Sunday, January 29, 2006

Del monocultivo al ‘‘monoservicio’’




SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Hasta hace tan sólo unos pocos años, la caña de azúcar fue ‘‘la espina dorsal’’ de la economía nacional. Se llegó a decir que sin caña no hay país. Un concepto algo extraño, al parecer sin mucho asidero histórico, porque hubo país antes de que la caña fuera tan fundamental en la economía y aún mucho después que dejó de serlo.

Fidel Castro, en su afán de criticar a los Estados Unidos, acusó a las empresas de capital norteamericano de habernos convertido a las islas del Caribe en dependientes de un solo cultivo. Esto es, éramos países de ‘‘monocultivo’’.

Ahora, parece que todos sentamos nuestras esperanzas - que en ocasiones parecen exageradas - en el turismo. Esto es, parece que ahora nos encaminamos al ‘‘monoservicio’’.

En el afán por aprovechar todo cuanto puede ofrecer nuestro país para atraer riquezas a través de los visitantes extranjeros podríamos estar perdiendo de vista que dejamos de hacer otros importantes desarrollos que podrían mejorar nuestras condiciones de vida y asegurar la prosperidad del país.

Además, en el afán de explotar ‘‘las bellezas naturales’’ estamos, muchas veces, destrozándolas y, en consecuencia, anulándolas en relativamente corto tiempo para que sean una fuente de riquezas permanente, como ya ocurrió en algunas de las áreas que en el inicio de nuestro ‘‘boom’’ turístico tuvieron un gran potencial.

Es cierto que nuestro país tiene potencial para el desarrollo del turismo aprovechando las enormes ‘‘ventajas comparativas’’ de una moneda relativamente barata, clima y gente encantadores. Pero todo con mesura es más ventajoso.

En el camino de hacer que la naturaleza trabaje por nosotros hemos olvidado desarrollar el factor humano para que alimente esa riqueza que es el turismo.

No obstante este formidable potencial que reconocemos aún inagotado, es importante que se mire hacia otros muchos aspectos de nuestras potencialidades que se desprenden de nuestra gente, de nuestra situación geográfica, de nuestra agricultura, de nuestra minería y de nuestra cultura.

Como nación con la experiencia en el monocultivo que resultó no ser tan “espina dorsal”, puesto que se rompió y aún estamos de pie y caminando, es fundamental que aprendamos a escoger oportunidades y a potenciarlas.

Nuestros líderes sociales deben comenzar a hurgar en estas potencialidades y a exponerlas como elementos para que la Nación pueda continuar avanzando y abriendo oportunidades a la población que muchas veces pierde la fe en el país y se lanza a la aventura de la emigración precaria con riesgo de la vida.

Los economistas llamaban a esto hace un tiempo ‘‘encontrar un nicho’’, una forma de definir el aprovechar una posición para desde allí establecerse y operar.

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Thursday, January 26, 2006

Alerta ante el problema de la tuberculosis

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-En Asia y luego en los Estados Unidos se descubrió una poderosa microbacteria que produce la tuberculosis y que se ha hecho resistente, pero muy resistente, a cualquiera de los antídotos conocidos.Parece ser que en el país se han detectado más de 100 casos de este tipo en pacientes que han abandonado los tratamientos originales, situación que ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias.Para dentro de dos semanas se abrirá un centro especial en el hospital Juan Pablo Pina, de San Cristóbal, que se ocupará de darle atención a esos pacientes.Los fármacos existentes que pueden ser eficaces cuestan alrededor de 5 mil dólares y para aplicarlos es necesario que los pacientes estén internados bajo vigilancia continua.Esto nos da una idea de lo delicado, lo costoso y lo lento que será ese tratamiento de primera línea.Y nos obliga a redoblar los programas de educación y prevención, a fin de evitar que los más de 80 mil dominicanos que padecen la enfermedad vayan cayendo, paulatinamente, en la lista de los multirresistentes.Esto implicará disponer de mayores recursos para que un problema de este tipo no se redimensione.Sabemos que la publicidad negativa que se genera a partir de una situación como esta puede influir en el mercado turístico.De ahí que no incurramos en descuidos y desatenciones frente a pacientes que muestren las señales de vulnerabilidad frente a la poderosa microbacteria que se ha descubierto.La Organización Mundial de la Salud está auxiliando al país en la instalación del centro especial de San Cristóbal y en los programas de ataque a esta resistencia.Considerando que aquí tenemos alta prevalencia del VIH y que, por múltiples causas, se expanden con rapidez los virus y las enfermedades contagiosas, no podemos dormirnos con este problema.En el caso de la tuberculosis, el contagio es fácil y esto ha sido demostrado por estudios de la OMS en Ginebra, Suiza, que colocan al país en la llamada “clasificación roja” de alta prevalencia.Hay que suponer que con la crisis permanente que existe en los hospitales dominicanos, por insuficiencia de recursos y a veces por discontinuidad en programas de salud, el problema de la tuberculosis se ha agravado.Y si ya tenemos detectada la presencia de estas bacterias resistentes a fármacos simples y combinados que obligan al internamiento de pacientes, cosa que antes no era necesario, con razón debemos estar más alertas de la cuenta.

