Rockash, un acuerdo mal transado

SANTO DOMINGO, RD.- Al país le echaron, irresponsablemente, un gran mal encima al depositarle rockash en dos partes de sus costas más hermosas, fruto de un negocio entre pocos.


Comprobada la legítima necesidad que tenía el país de ser resarcido por este daño, un tribunal norteamericano aceptó abrir causa. En ella, las partes se transaron por un pago de 6 millones de dólares, entre los cuales figuran los honorarios (probablemente estratosféricos) de los abogados que representaron al país.


Una transacción cicatera, vergonzosa, inaceptable. El número de personas que resultaron afectadas por enfermedades generadas por esta basura que un grupito dejó entrar al país y luego intentó lavarse las manos para escurrirse de toda acción legal en su contra, es un reflejo del impacto dañino que tuvo ese rockash en dos poblaciones costeras.


Pero aparte de esto, las playas donde fueron vertidas esos elementos también resultaron afeadas y la solución salomónica que se le buscó al asunto, entre tanto venía el juicio, fue la de usarse como material de sostenimiento de carreteras o para reprocesarse en fábricas cementeras. ¿Qué pagaron los que usaron esta materia prima por dichas aplicaciones? De la irrisoria suma que hemos aceptado que nos paguen por esa basura inmunda, es muy poco lo que puede hacerse para recompensar, en algo, a las poblaciones y familias afectadas.


Si queda algo para un reparto, que ese dinero vaya equitativamente a las dos comunidades cuyas pasadas autoridades, en contubernio con los autores de este crimen ecológico, permitieron esas basuras.



Rockash, un acuerdo mal transado

















** Más artículos de Miguel Franjul

Cuidémonos al usar los celulares

SANTODOMINGO.-Sin tener estadísticas a la mano, tal parece que el robo de celulares es la mayor causa de los atracos y actos de violencia que caracterizan el vandalismo creciente en nuestras ciudades.
¿Qué tan útil o rentable puede resultar este aparatito para los delincuentes? ¿Por qué se organizan, fuertemente armados y desplegando todas las osadías, para atacar a aquellos que descuidadamente usan esos teléfonos celulares en plena vía pública? ¿Cuál es el encanto o el real beneficio que tienen para los ladrones, que exponen hasta su vida para hurtarlos?
Creemos que es hora de que asumamos un comportamiento distinto en el uso de los teléfonos, si ya hemos comprobado que para los vándalos esta viene a resultar una pieza apetecida del botín.
Las compañías telefónicas o los proveedores de estos teléfonos celulares, muchos de cuyos modelos están ya abaratados y son de fácil acceso para cualquier ciudadano, deben esmerarse y fortalecer las medidas de control para impedir que los teléfonos robados sean activados por los segundos o terceros usuarios.
Como el robo de los celulares se ha tornado en una epidemia, no sólo aquí, sino en otras partes de América Latina, es razonable que sean los propios usuarios los que tomen conciencia de que al hablar en las calles o en cualquier lugar, entretenidos o descuidados, son potenciales víctimas de los ladrones.
De los casos que frecuentemente se denuncian, las víctimas no sólo son despojadas de los teléfonos, sino de otras cosas de valor. Incluso, de la que más vale, la vida misma.
Ahí tenemos el doloroso caso de la joven Vanessa Ramírez Faña, en Santiago, que fue atacada a mansalva por bandoleros sólo para sustraerle el teléfono celular, artículo tan esencial para las comunicaciones en esta era moderna.
Pero, como ella, otras y otros dominicanos han perdido la vida en circunstancias semejantes, o han sufrido traumáticas humillaciones y abusos por esta causa.

