Más razones para una reforma constitucional
SANTO DOMINGO.-En una época en que el sistema de partidos se ha agrietado y nuevos actores influyen más que antes en la conducción del Estado y la vida de un país, una reforma constitucional que procure amoldar esas novedades al ordenamiento de una nación es más que imperativa, es necesaria y vital.
Las formas de expresión en nuestra democracia todavía están limitadas.El pueblo necesita de otras herramientas constitucionales, como el referéndum o el plebiscito, para que la voluntad del ciudadano, en demanda de cambios o giros en nuestras políticas sociales y económicas y en el fortalecimiento del Estado de Derecho, pueda plasmarse sin temor a maniqueísmos politiqueros.
Una prueba de esa necesidad de herramientas nuevas para la toma de decisiones cruciales de carácter nacional o internacional la tenemos ahora, en el contexto del proceso electoral.El ciudadano cumple un deber, vota correctamente, en libertad, pero su voluntad puede ser torcida o manipulada por un tribunal, generalmente integrado por jueces parcializados y de poca confiabilidad general, y en el uso de sus potestades quitan y dan votos a su mejor parecer.
La ausencia de estas herramientas se subsana, relativamente, con los inmensos poderes que se le otorgan a un Presidente de la República, pero en todo caso esa omnipotencia no resulta suficiente o a veces ni siquiera eficaz, para corregir un rumbo que el país estima equivocado.
El papel del Estado y sus reales límites tiene que ser redefinido en una reforma constitucional que distribuya razonablemente sus cargas que, a menudo, no las cumple o no las soporta.La sociedad moderna se mueve hacia otros horizontes y es preciso establecer planes de largo alcance, inviolables, que aseguren su cumplimiento en el tiempo, sobre la base de políticas aceptadas por la mayoría y respetadas por los gobernantes, en la medida en que se turnan en el ejercicio del poder.
Aquí cambian las prioridades cada cuatro años y aún en cada cambio ministerial, lo que supone una seria falla en la conducción de los asuntos nacionales.Y la culpa está en la temporalidad con que los poderes del Estado asumen esas responsabilidades.
Son muchas las razones por las cuales se hace indispensable acometer la reforma constitucional que le propone al país el Presidente Leonel Fernández, un gobernante que, con su visión, ha sabido adelantarse al desafío de los nuevos tiempos y a las exigencias del mundo globalizado.
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