Friday, January 20, 2006

Los niños de la calle

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-El respeto a la dignidad de los niños está consagrado en nuestra legislación, pero hasta ahora ha sido insuficiente lo que hemos hecho para garantizar protección a todos sus derechos inalienables.Las pruebas más sólidas revelan que en el país todavía se emplean centenares de menores en tareas duras o ingratas, millares pertenecen a familias desunidas o castigadas por la pobreza, y la mayoría no tiene acceso a la educación ni a una buena alimentación y cuidados de su salud.Aparte de esto, ha crecido el uso de menores para actividades ilícitas, como “mulas” del narcotráfico, para el negocio de la pornografía, para la prostitución y para actos que verdaderamente les hieren su dignidad como seres humanos.Un fenómeno derivado de estas carencias es el de los llamados “niños de la calle”, que tienen que exponerse a las terribles faenas de buscar su supervivencia a través de limosnas, de vender su trabajo o de integrarse a la delincuencia, o sencillamente trabajando en algunas tareas domésticas o comerciales.Deambulan por las calles sin contar con un hogar seguro, o amanecen en ellas porque sus casas están muy lejos de los ambientes en los que se mueven.La vida callejera desvía a muchos y los hace caer en la drogadicción y hasta en el crimen.Nuestra legislación más reciente consagra la protección de sus derechos, inclusive frente a sus padres. Muchos casos de abusos contra los menores han sido llevados a la justicia desde que existe esa ley.Independientemente de la ley, en el país han existido entidades y patronatos que luchan por dar albergue, educación, salud y alimento a miles de ellos, pero no tienen recursos suficientes para abarcar a todos los que están en esa situación.Ha sido una iniciativa muy apropiada y oportuna la del Conani y otros organismos, al disponer la recogida de los menores de las calles y reacercarlos a sus familias.La idea es que sean los propios padres los que asuman realmente la responsabilidad de atenderlos, según el principio universalmente reconocido de que su principal derecho es nacer en una familia verdadera.Y por más precariedades y dificultades que tenga la familia, esta dignidad y esta premisa debe estar por encima de todas.El Estado también está obligado a garantizar un mínimo de condiciones que favorezcan su desarrollo integral, pero tal responsabilidad nunca se cumple como Dios manda.El esfuerzo de recoger a los niños de la calle y de educar a sus padres para que no los abandonen es un acierto del Conani, una institución que sí ha dado muestras de su perseverante y amorosa atención a tantos menores desafortunados.