Un crimen que nos llena de estupor

SANTO DOMINGO.-Estupor, impotencia y dolor estremecen a esta sociedad ante el imperdonable crimen de la joven santiaguera Vanessa Ramírez Fañas, otra víctima de la ola delincuencial que no nos da tregua.
Unos bandidos sin corazón le dispararon tres tiros mortales para robarle un teléfono celular.No sabían que mataban a una joven pura y noble que, con apenas 18 años, seguía los pasos de sus padres en la carrera de Medicina y se distinguía en Santiago por la dulzura y generosidad de trato.
Unos tres sinvergüenzas, desalmados e irracionales, la interceptaron en las proximidades de su vivienda y descargaron su fuerza brutal contra ella en un modo de atraco que se va haciendo frecuente y típico en nuestras calles.
Cobardes al fin, sin importar la ventaja del acecho y la inocencia de la joven, le entraron a balazos y, con ello, le quitaron al país una esperanza.
La sociedad de Santiago, a la que sus padres, los doctores Juan Ramírez y Rosaida Fañas, le han servido como médicos y filántropos, ha reaccionado unánime con gran indignación y duelo.
Y lo patentizó de inmediato con una marcha por varias calles en demanda de que las autoridades aprieten las tuercas de la lucha contra la delincuencia, que parecen ganarla los delincuentes con impunidad y con el temor que crean entre todos los ciudadanos.
El Gobierno, a través de sus órganos represivos, debe dar una respuesta contundente a este inaceptable desafío de los delincuentes, disponiendo una intensa persecución hasta que sean reconocidos y apresados para que la justicia se ocupe de darles su merecido.
Eso es lo que aconseja el Código, pero los delincuentes no entienden de reglas legales ni de derechos humanos. Sólo entienden por la fuerza y sólo se persuaden -si acaso- cuando la autoridad ofrece una prueba severa de no tolerancia al crimen o al delito, en sus variadas formas.
Si la ciudadanía, pacíficamente , se ha movilizado para rechazar este horrendo crimen, la autoridad tiene que completar el esfuerzo desplegando todas sus energías hasta que los verdaderos asesinos sean atrapados.Por las buenas o por las malas, no importa.
Esta sociedad no aguanta más burla ni más asesinatos y atracos descarados y brutales.

Que se hagan más elevados o tréboles

SANTO DOMINGO.-Las ciudades más modernas del mundo han resuelto el problema del congestionamiento del tránsito con “metros” o subterráneos y puentes elevados.
En algunas de esas grandes metrópolis, los elevados componen el perfil moderno de ellas, proyectando incluso una belleza arquitectónica y la dinámica de una vida fluida e intensa.
Desde el aire estos tréboles parecen gigantes anillos superpuestos o montañas rusas por donde circulan libremente los vehículos, logrando con esto superar un problema que todavía acogota y asfixia a otras ciudades que no han apelado a esas alternativas.
Los “metros” o subterráneos absorben la masa de pasajeros que podría moverse en superficie, y éstos ayudan a tener un mejor control del sistema de taxis o autobuses, sin necesidad de atiborramientos innecesarios.
El Gobierno dominicano ha comprendido que estas son soluciones reales y por eso ha construido y planea construir más elevados en Santo Domingo .
Los que existen han demostrado su utilidad.De ahí que somos entusiastas partidarios de esas soluciones, así como de la construcción de rutas de trenes subterráneos o “aéreos” para agilizar el tránsito en esta capital.
La Secretaría de Obras Públicas anunció que en la autopista Duarte, a la entrada de Manoguayabo, iniciará pronto la construcción de un elevado, que esperamos sea tan útil como el que está en Los Alcarrizos, que ha representado una economía de tiempo y de angustias a los conductores.
Otro elevado se construirá en la avenida Charles de Gaulle con la carretera Mella.Y de acuerdo con lo dicho por el ingeniero Freddy Pérez, secretario de Obras Públicas, se contemplan más elevados en la avenida John F. Kennedy, en las intersecciones con la calle Doctor Defilló y la avenida Núñez de Cáceres.
Otro elevado que será una bendición se haría en la caótica esquina de la 27 de Febrero con Isabel Aguiar, uno de los puntos más arrabalizados de la ciudad, así como en la peligrosa confluencia de la Ortega y Gasset con 27 de Febrero.
Ya el nivel de vehículos en circulación en nuestras calles está más que justificando los elevados y subterráneos.
En algún momento habrá que pensar en ensanchar algunas calles que siguen siendo vitales para la fluidez del tránsito. Es la única manera de no castrar la dinámica de nuestro progreso.

