Wednesday, August 31, 2005

Más pobreza a la vista

SANTO DOMINGO, R.D.- La pobreza, pues, seguirá siendo materia prima para la demagogia política y electorera, y a los pobres, por lo visto, no les espera un cambio favorable mientras mayor sea el hacinamiento que está previsto para el 2006 y los años venideros, cuando este país y Haití se confundan virtualmente en uno, en un proceso de mutua absorción del que no se sabe quién saldrá beneficiado.


De acuerdo con las estadísticas censales puestas al día, la población de nuestro país se duplicó en 30 años y se espera que para el venidero 2006 casi un 40 por ciento de los habitantes vivan arremolinados en las periferias de la Capital y Santiago.

El cuadro humano que se visualiza es sobrecogedor, porque esas barriadas carecen de los más elementales servicios públicos y por más que se descentralicen bajo una división política y territorial no existen los recursos, ni en sus ayuntamientos ni en el Gobierno central, para proveerles lo mínimo indispensable.

El fenómeno se ha producido sin que existan políticas que regulen los nuevos asentamientos y se agrava en la medida en que más haitianos empobrecidos, buscando empleos y otra calidad de vida que no tienen en su país, van a engrosar a las masas allí hacinadas.

Los gobiernos fijan su atención en los mega-proyectos o en obras que se reclaman con urgencia en distintas provincias y zonas campesinas, pero luce que actúa al margen o con desinterés frente a este desafío poblacional y a la imparable movilización que se está dando desde el campo hacia las ciudades.

Esta masificación complica la situación de pobreza y de carencias que existe en esas zonas periféricas de Santo Domingo y Santiago, y mientras se agudiza, menos márgenes de maniobras tienen los gobiernos para hacerle frente o para desincentivarla.

El problema no es sólo de nuestra cosecha.
Es también la consecuencia directa de la pobreza haitiana, y si las cosas siguen como van no es descartable que a la vuelta de 20, 15 o 10 años, lo que coexista en esas zonas periféricas sea una poblacion compuesta, una mezcolanza de lenguajes distintos, costumbres contrapuestas, conflictos intrabarriales, en unos ambientes confusos y degradados.Pero los gobiernos se excusan, año tras año, porque no tienen recursos, y con ello ocultan su incapacidad y su falta de decisión para asumirlo como una verdadera tragedia humana, que ha de dolernos a todos.

Los informes del Banco Mundial sobre la pobreza en el país sitúan a esas zonas periféricas de la Capital y Santiago como areas propicias en las que se incuban los actos delictivos, el raterismo y el negocio de las drogas, cuyos síntomas más elocuentes los comenzamos a sentir ya en la forma en que se ha deteriorado el clima de seguridad general.

Como el país está comprometido con los objetivos del milenio de las Naciones Unidas, se vislumbra que es poco lo que puede hacer para alcanzar mínimamente algunos de los más importantes, como el de educar, proveer luz, agua y servicios de salud adecuados, si ya se alega que no se dispone por el momento de cerca de 30 mil millones para comenzar a atacar el mal desde todos sus ángulos.

La pobreza, pues, seguirá siendo materia prima para la demagogia política y electorera, y a los pobres, por lo visto, no les espera un cambio favorable mientras mayor sea el hacinamiento que está previsto para el 2006 y los años venideros, cuando este país y Haití se confundan virtualmente en uno, en un proceso de mutua absorción del que no se sabe quién saldrá beneficiado.

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Tuesday, August 30, 2005

El Presidente fue receptivo ante lo de Sánchez

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Esto determina la necesidad de que el Gobierno ordene los estudios de rigor, como los que la Academia de Ciencias y otras instituciones hicieron en la comunidad samanense para buscar soluciones o prevenir más desastres.


El Presidente de la República ha sido receptivo al clamor de la comunidad de Sánchez y ha dado respuestas oportunas a la angustiosa amenaza de numerosas familias cuyas viviendas se derrumbaron o están en riesgo de caer, a causa de fallas en el terreno.

Antes de proceder a dar instrucciones sobre la mejor forma de auxiliar a esas familias, el Presidente se cercioró de las verdaderas razones de los hundimientos y agrietamientos del terreno y se convenció de que solo con el traslado a otros lugares seguros se atenuaba la situación.

Ahora viene el trabajo de construir más de cien casas y crear las condiciones apropiadas para que los que perdieron las suyas o viven en riesgo por el progresivo deterioro de las propias sean reubicados.

Ojalá que no ocurra la experiencia de Jimaní que, luego de la tragedia del río Soleil, hace más de un año, no pudieron hacerse a tiempo los nuevos asentamientos para los damnificados porque unos avivatos alegaron que los terrenos elegidos eran suyos, y esto demoró la inversión de más de 80 millones de pesos en nuevas casas y centros comunitarios.

Lo que acontece en Sánchez ha resultado, con otras características y consecuencias, en distintos puntos de la región Norte y Sur del país. Esto determina la necesidad de que el Gobierno ordene los estudios de rigor, como los que la Academia de Ciencias y otras instituciones hicieron en la comunidad samanense para buscar soluciones o prevenir más desastres.

Los diez años de Televida
La Iglesia Católica, que tiene por misión predicar el evangelio hasta los confines del mundo, ha sido una entusiasta aliada de la evolución y modernización de los medios de comunicación, y ha visto que a través de ellos, como dijera el Concilio Vaticano Segundo, existe un nuevo areópago en el mundo.

A tono con esta perspectiva, la Iglesia dominicana aceleró el énfasis que venía dando a los medios audiovisuales, especialmente la radio, para usarlos en favor de la evangelizació, y uno de los ejemplos más elocuentes y exitosos ha sido Televida, su proyecto de televisión por cable.

El canal 41, base de Televida, ya ha cumplido diez años de operaciones y la Iglesia se siente satisfecha de los resultados que ha logrado en materia de difusión del cristianismo y ha probado que, en medio de una programación plagada de programas basuras, es posible hacer televisión decente, instructiva y formadora.

La mano y la mente inspiradora del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez ha hecho posible que Televida se convierta no sólo en un hito para la catequesis electrónica de la Iglesia, sino en un ejemplo de plataforma evangelizadora para toda la Iglesia latinoamericana, que ahora ha colocado a Televida como un paradigma para nuevos proyectos de ese tipo en otros países de nuestro continente.

Enhorabuena los diez años de Televida, el canal de la familia.

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Monday, August 29, 2005

Una propuesta para ayudar a Haití

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Nosotros tenemos más de un millón de inmigrantes haitianos -aproximadamente el 15 por ciento de la población dominicana- con albergue, empleo, alimentación y mejor calidad de vida, y tenemos que arreglárnoslas solos, sin ayuda de nadie, para aliviar directa e indirectamente la crisis del vecino país.


Un reflejo crudísimo de la crisis haitiana es la migración de sus habitantes hacia otras zonas más prometedoras y menos deprimidas del mundo. República Dominicana, por la facilidad de ingreso, es la más expedita y segura. Luego están los Estados Unidos, Cuba, Canadá, algunas islas del Caribe y, para los que más pueden, Francia y el resto de Europa.

Francia fue la potencia que colonizó y explotó las riquezas de Haití, y de seguro que resultó aventajada cuando, por ser la colonia más próspera de toda la isla, los productos de la parte Este se exportaban por Puerto Príncipe.

Canadá, como Estados Unidos, han incidido directamente en la evolución de ese país, y junto a Francia han llevado la voz cantante del grupo de naciones que propugna por una mayor asistencia económica a Haití para sacarlo de su crisis económica, política e institucional. Nosotros, los dominicanos, a diferencia de aquellos países, sufrimos de Haití una dominación por veintidós años, matizada de abusos y devastaciones.

Sin embargo, es a la República Dominicana a la que se le quiere cargar el dado de la responsabilidad de asumir la llamada “viabilidad” del Estado-nación que existe a nuestro lado.Y no hay dudas de que tendrá que comprometerse con alguna solución de fondo, porque hasta ahora nada se ha hecho para contener una migración que trasplanta hacia este lado el cáncer de la pobreza y el hacinamiento que, desafortunadamente, sufre Haití.

Las Naciones Unidas, tomando en consideración el papel histórico de Francia, Canadá y Estados Unidos, debería estudiar una fórmula que obligue a estos tres países a aportar un porcentaje equivalente de su Producto Nacional Bruto para salvar económicamente a Haití.

Y, segundo, que en función del tamaño de los territorios de estas tres grandes naciones, se asigne un por ciento de inmigrantes haitianos para ser acogidos y empleados en esas naciones, como forma de aliviar la presión que ejerce esta masa empobrecida sobre el débil gobierno de la nación vecina.

Y, finalmente, se podría establecer otro principio según el cual esas tres naciones -y otras que indique las Naciones Unidas- se comprometan con una especie de “ruta crítica” de financiamientos para relanzar la economía haitiana.

Nosotros tenemos más de un millón de inmigrantes haitianos -aproximadamente el 15 por ciento de la población dominicana- con albergue, empleo, alimentación y mejor calidad de vida, y tenemos que arreglárnoslas solos, sin ayuda de nadie, para aliviar directa e indirectamente la crisis del vecino país. Es decir, que hemos cumplido. Ahora falta que los otros, que sí se han beneficiado más, aporten lo suyo, o paguen sus deudas históricas a esa desventurada nación.