Thursday, January 19, 2006

La tropa sobornada

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-Al rendir su informe sobre la tragedia de los haitianos que murieron asfixiados en un furgón, la comisión investigadora ha implicado a 10 civiles y 7 soldados en el tráfico ilegal de indocumentados.Y lo más relevante del informe –una verdad que muchos saben– es que reconoce indicios de que los soldados recibieron dádivas de los traficantes para permitir el paso del camión por la frontera.Esta admisión subraya la vulnerabilidad de la fuerza que ha sido destacada para proteger la frontera y hacer cumplir las leyes que, por una suma de pesos o sabrá qué otras prebendas, entra fácilmente en contubernio con los mafiosos.Si esto sucede en una cadena de puestos militares con un camión que nadie revisó, lo mismo ha de suponerse que pasa con armas, drogas y otras mercancías que se introducen de contrabando en esa zona.La solución no parece radicar en un número mayor de soldados de vigilancia o control, sino en una depuración del personal que vaya a cumplir esa misión y que se certifique que está apto para no incurrir en esas complicidades.A pocos días de descubrirse la carga lúgubre del furgón, otros dos operativos han servido para detener a decenas de haitianos ilegales, lo que indica que el tráfico de personas es más intenso y fluido y que alrededor de ese negocio deben operar no una, sino varias mafias o grupos organizados.Y si esto es únicamente con ilegales, habrá que suponer que para los otros contrabandos existen equipos especializados y familiarizados con los procedimientos de incursión y soborno.De esto se deduce que, pese a algunos operativos exitosos, son más los casos de contrabando de todo tipo que entran al país, probablemente usando el mismo señuelo de sobornar militares y policías, que los que impiden las autoridades.En circunstancias como estas, ¿qué garantías habrá de que pueda ejercerse un control mas adecuado y real de la inmigración haitiana en la frontera si existen soldados proclives a la corrupción?Esta preocupación es digna de plantearse en un momento en que el país siente que no ha podido frenar la avalancha de ilegales haitianos y que no hay autoridad que pueda, con sus recursos y con todo el poder que la ley le otorga, combatir el contrabando de mercancías, especialmente drogas.Uno de los parámetros que sirven para examinar las fallas de un Estado es el control que pueda mantener sobre sus fronteras. Si es ineficaz, esto indica que es susceptible de caer en situaciones complejas e imprevisibles, como las que comenzamos a ver en toda su trágica dimensión con el caso de los ilegales.Reconocemos el duro y doloroso trance en que viven miles de haitianos hambrientos y desempleados y la desesperación en que caen aquellos que por lo menos tienen para pagar altas sumas a un traficante de humanos, pero el país no puede dar la sensación de que ha tirado la toalla y se ha dejado apabullar por este problema, cuando en verdad hay maneras de controlar y de actuar con firmeza y legalidad ante el fenómeno de la inmigración ilegal, como se hace en otros países.

Tuesday, January 17, 2006

Una respuesta oportuna del Presidente

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-Con la disposición de que sea eliminada la laguna artificial que recoge aguas pluviales y negras y las expone en la esquina de dos importantes avenidas de la ciudad, el Presidente Leonel Fernández dio muestras ayer de una gran sensibilidad y disposición, cuando la oportunidad se lo permite, para resolver problemas muy sentidos de la comunidad. Para los residentes de Las Praderas y El Millón, las barriadas más afectadas, esta es una disposición sin dudas de gran trascendencia, pero al mismo tiempo lo es para todo el resto de la ciudadanía.Esa laguna colectora, a la que se le dotó de un campo de pozos para su drenaje, fue creada como una solución temporal para disponer de aguas pluviales cuando esa parte de la ciudad tenía una muy baja densidad poblacional. Pero de solución temporal de hace casi un cuarto de siglo se convirtió en permanente y ahora ese desagüe es una amenaza a la salud y la vida de las personas que viven o transitan por el lugar.Esta laguna, aunque originalmente se planeó para que recibiera aguas pluviales, está recibiendo aguas residuales, llenas de desperdicios que han producido gran sedimentación y casi inutilizado su campo de pozos de desagüe. Además, la basura que arrastran las aguas pluviales se descompone y convirtió a ese colector en un pestilente punto de la ciudad.La sedimentación obstruye, además, la natural porosidad del terreno de origen coralino del lugar y por esto nunca se seca la laguna, lo que agrava el proceso de putrefacción y facilita el crecimiento de alimañas que amenazan la salud de todos los que residen y transitan por el lugar.Como quiera que se analice, será una tontería tratar de ignorar que el Estado ha invertido centenares de millones de pesos en la construcción de un túnel de desagüe para dar una solución definitiva al problema y que esa obra tiene años inexplicablemente abandonada. Para concluir ese túnel faltan tan solo unos cuantos cientos de metros.Este desgüe resolverá un problema importante para la población de la ciudad, pero también la disposición del presidente Fernández rescatará esos millones de pesos que salieron de los bolsillos del pueblo y que ahora están inútilmente sepultados bajo la avenida Núñez de Cáceres.Es una muy buena disposición, por tanto, la que anunció ayer el presidente Fernández a través del secretario de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez. Ayer, justamente, LISTÍN DIARIO pedía a las autoridades la eliminación de la laguna por el peligro que representa para la ciudad y ya hoy se ha cumplido este pedido. La ciudadanía de Las Praderas y El Millón se había manifestado en las calles el domingo pasado y se quejaba del incumplimiento de promesas de las autoridades.Ahora, la solución tomó un nuevo rumbo que será el definitivo, cosa que agradecemos todos.

