Saturday, December 31, 2005

Las duras pruebas del 2005

En donde hemos avanzado poco ha sido en la lucha contra la corrupción pública, que todavía sigue dependiendo de las conveniencias de trato entre los políticos y los partidos que se suceden en el poder


El año 2005 estresó bastante a nuestro país. Estuvimos en vilo, por culpa de la delincuencia, y soportamos demasiadas tensiones en el esfuerzo por enderezar y estabilizar la economía.A todo esto, tuvimos un año políticamente activo en el que los partidos, tratando de superar las resacas de sus divisiones, han hecho muchos esfuerzos para reorganizarse y prepararse para los comicios congresuales y municipales de mayo.En el orden económico, los diálogos para el consenso no fueron tan productivos como antes. El más crucial de ellos, procurando pavimentar el camino hacia el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Centroamérica y, consiguientemente, la reforma fiscal integral, absorbieron la atención de todos los sectores por muchos meses.Más allá de estas preocupaciones internas, tuvimos que encarar algunas situaciones externas no del todo agradables: las continuas alzas petroleras que agravaron el proceso hacia la estabilización y la reconquista de la confianza en nuestra economía, el deterioro de la situación haitiana y su reflejo en el agravamiento del desorden migratorio y las inquietantes limitaciones que cada vez más se imponen a los inmigrantes dominicanos en el extranjero.Pese a este marco de dificultades, la sociedad ofreció pruebas de su capacidad de aguante y comprensión, y también de reacción apropiada y oportuna.Asumió el costo del sacrificio social sin recurrir a la violencia destructiva ni a la desestabilización política. Soportó las alzas de los productos y postergó sus más sentidas reivindicaciones, aguardando que el proceso de estabilización comience a dar sus frutos.Diferente a como ha ocurrido en otros países, el debate sobre el TLC no estuvo matizado por irrefrenables protestas o malestares laborales.En cuanto a la delincuencia, hubo unidad de criterio y de acción para enfrentarla. Se realizaron marchas públicas y se ofreció colaboración a las autoridades para frenar a los antisociales. De ese clamor y movimiento surgió el plan de seguridad democrática y el programa de “barrio seguro”, y se está a la espera de sus resultados.En el plano legal, adoptamos salvaguardas para manejar uno de los ángulos más espinosos en la relación con Haití, el cual concierne al derecho a la nacionalidad, y se han tomado medidas para cambiar el formato de protección y vigilancia de la frontera, al tiempo que nos dimos una nueva ley de migración.En donde hemos avanzado poco ha sido en la lucha contra la corrupción pública, que todavía sigue dependiendo de las conveniencias de trato entre los políticos y los partidos que se suceden en el poder.En líneas generales, este es el cuadro que proyectó el 2005 y ahora es justo aspirar a que en el 2006 podamos mantener en alto el espíritu de lucha y de progreso del que suele hacer galas este pueblo frente a cualquiera de los desafíos que ha tenido por delante.

Saturday, December 24, 2005

....Y en la tierra paz a los hombres







SANTO DOMINGO, RD. -







Los dominicanos, que sentimos por María, su venerada madre, un cariño tan especial, debemos aprovechar este día y esta noche para alegrarnos de la noticia que dio el ángel a los pastores de Belén y asumir el compromiso y la actitud de ser mejores ciudadanos, mejores hermanos, mejores creyentes.


No hay acontecimiento histórico más grandioso , incomparable y misterioso para la humanidad que el nacimiento de Jesucristo, el hijo de Dios.


El que el Creador de la tierra y todas sus especies se humanizara y se confundiera con todos nosotros a través de su hijo, sacrificado luego en la cruz para expiar todos nuestros pecados, es la más elevada y suprema prueba de amor que ha podido darnos.

Sin embargo, pese a la trascendencia de esta encarnación, gran parte de esa humanidad no responde todavía a sus amorosos designios de paz, de confraternidad y de hermandad.

Por el contrario, muchos lo ignoran, lo olvidan o rechazan admitirlo como centro de sus vidas.