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Saturday, August 27, 2005

El “pasaporte oficial”

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-Los regidores del país están furiosos porque la Cancillería les ha revocado los pasaportes oficiales a sus familiares, lo cual consideramos una medida atinada.¿Qué razones de peso existen para extender hasta los familiares de los regidores un privilegio especial que ni siquiera se les concede a otros ciudadanos en misión excepcional hacia el exterior? El pasaporte oficial es una distinción que utilizan los Estados para acreditar, en misión oficial, a determinados ciudadanos.Su uso, pues, está restringido a una misión específica.Y el usuario, en consecuencia, ha de atenerse a ella con responsabilidad, porque se ejerce en nombre de una nación y de su gobierno, en particular.Las autoridades de un país, al recibir a un ciudadano con pasaporte oficial, dispensan en principio un trato cortés, porque se supone que viaja en misión especial, lo que de por sí constituye un privilegio frente al resto de los viajeros con pasaportes ordinarios. Los regidores, como autoridades electas de un país, sólo pueden usar sus pasaportes oficiales cuando se encuentran en cumplimiento de tareas vinculadas al gobierno al cual pertenecen.Una vez terminan esta misión, al retornar al país se les pide el pasaporte y se archiva en Cancillería. Pero como este es un país medalaganario y sin control, muchos avivatos usan el pasaporte para entrar a un país y se lo guardan cuando llegan al nuestro, para así conservarlos en su poder.Es demasiado comprometedor para un gobierno o un Estado que un familiar de un regidor ande con uno de estos pasaportes, exponiéndose a una situación incómoda o desagradable si hacen un mal uso del documento.Esta parece ser la razón poderosa que ha obligado a la Cancillería a retirar los pasaportes a todos los familiares de los regidores, y debería extender incluso esa medida a los propios concejales, si descubre que cometen actos irregulares con ese documento.Los regidores de varias salas están muy dolidos por la medida, y los del Distrito Nacional piden a la Cancillería que revele los nombres de los ediles que han perpetrado irregularidades con tales pasaportes.En tal caso, lo que debieron pedirle fue que sometieran a la justicia, con sujeción a los procedimientos establecidos, a los acusados, por deshonrar su misión y violar las normas sobre esta materia.Es irritante, para el resto de la sociedad, que se otorgue una situación privilegiada a los familiares de los regidores, sin que exista causa poderosa, indiscutible, para hacerlos acreedores de una condición especial -que no están llamados a cumplir ni cumplen- en representación del Estado dominicano.Si se revisan los privilegios que reciben estos ediles y se comparan con los resultados de su trabajo real en favor del pueblo, hace rato que hasta el sueldo deberían de suprimirles.

Bajo el signo del engaño

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.-El Presidente Fernández ha dicho dos verdades que ilustran la entronización del engaño en nuestra sociedad: los ricos se roban la luz y los contratistas de obras estafan al Estado.Faltó decir que el gran padre del engaño ha sido el Estado, a través de sus tres poderes, que lo han prohijado de distintas formas y en distintas épocas, contaminando desde luego a toda la sociedad.El Estado expropia propiedades privadas y no paga lo justo.El Estado tasa bienes, para los fines impositivos, por encima del valor justo, pero cuando quiere declararlos de interés público los devalúa.El Estado cobra impuestos bajo la promesa engañosa de mejorar servicios y obras, y no hace ni lo uno ni lo otro en la proporción justa y debida.La práctica, de tan común que es, termina generalizándose hacia el resto de las actividades de la sociedad.El consumidor o el cliente es estafado de múltiples maneras por una publicidad engañosa que ofrece una cosa y da otra. Las facturas de los restaurantes hay que revisarlas con lupa porque, al menor descuido, le agregan de más a lo consumido, o le introducen un recargo oculto.En la calle se mueve mucha gente persiguiendo a los bobos e incautos para engañarlos con supuestas necesidades médicas o de carácter humanitario.Cuando se acude en búsqueda de un servicio técnico lo primero que le disparan es el costo, no la garantía del servicio. A menudo, se cobra demasiado y se resuelve poco. Pasa como dice el Presidente con los contratistas. Que hacen mal las obras, para luego reclamar contrataciones sobre lo mismo que hicieron mal, o incompleto.En muchos autoservicios, el cliente pide varios artículos y cuando revisa la funda o el envase encuentra que falta algo.En el caso del servicio energético, al usuario por lo general le cobran por una energía que no le han servido.Eso es estafa.En otras áreas, el cliente o consumidor se siente defraudado por la pésima calidad de algo que se le ha ofertado como excelente o virtuoso. Va a comprar, por ejemplo, un producto natural al que se le atribuyen hasta propiedades milagrosas, y probablemente lo que recibe es un falso o neutro placebo.Entre la sociedad y el Estado se ha desarrollado una relación de trampas. Uno le quita o le sustrae al otro. El otro reciproca el trato.Lo peor de todo es que el Presidente hace la denuncia, pero se queda en ella y no actúa en consecuencia en defensa del interés o del patrimonio público, como lo exige su misión y su elevada responsabilidad como mandatario.Por eso estamos como estamos, viviendo bajo el signo del engaño, la corrupción y el permisivismo más imperdonable frente a estos desmanes.

Thursday, August 25, 2005

Mal panorama para el turismo

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA .- No queremos pensar que las dificultades que se registran en el negocio del turismo, tanto por la baja rentabilidad originada por un peso sobrevaluado como por la gradual pérdida de competitividad, sean el preludio de que los tiempos bonancibles están llegando a su fin.


Hasta donde sabemos, varios hoteles han tenido que despedir a casi un 20 por ciento de su personal, porque no soportan los costos operativos ni los factores imprevistos en nuestra economía.

Otros están, ahora,en la antesala de su cierre.O en planes de reconvertirse en residencias turísticas para alquiler, una modalidad que atrae a inversionistas extranjeros.

No queremos pensar que las dificultades que se registran en el negocio del turismo, tanto por la baja rentabilidad originada por un peso sobrevaluado como por la gradual pérdida de competitividad, sean el preludio de que los tiempos bonancibles están llegando a su fin.

Un dirigente hotelero ha dicho que otros destinos, como México, con su ribera maya, Jamaica, Cuba y Bahamas, incentivan la industria hotelera mediante la eliminación o disminución de cargas tributarias, y aquí hacemos lo contrario. Se teme, a estos niveles, que esta situación pueda llegar al extremo de que grandes, hermosos y excelentes hoteles del país tengan que cerrar sus puertas y que los inversionistas muden sus negocios a esos destinos señalados.

Sería una pena que dejáramos extinguir, por hincarle el diente fiscalista a ese sector, a esta importantísima fuente de ingresos, a través de la cual se han generado millares de empleos, comercio, infraestructuras y hasta cambios culturales cualitativos.

Los del sector turístico no son muy dados a sacar los paños de sus problemas al sol, pero últimamente hemos notado que se están volviendo más francos y sinceros y están admitiendo que el negocio no marcha muy bien, a pesar de las apariencias.

En la discusión de la reforma fiscal han salido a relucir propuestas del sector hotelero destinadas a evitar que los costos operacionales, más nuevos impuestos, hagan languidecer sus empresas.

Las primeras reacciones han sido de rechazo, lo que ahonda más las preocupaciones sobre el futuro inmediato del turismo, un sector al que se le mide más por el volumen de ingresos de divisas y de ocupación hotelera que por el aporte permanente como dínamo y sostén de la economía.

Fuera de estos aspectos puntuales, el problema de la arrabalización de los entornos turísticos, las altas tarifas de las líneas aéreas y de trasatlánticos, el alza de los combustibles y el deterioro de las vías que conducen a los grandes resorts, así como los temores que infunden otros países sobre la magnitud de la malaria, ensombrecen aún más sus perspectivas de corto y mediano plazo.

Prestémosle atención a estas amenazas que son reales y que pueden ser devastadoras para el turismo.

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Wednesday, August 24, 2005

Desorden y caos (y 2)

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Si este país va a la deriva, cada cual haciendo lo que le venga en ganas, es porque ha habido discontinuidad de las obras positivas y demasiada permisividad para el libertinaje, todo lo cual hace decaer la fe en la autoridad y nublar nuestros más inmediatos horizontes.


El caos y el desorden que caracterizan hoy al país revelan que esta sociedad está desarticulada a todos los niveles. El ciudadano siente que ya nadie lo representa. Los interlocutores clásicos han perdido ese rol y los nuevos que intentan sustituirlos, para canalizar las expectativas del pueblo, no se están dando cuenta de que también están perdiendo la confianza popular.

Si se trata de un ciudadano pobre, peor es su drama. La experiencia es que su voto sólo ha servido para subir gobiernos que les prometen cambiar de cuajo sus precarias condiciones de vida, pero que terminan agravándolas.

La unidad familiar se ha hecho trizas y abundan los hijos sin padres o sin hogares estables. Cada quien “se la busca” como pueda, y esto hace que la ferocidad -y no la solidaridad- sea el signo que caracterice la competencia por sobrevivir en una sociedad que carece de reglas, de moral y de valores.

El que va al Estado no va a servir necesariamente a la nación, sino a sus propios intereses o ambiciones. Por eso es que tantos ladrones nacen o se hacen en la cuna del erario público, y desvalijan impunemente a la nación.

Queremos vivir de las apariencias y pretendemos ocultar las tremendas opacidades de la pobreza, el caos y la mediocridad, con un derroche de yipetas, carros de lujo y otras vanidades que se adquieren mediante el fiao, el endeudamiento irresponsable o con el producto de múltiples acciones non sanctas.

En esa carrera de ostentaciones, perdemos de vista el destino nacional. Y este destino sólo se cincela, adquiere forma y sentido, si existe una sociedad que cohesiona lo mejor de sus ideales y pensamientos con el vigor de una acción continuada y consciente de sus ciudadanos, para alcanzar altos objetivos.