Saturday, January 14, 2006

El pacto social es ya un reto

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-¿cuál es el país que queremos para el futuro inmediato? ¿Qué estamos haciendo para conducirlo hacia el objetivo deseado? ¿Hasta dónde las voluntades nacionales han querido entrar en convergencia para lograrlo?Contrato social o pacto social, nada de eso hemos podido lograr para que los mejores ideales de nación se concreticen en el futuro, siguiendo una logística y un cronograma de cumplimientos en el que estén comprometidos los gobiernos sucesivos.A lo sumo, lo que más se aproxima a un plan cuantificado con acciones puntuales y medibles es la Ley de Gastos Públicos, pero ésta comprende solamente los compromisos y responsabilidades del Gobierno de turno con su propio proyecto.No es un plan ni un proyecto de toda la sociedad.De ahí que cobre importancia y carácter de necesidad impostergable la idea de reunir a los sectores más representativos en la definición de un pacto social, a través del cual se consagren las metas que, como nación, debemos alcanzar para asegurar un desarrollo sostenido y un mayor bienestar para la ciudadanía.Bastaría reunir a los especialistas de los distintos sectores, gobierno y sociedad civil, en un foro libre de presiones y de oportunismos políticos y demagógicos para realizar un diagnóstico de la situación y contextualizar las metas a un plazo largo.El autor de la propuesta, cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, encontró favorable eco de inmediato cuando lanzó la idea en diciembre, y ahora ha recibido el espaldarazo del presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor jorge Subero Isa.El magistrado recoge las mismas motivaciones y preocupaciones del cardenal pero avanza un poco más en la iniciativa al pedir a los partidos políticos que asuman este reto después de las elecciones.También sugiere que el pacto social sea proyectado con no menos de ocho años, para que así las medidas que se contemplen puedan ser continuadas por otro gobierno.Tal vez esté haciendo falta esta prueba crucial del consenso, para que en el futuro podamos programar las metas que tiendan al bienestar y el crecimiento con un esquema que permita dominarlas y controlarlas, salvo que acontezcan situaciones que las hagan variar.Pero lo importante es tener el horizonte claro, y todavía no lo hemos columbrado.En este país no sabemos hacia dónde vamos ni lo que verdaderamente queremos. Hemos perdido un tiempo precioso atizando las contradicciones que nos dividen, sin cohesionarnos en las cosas que nos identifican. La actividad política ha sido el péndulo de la nación, y tras ella se han quedado rezagadas otras energías sociales y económicas que bien pudieron producir otros deseables cambios y transformaciones en nuestra sociedad.

Un maestro de maestros

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-Don Nicolás Pichardo no fue solamente un maestro de maestros, sino un ciudadano virtuoso, humanista, servicial, alegre y un pedagogo eminente.Tantas facetas tachonaron su prestigio que, en síntesis, lo convirtieron –pese a toda su modestia– en uno de los más ilustres hombres de este país.Su larga trayectoria de vida resultó fructífera para la sociedad dominicana en muchos sentidos.Como médico cardiólogo y catedrático de la materia legó a sus pacientes y discípulos una filosofía de vida y comportamiento que muy bien vale aconsejar en esta sociedad marcada por el estrés y la desesperanza: borrar del vocabulario la palabra preocupación.Y, en cambio, potenciar las capacidades humanas, sobre todo las del espíritu para construir una sociedad más feliz.Su papel como político lo inició, de carambola, gracias a su prestigio personal y profesional. Se le buscó como mediador de la crisis que determinó la salida del presidente Balaguer en 1961 y la formación del Consejo de Estado que tuvo a su cargo abrir la agenda democrática del país tras la caída de la tiranía.Fue, inclusive, uno de sus siete miembros y su vicepresidente. Sus contribuciones a la paz y la conciliación fueron notorias en el curso del tiempo, no solamente en los escenarios de la política sino del magisterio, de la cultura, en los que tuvo fulgurantes credenciales.Un hombre de esa estatura no estaba llamado para el retiro. No obstante a que quiso disfrutar de un tiempo sin esclavitudes del trabajo, para dedicarlo al ajedrez, a la buena música, las obras sociales y la lectura, así como al aprendizaje y manejo de la computadora, la llama del servicio encendió de nuevo su corazón y lo hizo volver a la cátedra, e intentó formar la escuela de Medicina de UNIBE, hasta que fue requerido por APEC para que ocupara su rectoría.Desde esa posición, su caudal de talentos fue puesto al servicio de nuevos proyectos académicos y esas tareas le confirmaron su percepción de que el ser humano siempre puede ser útil al prójimo si desea servirle de verdad.Don Nicolás Pichardo ha muerto, pero se ha ido, con toda seguridad, satisfecho de su obra.Este fue su testimonio: “Estoy agradecido a la vida por darme la oportunidad de vivir tantos años en salud, por no permitir que tragedias familiares entristecieran mi vida, y por permitirme ver el siglo más trascendente que ha tenido la humanidad. Cuando nací el mundo era una aldea. Hoy desde mi computadora me comunico con el mundo entero. La sociedad dominicana cambió increíblemente”.“A lo único que aspiro es a exhalar amor y paz en el último suspiro y que en el último destello de mi conciencia pueda decir: Señor, he cumplido”.