La era cristiana, que se inicia seis o siete años después del nacimiento de un niño de familia humilde en un pesebre de Belén, porque la madre y el padre no encontraron albergue en las posadas de ese pueblo, había sido profetizada por lo menos siete siglos antes de que se produjera.Durante todo ese tiempo, Dios se valió de profetas y señales para avisar de su venida al mundo y ésta se cumplió exactamente como había sido anunciada.

Los evangelios relatan que un ángel del Señor se apareció de noche, iluminado, ante unos pobres pastores vecinos de Belén y les dijo: “No teman, les traigo una buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”, y para facilitar su búsqueda, les especificó que encontrarían un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Como el propio Dios le había prometido al rey David lealtad eterna para su descendencia, todo el mundo esperaba que ese Mesías que se había profetizado se asemejaría a un rey, con todos sus ornamentos y su poder.

Pero no resultó así. Lo que nació en Belén es la expresión más auténtica de la pobreza y la humildad, y estas dos características marcaron las preferencias y la conducta de Jesús a lo largo de su peregrinaje humano y divino entre nosotros.

La humanidad tiene que recogijarse de que un día como hoy haya tenido la gracia de Dios hacerse igual entre nosotros, menos en el pecado, desde luego, y que su misericordia, su caridad y su amor por las criaturas de su creación hayan sido inconmensurables.

Los dominicanos, que sentimos por María, su venerada madre, un cariño tan especial, debemos aprovechar este día y esta noche para alegrarnos de la noticia que dio el ángel a los pastores de Belén y asumir el compromiso y la actitud de ser mejores ciudadanos, mejores hermanos, mejores creyentes.

“Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que aman al Señor”.

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Friday, December 23, 2005

Un paréntesis en la ruta hacia el TLC


SANTO DOMINGO, RD.- El paréntesis que se ha abierto entre el primero de enero y la fecha posible de entrada en vigor, en el caso dominicano, debe servir para que los sectores productivos se reúnan y examinen con la serenidad, visión de futuro y objetivas realidades, lo que nos espera.


Al postergarse por seis meses, máximo, el inicio del TLC con los Estados Unidos, el paréntesis que se ha abierto puede permitir una reflexión más profunda sobre sus impactos en nuestra vida económico y social.

El TLC es mucho más que un esquema para el intercambio fluido, libre de aranceles, de los productos de exportación de nuestros países.

Es un marco legal que alcanza las propias bases de nuestro sistema económico y comercial y que impone obligaciones mutuas a los países firmantes.

El factor clave, esencial, es la capacidad competitiva de cada uno de los concernidos para sacar el mayor provecho al mercado común que se nos crea al amparo de nuevas reglas.

De esa falta de competitividad nos quejamos, a ciertos niveles, de los sectores productivos, porque gravitan sobre ellos cargas impositivas y porque son elevados los costos de algunos servicios vitales, como el de la energía.

El temor a entrar a un mercado con estas debilidades frente a competidores más fuertes y preparados es lo que ha ensombrecido, para muchos, el futuro que esperan bajo un TLC.

La cantidad de normativas y requisitos establecidos constituye un reto para la desorganizada maquinaria productiva dominicana.

Lo mismo representa el aspecto de la transparencia, equidad y honradez en el manejo de las compras estatales y en las concesiones públicas, donde el dinero de comisiones y “coimas” rueda a caudales por debajo de las mesas de la burocracia.

Por igual estamos frente al reto de respetar los derechos de propiedad o de autor que, bajo un esquema como el TLC, abarca todos los renglones sujetos a la comercialización.

Esto indica que muchos productores dominicanos tendrán que pagar, al exportarlos al mercado de Estados Unidos o de otros países centroamericanos, determinados derechos de autor por sus productos, o mejor dicho, por aquellos renglones que ya otros patentizaron en cuanto a contenidos, formas, mezclas o nombres propios.