Si a nadie le importa que la corrupción, la delincuencia, el narcotráfico y el irrespeto a las personas y a las buenas costumbres sigan entronizándose en la sociedad, en poco seremos una ficción de nación.

El Presidente Ferrnández lo ha dicho, con deshinibida franqueza: esto se ha convertido en un desorden y un caos, donde no hay un sistema organizado sobre nada.

Pero más allá de esas realidades, la causa mayor radica en que los gobiernos dicen una cosa y hacen otra.O no hacen las cosas bien, y esto frustra y desencanta a la gente. Si el pueblo no percibe que la autoridad hace imponer la ley y la justicia, pues él se la procura como pueda.

El engaño al fisco y a los consumidores van de la mano, y la calidad de muchos productos y muchos servicios es cuestionable o pésima. De esta suma de infuncionalidades es que surge el reclamo de una “mano firme” que restaure la primacía del Estado y del Gobierno sobre la sociedad, y que la oriente hacia el respeto, el trabajo, el orden y el sacrificio.No que la exprima ni le enajene los beneficios pecuniarios y sociales a los que tiene derecho.

Si este país va a la deriva, cada cual haciendo lo que le venga en ganas, es porque ha habido discontinuidad de las obras positivas y demasiada permisividad para el libertinaje, todo lo cual ha hecho decaer la fe en la autoridad y nublar nuestros más inmediatos horizontes.

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Tuesday, August 23, 2005

Desorden y caos (1)

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- La autoridad que viene desde arriba no se ejerce con la puntualidad, determinación y firmeza. Esta es una sociedad medalaganaria, en la que falta control, gerencia y seguimiento a todo lo que implica el quehacer del Gobierno y del resto de los poderes del Estado.


La apesadumbrada percepción que tiene el Presidente de que la sociedad dominicana se ha convertido en un desorden y un caos “donde no hay un sistema organizado para nada”, es la más patética admisión del actual estado de cosas en que se encuentra nuestro país.

Pese a la gravedad que encierra este juicio de fondo, pocos parecen animados a debatir las causas de nuestra infuncionalidad y del desorden que se registra a todos los niveles.

Tenemos muchos puntos de partida para seguir el hilo a las verdades del Presidente.

Para comenzar, reconozcamos que el país está derruido moralmente. Hemos perdido el respeto a las instituciones, a las leyes y al prójimo. Las buenas costumbres pasaron de moda. El concepto de la vida -y, por igual el de la muerte- se ha relativizado entre nosotros. Quitar una vida por una razón pueril, injustificada, no importa tanto, como tampoco que alguien se muera y ni siquiera lloremos su partida.

Los buenos modelos no tienen emuladores. Antes era un orgullo formarse y hacerse profesional para que la familia se honrase con un servidor de la patria. Hoy, eso no vale para nada.

Cada vez nos aislamos de los demás, y no compartimos sus necesidades. Se mueren grandes hombres y mujeres que aportaron mucho a la sociedad y no les reconocemos sus contribuciones.

Cada quien se siente en el derecho de imponer su razón, aunque no la tenga. La lucha por amasar riquezas nos hace más codiciosos y más presuntuosos, pero más indolentes e insensibles frente a la pobreza y las necesidades de la mayoría.

La autoridad que viene desde arriba no se ejerce con la puntualidad, determinación y firmeza. Esta es una sociedad medalaganaria, en la que falta control, gerencia y seguimiento a todo lo que implica el quehacer del Gobierno y del resto de los poderes del Estado.

La corrupción permea todos los ambientes y no hay negocio, concesión o trato en el que no medie una “mordida” o se entrecruce la cuña de un chantaje. Desde cualquier ambiente, sin excluir a ciertos medios de comunicación, no hay rubor en reclamar “lo mío primero” para que caminen y prosperen gestiones o iniciativas.

Esta mezcla de desenfrenos es la que impide que seamos capaces de organizar un plan de rehabilitación nacional de largo plazo.

Vivimos bajo las reglas de la globalización, subordinados a muchos esquemas impuestos desde fuera. Poco a poco perdemos, como nación, la capacidad y la autonomía para fijar nuestras propias prioridades, sin sufrir las injerencias de otros.

Algunas naciones han podido desarrollarse, bajo la férula de hombres o regímenes que imponen verdadero control y disciplina. Talvez por eso han avanzado. Trujillo, aquí, lo logró a base de timón y sangre. Posteriores gobiernos, debiluchos en su liderazgo, han sido culpables de que se desmoronara el respeto y el orden confundiendo libertinaje con democracia. Por esa y otras razones, de las que hablaremos mañana, es que vivimos en el desorden y en el caos generalizado.

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Monday, August 22, 2005

La gira del Presidente

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Siempre es bueno que el Presidente se adentre en el corazón del pueblo, conozca sus necesidades y ayude, en la medida de lo posible, a resolverlas, pues para eso fue elegido.


El Presidente y la mayoría de sus ministros están en gira por el Cibao Central, abriendo al pueblo espacios de desahogos a sus necesidades. En eso se convierten las giras presidenciales: en un contacto que despierta esperanzas, que compromete al Gobierno en la realización de infinidad de obras, y en una toma de pulso de las quejas del pueblo.

Las giras permiten al Presidente, sin embargo, saber qué prometió y no cumplió cuando ahora se le reclama, cuáles son las verdaderas necesidades insatisfechas y qué calificacion tienen sus funcionarios locales.

Las audiencias populares se transforman en un maratón de peticiones y denuncias. Son una especie de “pruebas nacionales” de las que generalmente no salen bien parados los funcionarios que representan al Poder Ejecutivo en esas provincias.

Cuando el Presidente se acerca a las comunidades para conocer de cerca sus prioridades, todo el mundo quiere que el Gobierno se las resuelva por completo.

Pero olvidan, a menudo, que los ayuntamientos manejan mensualmente más de mil millones de pesos en conjunto y que ellos son responsables, en gran medida, de hacer muchas de las cosas que se le piden al Presidente.

El Gobierno tiene que ocuparse de asuntos de mayor envergadura y de dirigir correctamente la inversión. Las menores les corresponden a los cabildos, pero éstos gastan la mayor parte de sus recursos en personal y no en las obras municipales que les corresponden.

Aún cuando suponemos que el Presidente debe estar muy enterado de las urgencias de esos pueblos, cada visita suya le permite revisar el ritmo de cumplimiento de algunas obras ya dispuestas y medir los grados de satisfacción de la comunidad con su régimen.

Pero las visitas, así como tienen este lado positivo, pueden resultar contraproducentes si el Gobierno, al cabo de los meses, no cumple las promesas que formula. En este caso a los pueblos del Cibao Central.Esa historia se repite tras cada paso del Presidente por las provincias, lo que parece indicar que el Gobierno no halla los recursos suficientes para costear esas obras prometidas.

Cuando esto ocurre, viene el desencanto y hasta las protestas y las huelgas para que se haga algo. En otros casos, el Gobierno envía equipos para trabajar en calles, caminos o carreteras, y luego de un aguaje, se van. En otros, cumple su palabra.

Insistimos en que si el Presidente no lleva cheques con fondos a los pueblos que visita y les promete obras, sus promesas caerán muy pronto en el vacío.Y puede darse el caso de que, al volver al cabo de un tiempo, se tope con la sorpresa de que le están pidiendo las mismas cosas que prometió y que tal vez no cumplió plenamente.

De todas maneras, siempre es bueno que el Presidente se adentre en el corazón del pueblo, conozca sus aspiraciones y ayude, en la medida de lo posible, a satisfacerlas, pues para eso fue elegido.

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Saturday, August 20, 2005

El rechazo a los haitianos

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- No puede imponerse la sinrazón en el manejo de estos casos, ni tampoco puede alentarse una campaña que conduzca a muchos dominicanos a descargar iras o resentimientos contra los haitianos, en sentido general, por el hecho de que alguno delinca.


Hasta hace muy poco tiempo, era raro ver un episodio en el que ciudadanos dominicanos perseguían, agredían y desalojaban haitianos de sus comunidades.

Lo usual ha sido que militares o agentes de Migración, de cuando en cuando, lleven a cabo redadas para detectar y deportar haitianos ilegales, generalmente en tonos violentos y abusivos.

Pero en los últimos meses han habido casos en que, indignados por la muerte de algún dominicano a manos de un haitiano, los nuestros han reaccionado de manera colectiva atacando a los extranjeros, no importa si tuvieron o no culpabilidad en el suceso.

Las reacciones que han mostrado los canales televisivos causan tanto o más pavor que el crimen que ha desencadenado la retaliación. Gente armada con machetes, picos y otros instrumentos, se ve incendiando casuchas y golpeando a haitianos indefensos, a los que hacen huir a su país.

Este es un sesgo peligroso que puede tomar las formas de rechazo de la ciudadanía a cualquier evento que, perpetrado por un haitiano, pueda entenderse que hiere el orgullo nacional, y es peligroso porque puede conducir a la gente de los dos pueblos a admitir la vía de la confrontación violenta, no importa la magnitud de la diferencia que exista entre ellos.No puede imponerse la sinrazón en el manejo de estos casos, ni tampoco puede alentarse una campaña que conduzca a muchos dominicanos a descargar iras o resentimientos contra los haitianos, en sentido general, por el hecho de que alguno delinca.