Un buen blindaje para la prensa

SANTO DOMINGO.-Aun cuando es una ley para regular a los medios de comunicación del país, la 6132 sigue siendo un buen blindaje legal para proteger a la prensa de los desmanes del poder o de cualquier individuo.
Esta ley, que pretendió ser echada al zafacón bajo una interpretación legalista del nuevo código procesal penal, ha sido reconocida en la integridad de sus disposiciones por el juez titular de la Segunda Sala de la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional.
Un juez sustituto de esa misma cámara había anulado virtualmente dicha ley en ocasión de decidir sobre un recurso de prescripción del proceso en el cual el director de este diario y un empresario fueron acusados de difamación e injuria.
Ahora se ha revocado dicho fallo, lo que constituye un ejercicio de defensa a la libertad de expresión, y al mismo tiempo un reconocimiento a la validez y fuerza de los criterios y fines de la ley 6132, lo que en su momento había consagrado la misma Suprema Corte de Justicia.

Un escarceo innecesario con la Cámara de Cuentas


Se ha producido un innecesario escarceo con la decisión del Senado de ratificar, por dos años más, a los miembros del bufete directivo de la Cámara de Cuentas.
El Senado no ha ratificado, como se ha hecho creer, a todos los miembros de dicha cámara, sino a su bufete directivo, que se elige por dos años. Y lo ha hecho sobre la base de una atribución que le asigna la ley 1004, en su artículo 13, sin violentar la Constitución.
Una cosa es elegir los miembros y otra al bufete directivo de la Cámara. Y esto último fue lo que ocurrió.Y nada tiene de ilegal.
Los miembros se eligen por el término de cuatro años, según la Constitución, por lo que los actuales componentes de la Cámara deben cesar en sus funciones en el 2008, ya que fueron elegidos en el 2004.
No era necesario que un Senado pretendiera “ratificarlos”en sus cargos, si todavía su período no ha cesado.

La utopía integracionista

SANTO DOMINGO.-La integración latinoamericana se torna cada vez más utópica. Los pocos modelos que podían servir de base a una unidad mayor se quiebran o mueren de inanición.
Al G-3 le acaban de dar un tiro de gracia con la salida de Venezuela, y el Mercosur se ha debilitado enormemente. Paraguay y Uruguay hablan de abandonarlo, porque sienten que en nada se benefician.
El Acuerdo de Libre Comercio de las Américas fue conmocionado en la última reunión de Mar del Plata, y en su lugar los presidentes Castro, Chávez y Evo Morales plantean una opción diferente.
No hay dudas de que en la medida en que las corrientes políticas dividen a América Latina, haciendo que primen las concepciones de sus abanderados antes que las reales ventajas de una cooperación regional, el sueño de la integración se torna irrealizable.
Mucho más inalcanzable parece el ideal de una unión aduanera, como la europea.Hay un conflicto entre los seguidores del libre comercio y los que se oponen a esta vía, argumentando cuestiones nacionalistas.
Los tratados de libre comercio entre dos o más naciones, sin embargo, van marcando la tónica de las nuevas prioridades. Se ven como la panacea a las dificultades que tienen algunos países para asegurarse mercados en condiciones ventajosas.
Esta parece ser la vuelta de la tuerca frente a la poca complementariedad que existe entre las economías de nuestros países, que se ven obligados a competir entre sí con productos semejantes.
Una muestra de lo difícil que resulta armonizar intereses la ofrece la negociación del TLC con Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana.Si persiste la desunión latinoamericana o la incapacidad para vertebrar una unión o integración como la que logró Europa y la que pondrán en marcha el año que viene los países asiáticos, difícilmente podamos beneficiarnos de mejores condiciones para nuestros productos y servicios en el mercado global.
Es una pena que aspectos superficiales y banales hayan tornado escabroso y difícil el ideal de la integración latinoamericana por el cual se han escrito tantas páginas gloriosas en nuestra historia común.