El paréntesis que se ha abierto entre el primero de enero y la fecha posible de entrada en vigor, en el caso dominicano, debe servir para que los sectores productivos se reúnan y examinen con la serenidad, visión de futuro y objetivas realidades, lo que nos espera.

Sabemos que el paréntesis de tiempo estará sesgado por la campaña electoral, pero esta no debe ser excusa para que los sectores aludidos se hagan representar en una comisión que evalúe los alcances del pacto comercial.

En el interin, estará por verse cuál es el impacto que producirá la reforma fiscal en los sectores productivos y en su capacidad competitiva y, por el otro lado, en qué medidas la tardanza en la entrada en vigor del TLC hará desperdiciar las oportunidades de inversión extranjera que sólo esperaba este momento.

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Thursday, December 22, 2005

El Presidente y el LISTÍN


SANTO DOMINGO, RD.- No siempre la conspiración ha venido de fuera. En algunos momentos la traición se ha incubado en nuestras propias entrañas, como la de Judas contra Jesucristo, entre sus mismos apóstoles.


Al presidente Leonel Fernández hay que reconocerle que, en sus dos mandatos presidenciales, ha sido un gobernante respetuoso de la libertad de prensa y un cultivador del debate de las ideas en la democracia.

Frente a las denuncias de que sectores intolerantes pudieran estar maquinando formas de control de LISTÍN DIARIO, el Presidente ha ratificado que nunca ha sido esa la actitud de su gobierno.

Y ha reafirmado que, bajo su gobierno, nunca se ocupará nada por la fuerza, porque ese no es su comportamiento ni su actitud.

Nos complace que este haya sido el mensaje contundente que el Presidente haya transmitido a la sociedad dominicana, pues subraya lo que siempre ha sido distintivo en su pensamiento y en su accionar ante la prensa y ante los derechos y deberes de los ciudadanos.

Ha sido el suyo un comportamiento diametralmente diferente al de recalcitrantes políticos retrógadas que han ejercido o manejado las influencias del poder para promover, en el pasado, perversas maquinaciones contra LISTÍN DIARIO.

Unas veces esas maquinaciones han devenido en agresiones concretas y comprobables, algunas se han diluido en sus mismas fuentes y no sabemos todavía cuántas otras están en hibernación, esperando el momento para el zarpazo.

De tanto enfrentar o esquivar esas amenazas en 116 años, hemos podido descubrir que la fortaleza de LISTÍN DIARIO radica en su propio compromiso con la verdad.

No obstante, muchos se empeñan en sobredimensionar esa fortaleza y llegar a creer que LISTÍN es capaz de tumbar o sustentar gobiernos. Ni lo uno ni lo otro. Porque esa no es ni ha sido nunca su misión.

Porfiados en el error, esos enemigos codician su control y su dirección. Y en el afán de ejercerlos incurren en grandes abusos y en grandes yerros.No siempre la conspiración ha venido de fuera. En algunos momentos la traición se ha incubado en nuestras propias entrañas, como la de Judas contra Jesucristo, entre sus mismos apóstoles.

Pero LISTÍN ha sobrevivido a todas ellas, gracias a que tiene el firme propósito de ceñirse a su misión, que no es otra que registrar los hechos de la sociedad y exponerlos sin retruécanos, sin ocultaciones y sin manipulaciones inmorales o aviesas sólo para complacer a intereses específicos.

Si el LISTÍN se apartase de esa línea, rápidamente sus lectores lo percibirían y le retirarían su confianza. Esa amarga experiencia ya la hemos vivido y no dejamos de arrepentirnos siempre, sinceramente. Para cuidar esta responsabilidad ante la sociedad, LISTÍN siempre tiene los ojos abiertos y escrutadores. No subestima detalles, ni tampoco se deja atrapar por el miedo o el pánico que pretendan infundirle sus enemigos.