Estas son señales preocupantes que deben mover a reflexiones serenas. Sabemos que el país está presionado por el impacto de una migración continua, indetenible, hasta ahora pacífica pero ilegal, que hace que se aposenten haitianos en nuestro territorio, donde buscan trabajo e ingresos para cambiar su triste condición de pobreza. Pese a que se trata ya de una comunidad grande, puede decirse que, por muchos años, ha tenido un comportamiento ejemplar, pues raras veces aparecían haitianos vinculados a hechos delictivos en nuestro país.

Pero desde que la frontera se convirtió en un puente para todo tipo de contrabando, y Haití cayó en la condición de un virtual narco-Estado, aquí llega de todo: lo bueno de una masa trabajadora, y lo nocivo de los malandrines y delincuentes vinculados a las drogas, al negocio de las armas y al trasiego de alimentos y personas.

Los efluvios de ese desorden invaden la vida nacional dominicana, y de ahí que en medio de las redadas y las deportaciones, cualquier desatino o acto criminoso de un haitiano reciba la respuesta retaliatoria masiva de los dominicanos y crezca, en la sociedad, un sentimiento creciente de rechazo a los haitianos, antesala de la xenofobia, lo que sí es inadmisible en este tiempo que reclama confraternidad y solidaridad entre los pueblos.

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Friday, August 19, 2005

Misteriosos agrietamientos

SANTO DOMINGO, R.D. - Los investigadores y especialistas deberían ofrecer al país una explicación convincente sobre el origen de tantos agrietamientos en las zonas Norte y Nordeste, así como en otros lugares del Suroeste.


Enormes y profundas zanjas y orificios se han producido misteriosamente en algunas ciudades del país, sobre todo del Norte y del Noroeste, causando el derrumbe de decenas de viviendas e inutilizando calles, caminos y carreteras.

Se trata de un fenómeno que viene denunciándose desde hace más de un año y que pone en peligro propiedades y vidas humanas.En la carretera turística que une a Santiago con Puerto Plata hubo grandes deslizamientos que provocaron la interrupción del tránsito normal.

En la zona alta de Moca, las carreteras muestran las señales de agrietamiento o deformación. Lo mismo pasa en las zonas montañosas de Constanza, y en pequeñas y grandes comunidades en el corazón de la región Noreste del país.

En Sánchez, por ejemplo, más de 30 casas resultaron destruidas por el agrietamiento de la tierra, en una anchura y profundidad que parecen haber sido provocadas por un terremoto de gran magnitud.

Pero lo mismo ha ocurrido en diferentes barrios de Santiago, convirtiéndose en un fenómeno que preocupa bastante a sus residentes.Hasta ahora, las explicaciones que se han ofrecido parecen más el producto de especulaciones o suposiciones elementales, no del resultado de una investigación científica que permita aclarar las causas de tales agrietamientos de la tierra.

Los deslizamientos, en algunos casos, pueden explicarse o justificarse en laderas montañosas, pero la naturaleza de los derrumbes y grandes orificios en calles y caminos, así como en carreteras, donde no ha habido señales de trabajos de excavación, mueven a reflexiones.

El país, según los sismólogos, se encuentra en una zona muy vulnerable, y corrientemente los sismógrafos registran leves movimientos telúricos. Desde el temblor que derribó casas y escuelas en Puerto Plata, hace más de dos años, la actividad sísmica en el país luce que va en aumento.

Los investigadores y especialistas deberían ofrecer al país una explicación convincente sobre el origen de tantos agrietamientos en las zonas Norte y Nordeste, así como en otros lugares del Suroeste.

En el caso de Moca hay comunidades donde se raja la tierra, y muchas viviendas se encuentran desafortunadamente en peligro de desplomarse, lo que mantiene en vilo a sus habitantes.

En un país en el que otros problemas dominan nuestra atención, este es uno que, inexplicablemente, no suscita acciones ni explicaciones de las autoridades, y del que sólo se preocupan los ciudadanos que han perdido o temen perder sus casas y los centenares de dominicanos que no duermen tranquilos, porque desconocen el porqué de estos frecuentes, peligrosos y misteriosos agrietamientos.

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Thursday, August 18, 2005

La tragedia de Piedra Blanca

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.--Los ayuntamientos son, por antonomasia, la columna vertebral de las democracias. Como pequeños gobiernos, generalmente cultivan el debate plural de las ideas a través del escenario de sus concejos o salas de regidores.
Las discusiones son, por tanto, comunes y propias de los cabildos, pero en una nación tan politizada como la nuestra muchas veces los desacuerdos terminan en reyertas, según sea la temperatura de las confrontaciones entre fuerzas antagónicas.
La tragedia de Piedra Blanca, sin embargo, no parece ser otro episodio más de violencia en una sala y por causa de alguna acalorada discusión entre concejales, sino el producto de una vieja enemistad entre algunos de los que resultaron víctimas y victimarios en el sangriento suceso del pasado lunes.
La enemistad, por lo visto, nació en las mismas confrontaciones partidarias, por lo cual es todavía más deplorable, pues se supone que para defender ideales o posturas políticas no es necesario batirse en duelos mortales ni apelar a las armas de fuego para resolver asuntos que, en definitiva, son pasajeros e intrascendentes.
No podemos olvidar, sin embargo, que esta sociedad se mueve bajo el signo de la violencia.
Tanta delincuencia, tanta agresividad, tantos homicidios que se registran a diario en todo el país han contagiado a la sociedad.Mientras un segmento sucumbe ante los instintos desenfrenados, otro luce ya resignado a aceptar la criminalidad como un factor instalado en nuestra realidad, y es probable que otros tantos dominicanos se muestren insensibles o indiferentes ante el fenómeno.
La agresión sangrienta de Piedra Blanca no se justifica en ningún sentido.
Mucho menos entre ediles o autoridades en las que la comunidad se hace representar. Se supone que por eso mismo, por ser autoridades, constituyen modelos o ejemplos de liderazgo de esas poblaciones y que, al ser elegidos, se les reconocieron cualidades sobresalientes.
Todos, por tanto, están llamados a respetar y responder a esas expectativas, no a convertir las salas y las diferencias políticas o partidarias en un escenario o en un motivo para matarse entre sí y poner en riesgo la vida de otros.
Es una pena que hayan muerto dos regidores y que otras diez personas resultaran heridas en una confrontación sin sentido, que ha llenado de luto a las comunidades de Piedra Blanca y Sonador, en la provincia Monseñor Nouel, y que ha estremecido a toda la sociedad dominicana.

Wednesday, August 17, 2005

Que le carguen a las élites, no a los pobres

SANTO DOMINGO, R.D.- Jamás debe discutirse una reforma fiscal en la que sólo se escuchen los pareceres de esas élites, o en la que la intención sea discriminatoria, en perjuicio de los que ya no pueden soportar más estrecheces y sangrías tributarias.


Una élite codiciosa e indolente, “apertrechada” en la cúpula del empresariado, pretende imponerles a la clase media y a los pobres más cargas de sacrificios, al amparo de la reforma fiscal.

Ya dijimos y lo ratificamos: este país no aguanta más cargas gravosas sobre presupuestos macilentos, y menos ahora que los precios petroleros amenazan con sumirnos en una escalada de alzas en todo lo que consumimos y en muchos servicios.

La reforma que se ha “consensuado” hasta ahora, sin la participación de quienes representan a los más perjudicados, está orientada a “secar” los bolsillos de la mayoría para financiar a una burocracia ineficiente, que sólo vegeta en un mar de teorías y de planes abstractos.

Con razón el Grupo León Jimenes y otras organizaciones vinculadas al desarrollo nacional han reaccionado alarmados por el sesgo altamente abusivo que un grupo, en desmedro de la mayoría, quiere imponer al conjunto de medidas fiscalistas que están bajo discusión. El grupito empresarial, que debe en mucho sus aventadas fortunas a la debilidad concesiva de los gobiernos, dirige magistralmente las cargas de la reforma hacia sectores ya agobiados, con tal de no asumir ellos el sacrificio que cabe a quienes, por golpes de suerte en el mercado o por triquiñuelas de la peor especie, sólo han conocido el beneficio.

Cada vez que se intenta una reforma más integral y abarcadora, pero concebida en función de diversificar las opciones de desarrollo, estos grupitos piensan primero en sus intereses exclusivos y que al resto de la masa de consumidores se la lleve el mismo diablo.

Es así como ahora pretenden imponer más gravámenes a productos de consumo de alta necesidad y demanda, pero pegan el grito al cielo cuando se sugiere que los recargos afecten sus negocios y reduzcan sus enormes beneficios.

Jamás debe discutirse una reforma fiscal en la que sólo se escuchen los pareceres de esas élites, o en la que la intención sea discriminatoria, en perjuicio de los que ya no pueden soportar más estrecheces y sangrías tributarias.

El contexto en que se debate la reforma ha sido creado por la inminencia de la ratificación congresional del TLC con Centroamérica y Estados Unidos, pero no podemos olvidar que, por su carácter casi permanente, estas reformas no deben de quedarse en un mero cobrar más, sino en eliminar causas y factores que han hecho del Estado un gigante que se traga, con gula, una buena parte del beneficio de todos, sin mayores compensaciones.

Ahora mismo lo está demostrando, con su incapacidad para someterse a sí mismo a un plan de austeridad y ahorro de combustibles.¿Es a ese Estado al que irán a engrosar los impuestos que las élites quieren cargarles a los pobres de este país, sin asumir ellos una buena parte del sacrificio general?

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Tuesday, August 16, 2005

La gran guerra patria

SANTO DOMINGO, R.D.- Ninguna otra guerra de nuestro país ha tenido tanta participación popular en todo el territorio nacional como la tuvo la restauradora. Esta guerra, de grandes proyecciones nacionalistas, procuraba instaurar la República Dominicana, desaparecida con la anexión a España en 1861.


