Monday, May 22, 2006

Todo el mundo lo sabe ya




SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Parecería una paradoja, como las tantas que se dan en nuestra sociedad, pero es una realidad que espanta.

Todo el mundo sabe ya, en todas las comunidades - grandes y pequeñas - quiénes ganaron y quiénes perdieron. Los únicos que parecen no saberlo - o prefieren ignorarlo - son los funcionarios depositarios de la documentación del proceso y los perdedores.

Es innegable que la boleta que se ha diseñado es de difícil interpretación para el ciudadano que debe votar, además de que provee graves dificultades en el proceso de recuento de los votos.

Es suficiente con tres elecciones legislativas y municipales para comprender que este tipo de embrollo en las boletas es irresistible, además de que crea problemas innecesarios y previsibles. Lo que se impone es modificar cuanto antes esta forma de votación.

Con estas elecciones queda más que demostrado que el ciudadano sí puede - aún frente a todos los recovecos que se han inventado los jefes partidarios al imponer estas boletas - elegir claramente y desechar a quiénes les resultan indeseables.

Esta boleta interrumpe el deseo del ciudadano de alcanzar una real representación.
La boleta debe ser hecha por estamentos de representación para que cada demarcación sepa por quién vota. Se tiene ya que abandonar la idea de que el voto se le debe dar en parte al partido o que el partido tiene derechos adquiridos por sí. La Constitución establece que la base del poder está en el pueblo y en la decisión de ese pueblo de expresarla por medio del voto directo o a través de sus representantes.

Hace años que aprendimos que las boletas “de arrastre” interrumpían esa representación y la hacían oscura e indefinida.

Con la reforma de la boleta se quiso alcanzar una mayor representación, pero ahora están por medio las ambiciones de las dirigencias de los partidos que aún piensan y actúan con métodos que se suponían superados.

Estas elecciones recién pasadas demostraron que la población supo diseñar la dirección de su voto. Hay comunidades donde esa disección está claramente establecida y esto debe respetarse.

Es imposible permitir ahora que los retrogradas y los acuerdos de aposento quieran imponer “soluciones”. La solución es la que se expresó en las urnas, la que ya es conocida en toda la población.

Los partidos deben hacer sus reclamos. A eso tienen derecho como se los reconoce la ley. Pero esos reclamos deben hacerse tras terminar el conteo de los votos.

Es mejor que los políticos comiencen a acostumbrarse a la expresión libérrima del voto popular. Es, en ocasiones, un trago amargo, pero nadie puede evitar apurarlo.

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