La sociedad digital

SANTO DOMINGO.-Vivimos en una sociedad digital, aunque de forma incipiente, y ningún dominicano es ajeno a ella ni a sus implicaciones. Muchas de nuestras actividades rutinarias se hacen ya sobre la plataforma digital. Y el Gobierno, en vertiginosa medida, también se va tornando digital, electrónico, en lo que a servicios se refiere.
No hay comunidad, por más lejana y aislada, a la que no haya llegado la tecnología de esta “era del conocimiento”, aunque sea en la forma de bancas de apuestas.
Y no durará mucho en que la democracia tenga que alimentarse de la tecnología para alentar las consultas populares, para ejercer el voto, para participar en los debates congresionales y para exigir mejoras a los gobiernos.
El Presidente Leonel Fernández ya habla a su pueblo con el lenguaje de la época, en el que la informática domina nuestras principales tareas. Y lo hace con visión de futuro, aunque todavía parezcan muy impredecibles para todos nosotros las extraordinarias consecuencias que la informática tendrá en el curso de nuestra existencia.
Al Presidente debemos agradecerle que, contra viento y marea y contra las aprehensiones y dudas que tienen los “analfabetos digitales” entre los cuales figuran políticos de mente y visión atrasada y prehistórica, el país comenzara a dar los pasos adecuados para insertarse en este modelo de sociedad, que ya existe. Y que todos la percibimos, de una manera u otra en nuestras vidas.
El acceso a las herramientas de esa sociedad digital es lo que debemos privilegiar y asegurar. No puede omitirse ninguna medida, ningún recurso, para que la mayoría de los dominicanos podamos beneficiarnos de esta revolución digital.
No podemos permitir que esa brecha entre los que el Presidente Fernández llama “inforricos” e “infopobres” sea tan honda como la que existe social y económicamente en la actualidad. El país tiene que conectarse con las nuevas formas de vida que se generan al conjuro del predominio del recurso digital, y de hecho ya lo estamos –y adecuadamente– en materia de comunicaciones por la vía de la fibra digital.
El futuro del país está en asimilar y aprovechar estas tecnologías, para aplicarlas a todas las áreas del saber y del trabajo y a la rutina de nuestras vidas.

Desperdicio de tiempo y de talentos

SANTO DOMINGO.-Cada año tenemos más profesionales universitarios, pero no del tipo de los que el país necesita para adentrarnos en los desafíos que la tecnología y el comercio nos plantean.
Las universidades siguen formando especialistas en profesiones que tienen poca demanda y que no se conectan con las reales exigencias del modelo de desarrollo al que estamos abocados en el futuro inmediato.
En ese sentido, incurrimos en una penosa pérdida de tiempo, en un desperdicio de talentos y en una miopía descomunal, desaprovechando las oportunidades de preparar mejor nuestros recursos humanos para otras prioridades más urgentes.
La sociedad dominicana tiene que plantearse el diseño de una nueva generación de profesionales universitarios o de nivel técnico que acompañe nuestra inserción en una era en la que la tecnología es vital para mejorar los estándares de producción, las comunicaciones, el comercio, la educación y la investigación.
Por eso es plausible que, para este año, el Gobierno destine más recursos a las investigaciones científicas y abra las puertas a la implantación de sistemas de enseñanza con plataformas electrónicas, como las que se ofrecen en el programa “Prepárate a competir”, que el Despacho de la Primera Dama añadirá a otras tareas que lleva a cabo en favor del mejoramiento de la educación en el país.
Así como tuvimos una etapa en que el desarrollo descansaba sobre unos cuantos renglones agrícolas y pecuarios, que demandaban más agrónomos y técnicos, ahora el cuadro de nuestras potencialidades es otro. Estamos en una economía de servicios, de formidable desarrollo de las comunicaciones y del turismo, y para esas fuentes de riqueza necesitamos proveer el personal capacitado y suficiente.
El Instituto Tecnológico de las Américas o Parque Cibernético, así como los “community colleges” y los programas de pequeños centros tecnológicos en las provincias, fundados y alentados por el presidente Leonel Fernández y su señora esposa, constituyen las entidades primarias que nos adentrarán en el universo de los nuevos desafíos. Pero el resto del sistema de enseñanza se queda atrás, rezagado, manejándose con modelos ya superados y eso es lo que tenemos que cambiar.