Un día como hoy, 16 de agosto, pero del año 1863, tuvo sus inicios el movimiento restaurador. En esta fecha, un grupo de patriotas, encabezados por Santiago Rodríguez, cruzaron la frontera desde Haití y de inmediato tomaron el Cerro de Capotillo (Dajabón), desde donde izaron la bandera nacional para dar inicio a una guerra que duraría dos años contra las tropas españolas.

Desde los primeros combates tuvieron una destacada participación Santiago Rodríguez, Gaspar Polanco, ex-oficial al servicio de los españoles, Gregorio Luperón, Benito Monción, Pedro Antonio Pimentel y Pepillo Salcedo, quien se había escapado de una cárcel en Santiago y gozaba de gran prestigio en toda la región.La Restauración fue propagada rápidamente por todo el Cibao y en poco tiempo los patriotas habían controlado toda la Línea Noroeste. Gaspar Polanco, el general de más alto rango, fue proclamado Comandante en Jefe de las fuerzas restauradoras por todos los revolucionarios de la región.

Una de las grandes batallas en la Guerra Restauradora fue la del ataque y toma de la ciudad de Santiago de los Caballeros. Los primeros combates produjeron muchas bajas criollas, y se llegó a dudar si en realidad se podía vencer la resistencia de los españoles, pero un joven líder y luchador por la causa libertadora, el futuro general Gregorio Luperón, revertió el escenario. Con su ayuda, la ciudad de Santiago fue duramente atacada y los españoles se vieron obligados a abandonarla siendo finalmente tomada por los restauradores.

Para principios de septiembre los españoles sólo contaban en la región del Cibao con el bastión de Puerto Plata. Hasta allí fueron perseguidos. El 14 de septiembre de 1864 se organizó en Santiago el primer gobierno restaurador.

Este primer gobierno estuvo presidido por José Antonio Salcedo, quien fue derrocado al poco tiempo por sus errores políticos, siendo sustituido por Gaspar Polanco.

Recordemos que este gobierno estaba instalado en la ciudad de Santiago y sólo tenía vigencia en aquellos lugares arrebatados a las tropas españolas.

Ya en 1864, el gobierno restaurador había obtenido el reconocimiento de la República por parte de las potencias extranjeras como Inglaterra y Francia. Por ejemplo, el primero de estos países había enviado un representante diplomático (cónsul) que trató de mediar en busca de la paz entre España y la República Dominicana. Con la salida de los españoles, el 11 de julio de 1865, se estableció plenamente la nación dominicana, y se da inicio al período que se conoce como la Segunda República.

Ninguna otra guerra de nuestro país ha tenido tanta participación popular en todo el territorio nacional como la tuvo la restauradora. Esta guerra, de grandes proyecciones nacionalistas, procuraba instaurar la República Dominicana, desaparecida con la anexión a España en 1861.

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Saturday, August 13, 2005

Con el agua al cuello

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Ya es urgente que, con pleno conocimiento de la crisis que se nos viene encima, el Gobierno haga todos los esfuerzos por involucrar a la nación en un programa de ahorro severo de combustibles que debe comenzar por la reducción de la circulación de vehículos de todo tipo y por una restricción temporal a las importaciones de estos.



El presidente Fernández admite que ya estamos "con el agua al cuello", y que el país no tiene capacidad suficiente para resistir el embate que produce en su economía el alza del precio del petróleo.


A partir de esta admisión, no nos queda más remedio que adoptar un plan de emergencia para enfrentar tan intranquilizante y desestabilizador fenómeno.


Ya es urgente que, con pleno conocimiento de la crisis que se nos viene encima, el Gobierno haga todos los esfuerzos por involucrar a la nación en un programa de ahorro severo de combustibles que debe comenzar por la reducción de la circulación de vehículos de todo tipo y por una restricción temporal a las importaciones de estos.


El Congreso tiene que aprobar de urgencia el proyecto que facilita la búsqueda, importación e instalación de nuevas fuentes alternativas de energía, para que podamos sustituir en la medida de lo posible la dependencia del petróleo en la generación de energía para escuelas, hospitales, negocios y viviendas.


Un paso alentador es el que ha dado el Gobierno al proponerse ahorrar un 20 por ciento de la energía que utilizan sus diferentes secretarías de Estado y departamentos, lo que también abarca restricciones al uso de las flotillas de vehículos oficiales.


Se necesita que las autoridades encargadas del tránsito elaboren un plan para imponer horarios y regulaciones de acceso a la circulación de vehículos públicos y privados en las zonas de más alta concentración de Santo Domingo y Santiago, de la misma forma en que lo están haciendo todas las naciones centroamericanas en estos momentos.


Estos modelos de ahorro de Centroamérica deberían ser evaluados, para que apliquemos aquí uno que verdaderamente se ajuste a la situación de emergencia y a las peculiaridades locales del sistema de transporte.


Es correcta la decisión del presidente Fernández de enviar en misión urgente a su secretario de la Presidencia a Venezuela, para que el presidente Chávez agilice la puesta en marcha de Petrocaribe, con lo cual podríamos adquirir petróleo financiado a largo plazo y de esa manera asegurar un suministro vital de combustibles. Hay que concentrar los mayores esfuerzos para dar inicio a la producción de etanol a partir del bagazo de la caña de azúcar y del sorgo, y no perder tiempo en el desarrollo de otros proyectos ya elaborados para la producción de energía eólica y solar a gran escala.


La única manera posible de evitar el colapso de la economía y el caos social que esto traería es apelando de inmediato a este plan de emergencia, tal vez más importante y crucial en estos momentos que la discusión de la reforma fiscal y que otros asuntos que, sin dejar de ser trascendentales, no representan ninguna solución concreta al problema que verdaderamente nos tiene a todos, al país, digamos, con el agua al cuello, casi a punto de ahogarnos.


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Friday, August 12, 2005

Francia debe retirar a ese embajador

En términos justificadamente fuertes, el presidente de la Suprema Corte de Justicia ha denunciado ante la Cancillería dominicana lo que él considera “injerencia descarada e inaceptable” del embajador francés en los asuntos internos del Poder Judicial.
Ha dicho el magistrado juez Jorge Subero Isa que el diplomático Jean Claude Moyret ha incurrido en una serie de diligencias directas, verbales sobre todo, para interceder por ciudadanos franceses con procesos abiertos en nuestro país.
Subero Isa afirma que el embajador lo llamó para quejársele de una supuesta desatención suya, como presidente de la Suprema, a sus continuas solicitudes y llegó al colmo del injerencismo calificando a la justicia dominicana como “completamente podrida”.
No es la primera vez que este diplomático se ve involucrado directamente en asuntos que maneja la justicia dominicana, ya que han sido muy frecuentes sus pronunciamientos directos, con opiniones muy subjetivas, sobre la forma en que se administra ese poder del Estado, sin que nadie, hasta este momento, le haya llamado la atención.
La situación, ahora, amerita que el Gobierno le haga bajar los humos y que utilice la vía diplomática para exigirle al Gobierno francés una amonestación por tales excesos.
Aunque, a decir verdad, lo que procede es que frente a un caso de “injerencia descarada e inaceptable”, denunciado por el Poder Judicial, encarnado en el presidente del máximo tribunal del país, Francia ponga fin de inmediato a la misión de su embajador en el país.
Ya no hay maneras de mantener unas relaciones cordiales y normales entre ambos países, si uno de los poderes del Estado, como es el caso del Judicial dominicano, se siente lastimado y hasta insultado por el proceder atrevido y excesivo del embajador.
Con este comportamiento, el embajador pone en peligro los vínculos de cooperación y amistad que existen entre ambas naciones, tal como lo afirma el presidente de la Suprema.
Lamentablemente, hay diplomáticos que se han creído que por estar acreditados ante un gobierno de un país subdesarrollado y dependiente de las inversiones extranjeras, pueden pasar por alto las más elementales normas de la diplomacia, hasta llegar al extremo de ejercer presiones internas y desconsiderar a un poder del Estado.
El embajador francés ha actuado, a menudo, como un censor del país y sobre todo del Poder Judicial, al que le ha criticado una supuesta inacción frente a procesos en curso, pero si consuetudinaria ha sido su actitud de ver la paja en el ojo ajeno, jamás ha intentado ver la tremenda viga en el suyo.
Nadie aquí, sin embargo, por respeto a su investidura y al país que representa, le ha llamado la atención sobre sus excesos, hasta que ahora lo ha hecho, responsablemente, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, por lo que cabe, repetimos, su pronta retirada del país, al que ha maltratado con su “injerencia descarada e inaceptable”, algo “non grato” al orgullo nacional.

Thursday, August 11, 2005

Una estabilidad amenazada

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Lo que se impone ahora, frente al indetenible proceso alcista en el petróleo, es que nos aboquemos a un acuerdo amplio para ver qué podemos hacer en el corto plazo para garantizar la estabilidad macroeconómica, la gobernabilidad y la institucionalización del país.



Al Gobierno hay que reconocerle que ha logrado algo que no pudo el anterior: la estabilidad de las principales variables económicas del país.

Pero como la estabilidad se logra a base de ajustes y restricciones, no siempre gratas al consumidor que siente que su poder adquisitivo ha menguado, este detalle no gravita positivamente en cualquier valoración de la gestión de un gobierno.


La gente reacciona a contracorriente de lo que desearían las autoridades con relación a este desempeño positivo e impensable en el corto plazo.

