salvajismo con que se cometen estos crímenes han dado lugar a que los periodistas asuman múltiples mecanismos de autoprotección y defensa de sus vidas.

México es ahora, como lo fue Colombia en su tiempo, país peligrosísimo para el ejercicio del periodismo. Y nosotros también podríamos caer en esa esfera, porque el fenómeno se está dando allí donde florecen mercados de drogas y donde las autoridades lucen, frente a los delincuentes, miedosas y timoratas para enfrentarlos.

Cuando dejan solos a los periodistas en esta lucha, indefensos, a su propio riesgo, los asesinos dan sus zarpazos letales y poco a poco van logrando atemorizar a la población y a arrinconarla, para que jamás se les interponga en su sucio negocio.

El horrendo asesinato del periodista Jhonny Martínez es un episodio preocupante, que nos consterna a todos.

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