Petróleo y estabilidad

SANTO DOMINGO.-La estabilidad y la gobernabilidad en América Latina dependen hoy más del petróleo en alza que de las acentuadas desigualdades sociales que caracterizan su cuadro de pobrezas.
Estas desigualdades han existido y se han acentuado sin que esto haya conllevado una cadena de golpes de Estado o de convulsión social perpetua en sus países.
En cambio, cuando el precio del petróleo trepa a niveles insostenibles, todas nuestras economías se resienten, se desajustan o retroceden, y estos desequilibrios se reflejan duramente en los niveles de vida de los ciudadanos, creando entonces más apreturas.
Prevalido del poder que tiene para negociar petróleo en condiciones favorables con los países latinoamericanos, el presidente Hugo Chávez ha aprovechado esta circunstancia para erigirse en un apetecible aliado que ofrece su mano “amiga” para aliviar las penurias de aquellos que no producen ni pueden comprar energía cara.
México, a su vez, trata de ofrecer un marco de facilidades y promover inversiones en energía en Centroamérica y otros países, como una manera de contrarrestar este movimiento estratégico de Chávez con un modelo que si bien no es igual al menos luce parecido al de Petrocaribe, impulsado por Venezuela.
El petróleo se convierte, así, en el recurso de más gravitación en el nuevo orden de relaciones que se va creando en América Latina a partir de la conjugación de tendencias que apelan al nacionalismo y la defensa de la soberanía política y económica, o que privilegian el mercado y los acuerdos de libre comercio como una panacea para el problema de los insuficientes recursos que producen sus economías.
De ahí la importancia que tienen, como foros de discusión y de búsqueda de alternativas, las reuniones que actualmente se producen en nuestro país tanto del SICA como de la OEA, en las que el problema medular de fondo es el de la energía y su impacto en el terreno social, caracterizado por carencias y deficiencias que cada vez más desesperan a los pueblos y los empujan a la búsqueda de opciones políticas que le garanticen bienestar o una mejor ilusión de vida.

Petróleo y estabilidad

SANTO DOMINGO.-La estabilidad y la gobernabilidad en América Latina dependen hoy más del petróleo en alza que de las acentuadas desigualdades sociales que caracterizan su cuadro de pobrezas.
Estas desigualdades han existido y se han acentuado sin que esto haya conllevado una cadena de golpes de Estado o de convulsión social perpetua en sus países.
En cambio, cuando el precio del petróleo trepa a niveles insostenibles, todas nuestras economías se resienten, se desajustan o retroceden, y estos desequilibrios se reflejan duramente en los niveles de vida de los ciudadanos, creando entonces más apreturas.
Prevalido del poder que tiene para negociar petróleo en condiciones favorables con los países latinoamericanos, el presidente Hugo Chávez ha aprovechado esta circunstancia para erigirse en un apetecible aliado que ofrece su mano “amiga” para aliviar las penurias de aquellos que no producen ni pueden comprar energía cara.
México, a su vez, trata de ofrecer un marco de facilidades y promover inversiones en energía en Centroamérica y otros países, como una manera de contrarrestar este movimiento estratégico de Chávez con un modelo que si bien no es igual al menos luce parecido al de Petrocaribe, impulsado por Venezuela.
El petróleo se convierte, así, en el recurso de más gravitación en el nuevo orden de relaciones que se va creando en América Latina a partir de la conjugación de tendencias que apelan al nacionalismo y la defensa de la soberanía política y económica, o que privilegian el mercado y los acuerdos de libre comercio como una panacea para el problema de los insuficientes recursos que producen sus economías.
De ahí la importancia que tienen, como foros de discusión y de búsqueda de alternativas, las reuniones que actualmente se producen en nuestro país tanto del SICA como de la OEA, en las que el problema medular de fondo es el de la energía y su impacto en el terreno social, caracterizado por carencias y deficiencias que cada vez más desesperan a los pueblos y los empujan a la búsqueda de opciones políticas que le garanticen bienestar o una mejor ilusión de vida.