Lo cierto es que, aún cuando se han colocado bridas al caballo desbocado de la inflación y a la acentuada desconfianza en nuestro futuro y en nuestra moneda que padecimos en la pasada administración, no hemos llegado todavía al pleno control de los elementos de la crisis.

Y nadie está en capacidad, en estos momentos, de predecir que mantendremos la estabilidad si los precios del petróleo siguen subiendo y encareciendo sus importaciones.

En un momento en que estas alzas parecen ennegrecer el horizonte de la economía dominicana y las posibilidades de un crecimiento positivo por primera vez en más de cuatro años, el liderazgo político debe sentirse comprometido a procurar salidas y planes alternativos a esta amenaza.

La gobernabilidad del país no puede descansar únicamente en las manos del Poder Ejecutivo, aunque nos rija el modelo presidencialista, sino en la del resto de los poderes públicos y de otros estamentos de la sociedad civil, que inciden tanto como los primeros en el destino nacional.

Lo que se impone ahora, frente al indetenible proceso alcista en el petróleo, es que nos aboquemos a un acuerdo amplio para ver qué podemos hacer en el corto plazo para garantizar la estabilidad macroeconómica, la gobernabilidad y la institucionalización del país.

No es un momento para desacuerdos ni confrontaciones. El destino del país es una responsabilidad de estas fuerzas, que son las que conducen a la sociedad.

Tienen que ponerse de acuerdo en un plan nacional de ahorro de combustibles, en la inmediata aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica y en la consiguiente reforma fiscal compensatoria, así como en la creación de un clima de diálogo que permita abordar otras prioridades nacionales.

Este país no puede seguir fluctuando entre modelos macroeconómicos cambiantes ni entre la discontinuidad de las mejores políticas del Estado y la improvisación de programas para disyuntivas inmediatas.

Las posibilidades de un petróleo más caro retan la capacidad de la nación para seguir sosteniendo la estabilidad macroeconómica, sin la cual no puede haber clima para la gobernabilidad ni para la seguridad de nuestras instituciones democráticas.


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Wednesday, August 10, 2005

Indiferentes ante las alzas petroleras

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- A la población no parece afectarle los precios en alza, cada semana, de la gasolina, el gasoil y el gas licuado, y pese a que vivimos quejándonos de lo mala que está la situación, el ciudadano tampoco hace ningún esfuerzo por economizar en este sentido.


El precio del petróleo ha estado en imparable carrera alcista desde hace meses, y poco hemos hecho para protegernos de sus onerosos impactos en la economía.
Seguimos bajo un imperdonable festival de consumo de combustible, como si fuésemos una nación rica que puede darse el lujo de este y otros excesos.

Las alzas han ido mellando nuestra capacidad de compras de petróleo, pero aquí no parecemos darnos cuenta de todo lo que eso significa, porque ni siquiera el Gobierno ha podido aplicar un eficaz programa de ahorro.

Sólo se dice que se estudian las medidas, pero no se concretizan ni se acompañan con un esfuerzo de persuasión de la ciudadanía, para que también coopere con una reducción del consumo.

Las calles, las avenidas y hasta las mismas carreteras lucen repletas, a todas horas del día, de innumerables vehículos, especialmente de alto consumo, como si acaso la economía generase suficientes recursos para sustentar este derroche.

Otros países con ecomomías iguales a la nuestra, más previsores, se nos fueron adelante en la implantación de controles.

Pero aquí nos entretenemos con las controversias coyunturales, con distraer la atención hacia asuntos de poca relevancia, con escuchar todos los días las vacuencias de muchos políticos que no aportan ideas ni entusiasmo para la búsqueda de soluciones.

El liderazgo se complace en subirse al ring de las luchas verbales, y no se levanta una voz responsable que llame la atención del país sobre el derrotero de estas alzas ni que actúe con autoridad para poner control a este desenfreno en el consumo.

Todo lo que depende del petróleo ha entrado en cursos de crisis, comenzando por la producción de energía eléctrica a partir de sus derivados, cuyo suministro también ha sido irregular.

A la población no parece afectarle los precios en alza, cada semana, de la gasolina, el gasoil y el gas licuado, y pese a que vivimos quejándonos de lo mala que está la situación, el ciudadano tampoco hace ningún esfuerzo por economizar en este sentido. Nos estamos confiando a las promesas de un suministro con facilidades de financiamiento, sin el más mínimo ápice de voluntad ahorrativa.

Estamos sintiendo la crisis, pero disimulamos su impacto. Es hora ya de pasar a un estricto plan de economía, y el Gobierno es el que tiene los mecanismos y la autoridad para imponerlo.

La hazaña de Marcos Díaz

Marcos Díaz es un producto deportivo netamente nacional. Formado y entrenado en su país, ha escrito ya, en plena juventud, muchas páginas de gloria en su carrera como nadador profesional. Su cruce por el Estrecho de Gibraltar, después de haber hecho otra hazaña en el Canal de la Mancha, lo marcan como un atleta de garras, orgullo de nuestro país y de América, Lo congratulamos por haber implantado un récord mundial en esta última aventura cargada de riesgos y dificultades.



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Tuesday, August 09, 2005

La vida útil de un ex presidente

SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Los ex presidentes capaces comprenden que, dejando de lado las diferencias ideológicas o el color de sus banderías partidarias, pueden serles útiles a sus países. Y de esto Estados Unidos ha hecho una práctica ordinaria, que le ha dado buenos resultados en el orden internacional.



No todos, pero sí algunos ex presidentes estadounidenses —y también de otros países— suelen extender su vida útil como políticos más allá de su paso por el poder.
Hablamos de vida útil, no de la desagradable porfía de otros que, habiendo dejado una estela de pésimos ejercicios como gobernantes, continúan haciendo un esfuerzo de sobrevivencia en el medio político sin aportes positivos ni relevantes.

Abrazados a causas humanas o a la lucha por la democracia y la paz, ex gobernantes norteamericanos han demostrado a su pueblo y al mundo que todavía pueden contribuir con su prestigio, sus relaciones y su talento al mejoramiento de la humanidad.

Es así como el ex presidente norteamericano Bill Clinton, que ejerció ocho años, se adhirió a la causa de la lucha contra el sida, promoviendo ayudas a África y poniendo a prueba sus relaciones para propiciar un abaratamiento del costo de los medicamentos para atacar esa pandemia.

Ahora ha emprendido una campaña nacional contra la obesidad infantil, o la obesidad en sentido general, que constituye una de las principales causas de enfermedades y muerte en los Estados Unidos.

Él sufrió la experiencia de una glotonería precoz y ahora atribuye a esa escasa disciplina en el comer —y a la ingesta de comida basura —sus recientes padecimientos, que lo colocaron al borde de la muerte.

Al dedicar ahora sus energías a estos propósitos, el ex presidente le muestra a su país que sus capacidades políticas van por buen curso, y que su liderazgo no se va a diluir en estériles confrontaciones o en la inutilidad de un retiro contemplativo, silente e improductivo.

Carter es otro ejemplo de ex presidente utilitario. Su país lo aprovecha en diversas gestiones humanitarias y en esfuerzos por la democracia.

Otros ex mandatarios ponen su experiencia al servicio de la humanidad, dictando conferencias o como catedráticos en universidades. O crean fundaciones para ayudar a causas específicas, a menudo conectadas con una inspiración en el bien común.

Hablamos de políticos con estatura de estadistas, no de aparecidos ni enganchados que, al tener un golpe de suerte que los catapulta hacia el poder, creen que tienen ganada, por ello, esta privilegiada condición.

Los ex presidentes capaces comprenden que, dejando de lado las diferencias ideológicas o el color de sus banderías partidarias, pueden serles útiles a sus países. Y de esto Estados Unidos ha hecho una práctica ordinaria, que le ha dado buenos resultados en el orden internacional.

Nuestros pueblos, en cambio, atrapados en pugnas políticas y discordias, no tienen todavía esa capacidad. Cada ex-presidente que sale del poder se convierte en un candidato a la prisión, con o sin razón. O en un personaje que ya pasó a la historia, o todavía en un sujeto del ataque y la descalificación. Esa ferocidad de la lucha impide que, como en el caso norteamericano, la vida útil de los políticos que valen, los políticos de verdad, se extienda más allá de sus efímeros pasos por el poder.