Frente a los vituperios y los insultos, frente a las maquinaciones y conspiraciones que puedan alentar o concebir los intrigantes de siempre, de todas las épocas y todos los signos políticos, LISTÍN DIARIO sólo tiene un escudo para defenderse: el que la misma sociedad ha forjado con su aprecio y con su lealtad durante 116 años, considerándonos como un patrimonio propio y no de nadie en particular.

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Wednesday, December 21, 2005

Más recursos para Cardiología

SANTO DOMINGO, RD.- Los legisladores y las autoridades de Salud Pública deben considerar con seriedad un aumento sustancial en el presupuesto de Cardiología, una institución en la que sus médicos y personal paramédico hacen milagros, con buena voluntad, esmero y eficiencia profesional, para salvar muchas vidas.


El Instituto Dominicano de Cardiología, que ha funcionado desde 1964, enfrenta nuevamente este año la necesidad de obtener más recursos por la vía del presupuesto nacional.

Muchos de sus equipos ya agotan su vida útil y el hospital necesita una planta eléctrica nueva porque la que opera, desde hace 15 años, vive dañada.

Esta deficiencia obliga al hospital a alquilar una planta adicional, lo cual diluye lo poco que le queda de la asignación oficial de Salud Pública para mantener sus buenos y baratos servicios.

Es bueno decir que a ese hospital acuden pacientes pobres, a muchos de los cuales ni se les cobra o se les favorece con extraordinarios descuentos.

El hospital se mantiene gracias a una serie de servicios que ofrece a pacientes de mayor poder económico y a la variedad de servicios que ofrece al público, que incluyen hasta odontología y gastroenterología, entre otras especialidades más propias de otros hospitales.

Pero también se ha convertido en un centro de enseñanza, ya sea para los programas de post-grado en cardiología, como los de pre-grado en Medicina para la UASD y UNIBE.

Las necesidades más urgentes del hospital, para el nuevo año, son, como ya apuntamos, la planta eléctrica de 500 kilowatts, un equipo de electrofisiología, una gamma cámara, un nuevo equipo para prueba de esfuerzo, rayos X, equipos de tomografía y ecocardiógrafo.

Todo eso cuesa 40 millones de pesos y el hospital necesitaría, para operar ordinariamente, una subvención de $3.5 millones de pesos mensualmente.

En realidad, la subvención equivale a una asistencia del Estado a los pacientes pobres, para que no tengan que pagar-–porque jamás podrían– los costosos y cruciales servicios de cardiología.

Es preciso indicar que esta es una de las subvenciones más bajitas que puedan existir en el sistema hospitalario público, pero tratándose del Instituto de Cardiología, sería un crimen que las autoridades escamoteen una ayuda que para otros hospitales ha sido varias veces superior a esta.

El hospital generó ingresos propios por 99 millones 781 mil pesos este año y espera alcanzar 118 millones 700 mil pesos en el 2006 si puede tener la dicha de adqurir estos equipos y ofrecer más servicios que los que actualmente brinda.

Lo más importante que apreciamos en la labor del Instituto es que allí trabajan los mejores especialistas del país, los costos son menores, la calidad del servicio es insuperable y la demanda de atenciones ha sido creciente, año tras año.

Los legisladores y las autoridades de Salud Pública deben considerar con seriedad un aumento sustancial en el presupuesto de Cardiología, una institución en la que sus médicos y personal paramédico hacen milagros, con buena voluntad, esmero y eficiencia profesional, aunque con poco dinero, para salvar vidas o para aminorar los riesgos a tantos pacientes con problemas cardiovasculares.

Se merece que le demos total respaldo en medio de sus necesidades de recursos y equipos nuevos.

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Friday, December 16, 2005

Desagravio al Presidente


SANTO DOMINGO, RD.- El desagravio que la nación, unida, debe ofrecerle al Presidente, quien encarna lo más sagrado de los símbolos patrios, no debe constituir un acto político ni partidario, sino la expresión de un sentimiento unánime de repudio a la ofensa que sufrió en esa infortunada visita.