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Dos reuniones importantes

SANTO DOMINGO.-A partir de hoy, el país será escenario de dos reuniones internacionales importantes: la del Sistema de Integración Centroamericana y la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos.
La primera, a nivel de mandatarios, discute programas comunes para mejorar la producción y abaratamiento de los costos de la energía, y la segunda, para abordar los nuevos desafíos que afronta el hemisferio en el contexto de la globalización.
Desde su última cita en Cancún, los miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) tratan de avanzar en un proyecto de abaratar los costos de los combustibles en toda la zona centroamericana y República Dominicana, en un esquema casi semejante al de Petrocaribe, sustentado por Venezuela, del que actualmente se benefician algunas naciones del SICA.
Entre los grandes proyectos de este último esquema figura la instalación de una refinería de petróleo, a cuyo asiento aspiran los dominicanos, aunque los estudios de factibilidad aconsejan que se instale en Guatemala o Panamá, dos países miembros del sistema.
La asamblea de la OEA, en cambio, abordará los problemas de la gobernabilidad en América Latina, a la luz de estas realidades: el creciente debilitamiento del sistema de partidos, la incompatibilidad de políticas económicas que no resuelven el problema de la justa distribución de los ingresos ni la extendida masa de pobres e indigentes, y el resurgimiento de tendencias nacionalistas y movimientos indígenas que reclaman cambios de estructuras y redirección de las políticas de los Estados.
Buscando señalar caminos para eludir el impacto de estos fenómenos o tendencias en la vida de los pueblos latinoamericanos, la OEA también abordará el tema de la sociedad del conocimiento y las capacidades que tienen los países miembros para avanzar en el desarrollo tecnológico y en la reducción de la llamada brecha digital.
América Latina no puede quedarse rezagada en este proceso de inserción en el mundo de las nuevas tecnologías, que es el que marca el rumbo del modelo de desarrollo del mundo en el que la competitividad y el acceso a los mercados están por encima de otras prioridades, locales o regionales.
Le damos la más cordial bienvenida a los ilustres jefes de Estado, cancilleres y especialistas que se congregan desde hoy en nuestro país para abordar temas que nos conciernen, como bloque de naciones que aspiran a tener un desarrollo armónico y un mejor porvenir en un mundo que avanza aceleradamente en todos los sentidos.

Más razones para una reforma constitucional

SANTO DOMINGO.-En una época en que el sistema de partidos se ha agrietado y nuevos actores influyen más que antes en la conducción del Estado y la vida de un país, una reforma constitucional que procure amoldar esas novedades al ordenamiento de una nación es más que imperativa, es necesaria y vital.
Las formas de expresión en nuestra democracia todavía están limitadas.El pueblo necesita de otras herramientas constitucionales, como el referéndum o el plebiscito, para que la voluntad del ciudadano, en demanda de cambios o giros en nuestras políticas sociales y económicas y en el fortalecimiento del Estado de Derecho, pueda plasmarse sin temor a maniqueísmos politiqueros.
Una prueba de esa necesidad de herramientas nuevas para la toma de decisiones cruciales de carácter nacional o internacional la tenemos ahora, en el contexto del proceso electoral.El ciudadano cumple un deber, vota correctamente, en libertad, pero su voluntad puede ser torcida o manipulada por un tribunal, generalmente integrado por jueces parcializados y de poca confiabilidad general, y en el uso de sus potestades quitan y dan votos a su mejor parecer.
La ausencia de estas herramientas se subsana, relativamente, con los inmensos poderes que se le otorgan a un Presidente de la República, pero en todo caso esa omnipotencia no resulta suficiente o a veces ni siquiera eficaz, para corregir un rumbo que el país estima equivocado.
El papel del Estado y sus reales límites tiene que ser redefinido en una reforma constitucional que distribuya razonablemente sus cargas que, a menudo, no las cumple o no las soporta.La sociedad moderna se mueve hacia otros horizontes y es preciso establecer planes de largo alcance, inviolables, que aseguren su cumplimiento en el tiempo, sobre la base de políticas aceptadas por la mayoría y respetadas por los gobernantes, en la medida en que se turnan en el ejercicio del poder.
Aquí cambian las prioridades cada cuatro años y aún en cada cambio ministerial, lo que supone una seria falla en la conducción de los asuntos nacionales.Y la culpa está en la temporalidad con que los poderes del Estado asumen esas responsabilidades.
Son muchas las razones por las cuales se hace indispensable acometer la reforma constitucional que le propone al país el Presidente Leonel Fernández, un gobernante que, con su visión, ha sabido adelantarse al desafío de los nuevos tiempos y a las exigencias del mundo globalizado.

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