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Monday, August 08, 2005

El reto de buscar otras fuentes energéticas

SANTO DOMINGO, R.D.-En buen momento el Presidente Fernández somete al Congreso un proyecto de ley para incentivar la búsqueda y producción de otras fuentes energéticas.
El país no puede seguir estancado en una disyuntiva de precios altos y crecientes importaciones petroleras, y un sistema de producción de energía gravoso por sus deficiencias y también por sus altos niveles tarifarios.
No se concibe que para aprovechar dos fuentes gratuitas, como el viento y el sol, impongamos altas tasas impositivas a los instrumentos tecnológicos que convierten esos elementos en energía.
O que teniendo a nuestro alcance plantaciones y desperdicios, de los cuales pueden extraerse biomasas y sustancias que se convierten en combustibles generadores de energía e impulsores de vehículos, estemos perdiendo el tiempo en desarrollarlos.
Decimos que el proyecto del Presidente llega en buen momento, porque el tema ha constituido uno de los que suscita mayor preocupación en la sociedad.
Si vamos a entrar en un tratado de libre comercio con Estados Unidos, no podemos sustentarlo sobre un sistema inseguro y costoso de energía que termine diluyendo nuestra capacidad competitiva.
De ahí que resulte atrayente la propuesta hecha por el Grupo León Jimenes, como parte de sus ideas para una reforma fiscal integral, de que el Gobierno abra un concurso con empresas privadas, nacionales o extranjeras, y con organismos supranacionales, para decidir cuáles tecnologías y equipos ayudarían a romper la “inviabilidad” del actual sistema eléctrico.
Una vez determinado el tipo y número de plantas óptimas para el pais –dice el grupo León Jimenes– se convocaría a una licitación internacional y el Gobierno abriría un crédito para su adquisición y puesta en operación.
Esta es una fórmula, pero el campo no es limitado. Creemos que las universidades deben involucrarse en la discusión de este asunto, proponiendo más alternativas.
La iniciativa del Presidente no puede quedarse en una mera exposición de ideales.
Debe ser asumida por el Congreso con la mayor seriedad, para que fomente la importación de equipos y tecnologías que faciliten la producción sostenida, abundante y barata de energía alterna, como lo están haciendo otros países que no aguantan las onerosas cargas del costo petrolero, ni los retrocesos que esa dependencia causa a sus planes de desarrollo y crecimiento.
Los pequeños ejemplos que existen en el país de sistemas que funcionan con energía solar bastan para que nos involucremos, con entusiasmo y optimismo en su generalización.Y nos parece que el proyecto de ley que comentamos es un elemento impulsor de esa búsqueda, que no soporta mas demoras.

Saturday, August 06, 2005

El infierno del transporte público

SANTO DOMINGO, R.D.- La experiencia bogotana o de otras ciudades latinoamericanas puede sernos muy útil para cambiar el infierno que representa el actual sistema de transporte y, por consiguiente, para cerrar el grifo a los gastos multimillonarios en combustibles, cada vez más caros.


Más buses y menos carros, esa es la alternativa a la que debemos aspirar para rebasar el caótico, engorroso, estresante y costoso sistema de transporte público de nuestro país.

Con una premisa semejante, Bogotá, la capital de Colombia, hizo posible el cambio radical de su anticuado y agresivo sistema de transporte.

Ocurrió en la época de su entonces alcalde, Enrique Peñalosa, a quien se debe la iniciativa de crear el sistema conocido como Transmilenio.

Es un sistema de buses articulados que recorren vías dedicadas especialmente para ellos. La ciudad financió la construcción de esta infraestructura y adjudicó a empresas privadas el manejo de los buses y las estaciones.

El sistema comenzó a operar en diciembre del 2000 y resultó un éxito inmediato. Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo explica que el costo fue de 300 millones de dólares y que los autobuses mueven más de 700 mil pasajeros diarios.
El metro de Medellín, otra ciudad colombiana, costó 3,500 millones de dólares y sólo mueve 250 pasajeros diarios.

La alcaldía bogotana, entusiasmada por el éxito del Transmilenio, lo está extendiendo para llegar a la meta de proveer transporte a todos los bogotanos en un radio de 500 metros de sus viviendas. Pero la reforma no sólo implicó crear esta red de autobuses.

La guerra contra los carros iba más allá de un plan para despejar vías y aceras. Era el fruto de la convicción de que las grandes ciudades no podían seguir siendo estructuradas sobre la base de sus ejes viales.

Comprendieron que la alcaldía y el Gobierno nacional gastaban demasiados recursos en facilitar estructuras para carros y vehículos de todo tipo, en desmedro de la calidad de vida de sus habitantes, que cada día iban perdiendo más espacios para su recreación y solaz.

La ciudad creó ciclorutas para bicicletas, prohibió que los carros se estacionaran en las aceras, creó paseos peatonales, y comenzó a transformar su viejo esquema del transporte.

Toda esa red vial anterior existía sólo para permitir el tránsito del 20 por ciento más rico de la ciudad que circulaba en automovil privado.

Era un modelo clasista, que beneficiaba a los acomodados pero no a los pobres, que son los más. Ahora es otra cosa, pues el Transmilenio masifica la movilización, sin necesidad de abrir más vías y quitar a la población los espacios que se merece para desarrollarse.

Como decía Peñalosa, es preferible más espacios para los niños que para los carros.
La experiencia bogotana o de otras ciudades latinoamericanas puede sernos muy útil para cambiar el infierno que representa el actual sistema de transporte y, por consiguiente, para cerrar el grifo a los gastos multimillonarios en combustibles, cada vez más caros.


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Friday, August 05, 2005

El DNI y la seguridad nacional

SANTO DOMINGO, R.D.- El Departamento Nacional de Investigaciones (DNI) debe ser “reinventado” para que asuma como propias, las tareas que en materia de inteligencia, se reparten numerosos organismos militares y policiales.


Como estamos bajo el signo de la modernización del Estado, no debe demorarse más la reforma de los sistemas de inteligencia nacionales.

Hasta ahora, luce ser un sistema muy disperso, descentralizado, manejado por muchas cabezas que probablemente trabajan acicateadas por un espíritu de competencia que, al final, en nada beneficia la seguridad nacional.

Los Estados Unidos pudieron comprobar que, pese a contar con varias agencias especializadas en espionaje, inteligencia y seguridad, el dato clave del plan de ataque terrorista estuvo en sus archivos sin que activara las alarmas para prevenirlo.

Tras el atentado a las torres gemelas y al Pentágono , no perdió tiempo en reestructurar su aparato de seguridad nacional, centralizándolo y adoptando nuevos enfoques y nuevos códigos a los que tienen que adecuarse los ciudadanos.

Aquí los problemas de seguridad nacional los hemos simplificado a aquellos fenómenos que pudieran amenazar el orden público, pero ya tenemos que superar esa limitada visión y entender que el terrorismo internacional no tiene fronteras para colocar su sello de sangre y espanto, de muerte y horror.

El Departamento Nacional de Investigaciones (DNI) debe ser “reinventado” para que asuma como propias las tareas que, en materia de inteligencia, se reparten numerosos organismos militares y policiales.

Probablemente entre estos no hay mucha información compartida ni procesada.Y en cuanto al DNI, es menester que supere lo que se dice es su habitual función, el olisqueo de infidelidades, tratativas de negocios, pleitos matrimoniales o desenfrenos sexuales y chismes variopintos de figuras públicas y opositoras, y se convierta en la gran agencia que vele para que no seamos sorprendidos por las tantas amenazas que representa el terrorismo, el narcotráfico y otras “serpientes venenosas de muchas cabezas” que, al decir del director del DNI, el general Damián Castro Cruz, penden amenazantes sobre la tranquilidad de los pueblos.

Parte de las medidas adoptadas por Estados Unidos y otras naciones para prevenir atentados terroristas están en aplicación en nuestros puertos y aeropuertos, y se intensifica el adiestramiento de agentes e instituciones encargadas de la seguridad.

Toda esa preparación preventiva debe ir acompañada, como hemos dicho, de la modernización del esquema de inteligencia, mejorando la capacidad profesional de los agentes, su equipamiento y su entrenamiento.

Y, naturalmente, adoptar el enfoque correcto de su trabajo. Las amenazas a la seguridad provienen de distintas fuentes.Y por el hecho de que seamos un país pequeño y neutral en ciertos conflictos, no escapamos a la eventualidad de ser blancos de este flagelo que ensangrienta al mundo.

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Thursday, August 04, 2005

Un gran acierto del Presidente

SANTO DOMINGO, R.D.- Al Presidente se le critica su inacción o lentitud en muchos casos, pero en este ha trabajado en silencio para abrir al país una nueva ventana de excelentes oportunidades para el saber y para nuevos empleos. Y no podemos menos que felicitarlo por esta formidable prueba de visión de futuro.

Los “community colleges” serán una bendición para este país, sobre todo para los estudiantes pobres, por las oportunidades que ofrecen para el aprendizaje gratuito de materias técnicas.

Esta modalidad de institutos hará que la educación clásica dé un vuelco y abra espacios para que millares de jóvenes se especialicen en profesiones de muy alta demanda en estos tiempos.

Las universidades no han diversificado, como se quisiera, sus curriculums porque han estado ocupadas en mejorar la formación que ofrecen en sus tradicionales carreras.
No han logrado atraer más estudiantes, por distintos motivos. O porque hay alta deserción y baja calidad de formación de los aspirantes, o porque las carreras que ofrecen son de larga duración y muchos no pueden costearla.

Hacía falta, entonces, promover una estructura nueva que subsanara esta deficiencia. Y de ahí la acertada visión del Presidente Leonel Fernández al disponer la creación de varios de estos centros de estudios en la Capital y otras ciudades del país.

Estos community colleges brindarán otras opciones. Por ejemplo, en el área tecnológica enseñarán microelectrónica, mecatrónica, robótica, informática, refrigeración, tecnología de textiles, manejo y conservación de alimentos, programación de computadoras, mecánica automotriz y diesel, tecnología de base de datos, etc.

En el área de turismo, enseñarán arte culinario o cocina industrial, bartender, ama de llaves, animación artística y guías turísticos, mientras que en el área de la salud darán oportunidades a los aspirantes a estudiar enfermería, técnicas de imagenología, higiene dental, tecnología dental, terapia física, nutrición, tecnología óptica, tecnología de laboratorios y aplicada a ciencias de la salud.

Para el área de negocios, se enseñará sobre incubadoras para pequeñas y medianas empresas, diseño y gerencia de empresas, servicio al cliente y contabilidad gerencial e impositiva, mientras que para el área de publicidad y comunicación se ofrecerán cursos de diseño gráfico, producción de radio y televisión y fotografía.Y de paso, se enseñará el inglés como segunda lengua.