Ante el naufragio moral

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-Al unísono, las iglesias católica y evangélica han levantado la voz para denunciar los perniciosos males que parecen llevar a la nación al naufragio moral.Han advertido sobre la desintegración de las familias y sobre la corrupción imperante en todas las esferas, todo lo cual subraya el estado de descomposición social en que hemos caido.Una voz tan elevada y suprema como la del papa Benedicto XVI ha clamado porque el mundo se una en un proyecto de desarme y ha condenado el terrorismo que pretende enseñorearse sobre la base de agitar una confrontación de orden religiosa.Las enrabiadas mentalidades de los fundamentalistas han hecho que muchos fanáticos se lancen a las calles a matar gentes y a dislocar economías atacando fábricas, centros turísticos, hoteles e instalaciones estratégicas, creando así una atmósfera de violencia y terrorismo que no presagia nada bueno para el porvenir inmediato.En nuestra nación, los problemas tienen otras dimensiones y características. No tenemos terrorismo, pero sí vandalismo y raterismo.Y en la medida en que los rateros encuentran las calles, los negocios y los barrios sin vigilancia, operan en terreno fértil para la impunidad y el descaro. De ahí imponen su clima de inseguridad y terror, que fue característico en la vida del país el año recién pasado.Pero el fenómeno más desmoralizante ha sido la profundización de la tentación al robo o el dispendio de los recursos públicos, privando a las grandes masas desposeídas de recursos tan esenciales para mitigar sus difíciles e indignos modos de vida.Estas desigualdades son las que, poco a poco, alimentan de venganza, odio y resentimiento a aquellos que ven que otros, amparados en la impunidad y en el sello de poder que da una posición oficial, disfrutan de una buena vida, emborrachados de dinero mal habido, mientras descuidan sus responsabilidades con la mayoría.Estos resentimientos son el caldo de cultivo del desencanto, la desesperanza, la rebelión y de la propensión a la violencia en muchas naciones, que ponen en riesgo la paz mundial.Las iglesias, asidas a su mejor tesoro, la palabra de Dios, quieren que los dominicanos se den cuenta de que avanzamos hacia un derrotero indeseable y por eso promueven el amor de caridad, la solidaridad y la cordialidad entre todos nosotros.Pero ese estado no se logra si antes el hombre no deja de insultar a Dios con su delirante erotismo, con la mentira de sus actos y de sus pensamientos, con su egoísmo, con el irrespeto a los valores fundamentales de la raza humana y con esa entrega desinhibida a todo lo que trae el relativismo de la época. Escuchemos el mensaje concordante que nos han brindado las iglesias en los eventos de fin de año y hagamos un esfuerzo por enderezar caminos y por asumir una conducta de amor y de solidaridad, no importa ante quien ni ante la circunstancia que nos toque.