Como se ve, es amplia la oferta y con la ventaja de que los cursos son de corta duración, máximo dos años, suficientes para preparar un recurso humano de tanta demanda en nuestra sociedad. No habrá excusas para aquel que no quiera estudiar o capacitarse. Y no puede haber dudas de que, al salir de sus aulas, encontrarán oportunidades de trabajo o de crear negocios propios.

Esto era lo que estaba faltando para impedir que, por desdén, por falta de recursos o por otras dificultades comprensibles, la gran masa juvenil, apta para el estudio, abandonase las aulas y perdiese su tiempo en otros menesteres.

Al Presidente se le critica su inacción o lentitud en muchos casos, pero en este ha trabajado en silencio para abrir al país una nueva ventana de excelentes oportunidades para el saber y para nuevos empleos. Y no podemos menos que felicitarlo por esta formidable prueba de visión de futuro.

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Wednesday, August 03, 2005

Una “cumbre” alentadora

SANTO DOMINGO, RD.-El Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Centroamérica y la consiguiente reforma fiscal que tal compromiso conlleva, constituyen los dos principales retos de la nación en el orden económico en estos momentos.
Por las profundas repercusiones que tendrán en la vida de todos los dominicanos, la llave para viabilizarlas y darles un carácter legal solo la tiene el liderazgo político representado en el Congreso y tal parece que, a este nivel, la puerta del compromiso ha sido formalmente abierta ya.
El encuentro del presidente Fernández y el ex presidente Hipólito Mejía, con la mediación de monseñor Agripino Núñez Collado, ha servido para sentar las bases de un acuerdo que facilite en el Congreso la aprobación del TLC –convertido en ley por el presidente estadounidense George Bush– y la reforma fiscal que pretende establecer las fuentes para las recaudaciones que se dejarán de percibir a la hora en que entre en vigor el pacto multilateral.
Ese pacto, como advirtiera recientemente el economista José Luis Alemán, cambiará el país, por cuanto lo obliga a establecer nuevos estándares de transparencia y de seriedad para desarrollar sus negocios con los Estados Unidos, y crea desafíos en el orden competitivo y de producción de alta calidad y eficiencia al sector empresarial e industrial dominicano.
Tal es la importancia que reviste esta sociedad comercial con los Estados Unidos que el propio presidente Fernández ha dicho que, sin ese TLC, se arruinaría la economía del país en el actual contexto de la globalización y los nuevos perfiles del mercado.
El mercado está ahora dictando sus reglas y los países, no importa el tamaño de sus economías, responden a ellas de la mejor manera posible. El impacto inmediato que supondrá para nosotros la aprobación de ese tratado es que elimina fuentes a través de las cuales ingresaban ordinariamente más de 20 mil millones de pesos al erario.
El sustituir estas fuentes con otras nuevas es lo que ha dado lugar a un sostenido y a menudo fuerte debate entre todos los sectores que eventualmente serán afectados.
Por eso era preciso que fuese en el marco del Diálogo Nacional, que abarca amplios sectores, donde se debatiera este asunto, en el cual tienen decisiva influencia los partidos políticos.
Cuando el PLD, el PRD y los reformistas se entiendan sobre esta materia, puede decirse que tanto el Tratado como la reforma fiscal, tendrán allanado el camino de su aprobación.
Tiene que ser un compromiso nacional. De ahí la enorme importancia que tiene la “cumbre” celebrada ayer por Fernández y Mejía, proyectando la idea de que, pese a sus diferencias políticas, ambos, con sus respectivas fuerzas partidarias, privilegian los asuntos cruciales de la nación sobre las estériles y tradicionales discordias entre ellos. Saludamos el eficaz esfuerzo de mediación de monseñor Núñez Collado, a quien no se le puede regatear la nobleza y el sacrificio de su rol en favor de las mejores causas nacionales.

Tuesday, August 02, 2005

El desarme, una prioridad

SANTO DOMINGO, R.D.- Mientras más dominicanos caen injustamente en medio de la violencia o sufren la virulencia de un atraco o la humillación y el dolor de cualquier otra agresión, lo que la sociedad desea es una respuesta más contundente de la Policía, un patrullaje mayor y sostenido, y un incremento de las operaciones de desarme.


La delincuencia está instalada ya en nuestra sociedad y hay que enfrentarla en dos fases, una inmediata y otra a más largo plazo. Para ambos escenarios hay una medida que se cae de la mata: el desarme de la población. Y de eso es de lo que menos estamos hablando. Por el contrario, el armamentismo ha aumentado porque no hay campaña de desarme, sino de legalización del porte y tenencia de armas.

Estamos en un círculo vicioso: no se quiere desarmar a los que andan armados para no desprotegerlos de los delincuentes, pero ahí está un factor clave potencial de la criminalidad. Mientras más dominicanos portan armas, esta se convertirá en un recurso de más fácil e instintivo uso ante una atmósfera cargada de peligros y amenazas.

Hay un segmento muy amplio con armas ilegales en su poder. Son los de los pandilleros y narcotraficantes barriales. Enfrentarlos y neutralizarlos es una acción que debe combinar su desarme total con su sometimiento a la justicia.
Eso es ahora.

La otra medida crucial, que nadie se atreve a tomar porque en todo esto va implícito un asunto de recaudación, es la del desarme total de los ciudadanos civiles, tengan la condición que tengan.

Como la delincuencia o la criminalidad tienen sus causas muy bien diagnosticadas en el país, es obvio que el atacar las causas fundamentales toma tiempo. Y en ese tiempo, la delincuencia puede incrementarse si, parejo con una estrategia para enfrentarla, no se siente la destreza y la firmeza de las autoridades para someter a todos los ciudadanos al cumplimiento de las leyes.

Es un problema complejo el nuestro, porque los que representan esa autoridad, en cierta medida, han perdido respeto y credibilidad.

Corregir ese problema de conducta y de imagen también es necesario, pero toma tiempo.
En el día a día, mientras más dominicanos caen injustamente o sufren la virulencia de un atraco o la humillación y el dolor de cualquier otra agresión, lo que la sociedad desea es una respuesta más contundente de la Policía, un patrullaje mayor y sostenido, y un incremento de las operaciones de desarme.

Que el desarme se convierta, ahora, en una prioridad fundamental para ir desactivando los potenciales factores que nos han sumido en una delincuencia que ya se ha tornado endémica en la sociedad.

Este cáncer hay que extirparlo. Y si fuera preciso, sin anestesia, o, de lo contrario, se morirá el país de inanición y de miedo por culpa de unos pocos.

Un aniversario en libertad

SANTO DOMINGO, R.D.- En este día reafirmamos el apego a las líneas trazadas por nuestros fundadores y la resuelta disposición de respetarlas y defenderlas, enfrentando a todo poder que trate de narigonearnos y a toda fuerza, oculta o visible, que conspire contra la libertad de prensa y de expresión del pueblo dominicano.


Este 116 aniversario tiene para el LISTÍN DIARIO una significación especial: lo celebramos en libertad por primera vez desde su intervención ilegal por parte del Gobierno en el 2003.

Desde que fue reasumido por sus legítimos propietarios, en virtud de una sentencia de la Suprema Corte de Justicia que ordenó su devolución, el LISTÍN se ha empeñado en recobrar los espacios perdidos en el lapso de la ocupación gubernamental.

Hoy nos sentimos muy satisfechos del apreciable apoyo que nuestros clientes, lectores y relacionados nos han ofrecido para que ese proceso de recuperación haya superado nuestras propias expectativas.

Esto indica que la sociedad reprobó la fracasada estratagema usada por el gobierno anterior para apoderarse de esta empresa, controlar su línea informativa y editorial y pretender engañar a la opinión pública, y sobre todo a los electores, con irreales logros o con realidades manipuladas a la mejor conveniencia de las autoridades.

Para justificar la ocupación de este diario, se nos acusó de lavado de activos, un humillante anatema con el que pretendieron manchar nuestra historia, que ha sido fundamentalmente de servicio a la sociedad, solamente alterada en dos interregnos por los caprichos y las ambiciones descabelladas de dos sujetos de ingrato recuerdo: el dictador Trujillo y su enrevesada caricatura, Hipólito Mejía.

Es ahora cuando la sociedad ha venido a darse cuenta quiénes eran los verdaderos lavadores de activos y los verdaderos corruptos, y a comprender la malsana trama que culminó con la usurpación de los activos y los principios de este diario. El lector, que tiene fino olfato para distinguir lo que busca, no se equivoca en su dictamen. Nadie se tragó el engaño.
De esa ocupación quedan todavía las rémoras de la insolidaridad en nuestra propia clase, las inútiles añagazas de los que sueñan con vernos ocupados y amarrados otra vez, las vanas pretensiones de desprestigiar nuestro trabajo informativo, atribuyéndonos los mismos pecados que cometieron los usurpadores, en fin, todo un ridículo esfuerzo por hacernos separar de la estimación, la preferencia y la aceptación que hemos cosechado entre nuestros lectores y clientes a lo largo de estos 116 años de existencia.

Curtidos ya en experiencias muy disímiles, sacamos de ellas una importante lección: la credibilidad no se conquista ni con dinero, ni con la fuerza, ni con trucos mercadológicos, sino con un simple ejercicio de buscar la verdad y contextualizarla en una noticia o en una opinión editorial.

En este día reafirmamos el apego a las líneas trazadas por nuestros fundadores y la resuelta disposición de respetarlas y defenderlas, enfrentando a todo poder que trate de narigonearnos y a toda fuerza, oculta o visible, que conspire contra la libertad de prensa y de expresión del pueblo dominicano.