En el 2006, con más fe y esperanza

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-Cada nuevo año, técnicos, especialistas y analistas de distintas áreas del saber humano suelen hacer sus vaticinios sobre la situación mundial, intentando predecir o acercarse a una visión posible del futuro inmediato.Toman en cuenta tanto los índices más recientes de la economía, como las expectativas políticas y tensiones regionales, y las encajan en unos marcos comparativos procurando descubrir si lo que viene es mejor o peor que lo que hemos dejado atrás.En el caso local, casi siempre estos pronósticos no son nada halagüeños para la República Dominicana. Predomina en ellos un fuerte tinte de pesimismo que, en lugar de animarnos a luchar, intenta desalentarnos.Generalmente se nos dice que el país no se repondrá de la fuerte crisis. Nos condenan a no salir ilesos del alza de los precios del petróleo. Y presagian dificultades al demorarse el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, y como si fuera poco, nos enrostran que no podremos sobreponernos jamás al índice de violencia y a la inseguridad social que silenciosamente se va apoderando de nuestras calles, barrios, comunidades y ciudades.Sin embargo, por encima de esas permanentes prescripciones, nuestro país sale adelante, venciendo todas las dificultades. Lo hace no por arte de magia, sino con una profunda vocación de fe y con renovados bríos de esperanza de parte del conglomerado social.Somos un pueblo noble y digno, a veces conmovido por los desmanes del poder; utilizado por un sector de su clase política para saciar sus intereses personales, e incomprendido por la comunidad internacional en cuanto al alcance de su soberanía y a sus reales posibilidades de desarrollo.Somos un pueblo que ama el trabajo y que desborda humildad, sabiduría y coraje por sus venas. Gracias a estas características, sabemos cruzar por encima de las adversidades y cada año renovamos nuestra esperanza social, sin pensar en recompensas y sin invocar más destino que el inclaudicable amor a Dios y el reconocimiento a nuestra Iglesia Católica como madre y guía espiritual de cada uno de nosotros.El año 2006 comienza con graves presagios. Tal vez, peores que en años anteriores. La situación de nuestro vecino país es cada vez más insostenible y no se vislumbra, por las buenas, ninguna solución halagüeña.El Gobierno se ha empecinado en sacar adelante algunos proyectos multimillonarios sin el debido consenso de las distintas fuerzas que componen el panorama de nuestra democracia. Pero lo que todo el mundo quisiera es que masificara la creación de nuevos empleos.Como nunca antes, el alza del petróleo traerá como resultado una escalada que afectará a la mayoría de los productos de la canasta familiar junto a la ya elevada tarifa eléctrica.Sin embargo, el dominicano saldrá adelante otra vez por su vocación de fe. Por mucho que los incompetentes, corruptos y falsos líderes hagan por desestabilizar al país, nada nos hará variar el rumbo que hemos adquirido como nación soberana e independiente fundada por nuestros próceres.El 2006 será otra prueba más que sabremos vencer con mucha altura, a pesar de los malos augurios que penden sobre nuestras cabezas.

Un poco de paz

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-En estos días en que parecen abundar las confusiones sería conveniente, para impedir el desánimo de la población, que los políticos comiencen a dar notaciones de cordura y respeto por los ciudadanos.Es suficiente cuanto se padece con la falta de agua y energía, el encarecimiento de los servicios y la comida, la creciente inseguridad, los anuncios de desastres y la increíble capacidad de producir rumores y maledicencias.La ciudadanía ha soportado pacientemente el deterioro de la vida que desde hace años viene avanzando hasta arropar a todos los sectores y a todos los ambientes.Pero esta soberana paciencia no es elemento suficiente para que nuestros dirigentes polÌticos crean que deberían actuar sin controles de ningún tipo, despotricando y vociferando, denunciando a diestra y siniestra, y montando y desmontando honras.En el período electoral que se habrá de iniciar en una semana los dirigentes de los partidos deben comenzar a tomar previsiones y dejar de lado conceptos tan bárbaros como aquel que afirma que “los muertos de campaña no se pagan“, como dando a entender que pueden actuar contra la indefensa ciudadanía con plena impunidad, como si existiera un acuerdo de protección mutua.Es suficiente cuanto ha ocurrido hasta ahora en tragedias sucesivas. Necesitamos ahora un poco de paz y la ciudadanía reclama que estos políticos guarden respeto a los demás para que puedan exigir lo mismo.Los lenguajes altisonantes deben abandonarse y deben recogerse las lenguas viperinas dispuestas a la ofensa como lanza en ristre.Nuestros dirigentes políticos deben comenzar a percibir que esa forma estridente de hacer política es cada vez más despreciada por la comunidad nacional y que ya en el pasado se ha visto cómo estos políticos bullangueros han quedado rezagados a la hora de recibir los votos.No es posible seguir con tanto desprecio por la población. És necesario establecer normas que sean seguidas por todos, pero que al mismo tiempo enaltezcan a quienes de una u otra manera los siguen y están dispuestos a respaldarlos.Nuestros hombres públicos más connotados en el pasado reciente fueron y son reconocidos por sus especiales dotes de respeto a los demás, por ser prudentes en el trato y comedidos en sus palabras. Esto no significa que fueran huidizos o escapistas.Es bien sabido que estos políticos connotados, que nos vienen a la memoria por la marca indeleble que han dejado en la historia reciente, se caracterizaron por tener esas condiciones que le dieron respaldo en las urnas.Es tiempo de darnos un poco de paz.