Al retornar hoy de su gira por el extranjero, el país debería tributar al Presidente Fernández un justiciero acto de desagravio por las ofensas que, en su persona, se perpetraron contra nuestra nación en la convulsionada Haití.

Él representa, tanto aquí como en el exterior, el más alto símbolo de la autoridad nacional, y cualquier acto o gesto inamistoso con el que se pretediense humillarlo, es un agravio contra la República Dominicana.

Sabemos que no hay tiempo para organizar un acto masivo de recibimiento, mediante el cual pueda plasmarse la síntesis de la solidaridad nacional hacia los símbolos que identifican nuestra nacionalidad.

Pero hay formas en las que a través del Gobierno se puedan convocar a entidades representativas de la sociedad para que , ya sea en el aeropuerto o en el Palacio Nacional, o en el escenario que se estime más conveniente, el país salude y apoye al Presidente.

Pudiera ser, inclusive, un acto en el que se reafirme la voluntad dominicana de contribuir, con el resto de las naciones amigas, al encauzamiento democrático de Haití para que pueda superar esos instintos atávicos que se manifestaron en las turbas amenazantes que malograron la visita del Presidente a Puerto Príncipe y que siguen atando a Haití a viejos resquemores y resentimientos sin sentido.

Ha sido un espectáculo de mal gusto que a un mandatario, imbuido de los mejores propósitos de solidaridad y respeto a las reglas de la buena vecindad, lo hayan tenido que sacar apresuradamente, bajo tiros y gomas incendiadas, de la capital haitiana, a la que visitaba de manera oficial.

El desagravio que la nación, unida, debe ofrecerle al Presidente, quien encarna lo más sagrado de los símbolos patrios, no debe constituir un acto político ni partidario, sino la expresión de un sentimiento unánime de repudio a la ofensa que sufrió en esa infortunada visita.

Los pueblos, en coyunturas como estas, deben deponer sus diferencias, sus contradicciones y sus pasiones, y cohesionarse en un sentimiento nacional.

Máxime cuando el país se prepara, con leyes y nuevas jurisprudencias, para organizar su sistema migratorio y para afrontar la gran tarea de regular la inmigración masiva e ilegal de nuestros vecinos.

La Iglesia dominicana, cultivadora por excelencia de la solidaridad y la dignidad humanas, podría propiciar una gran ceremonia por la unidad y la paz, en la cual los dominicanos eleven oraciones por el bienestar de su país y porque los haitianos puedan encontrar vías de avenencia y conciliación y la ayuda que necesitan—y que otros le han negado—, para que pueda como pueblo, salir de sus terribles dificultades y, sobre todo, de las fuertes pruebas que les esperan en el futuro inmediato.

El Presidente se merece un desagravio que, en definitiva, es un desagravio a toda la nación dominicana.

Wednesday, December 14, 2005

“Afortunada” sociedad civil

En nuestra sociedad están ocurriendo hechos y develándose atrocidades que esa sociedad civil, antes vehemente y patriótica, puritana y moralista, prefiere ni ver ni comentar, en un porfiado e inútil esfuerzo para evitar que se le caigan todas sus máscaras.....y sus buenas pagas.


Cobijados bajo el flamante paraguas de la “sociedad civil”, grupos y personajes han encontrado la fuente de su sustentación económica en “ayudas” de gobiernos extranjeros y hasta en los nuestros.

Gracias a esta privilegiada condición de “voceros” de algunas demandas del pueblo, han alcanzado nombradía y “autoridad” para decidir qué es bueno y qué es malo en la sociedad y, en consecuencia, absolver o condenar.

Sus banderas temáticas preferidas son la transparencia y la corrupción, ya que buena parte de los dineros que les envían sus patronos para que organicen seminarios o difundan sus ideas en la prensa van dirigidos a estos objetivos.

Sus posiciones de principios han demostrado ser, en los últimos tiempos, acomodaticias. Ante unos tufos de alta y aristocrática concupiscencia, para no llamarles robos vulgares o exacciones criminales de fondos públicos y privados, han actuado como los avestruces, metiendo cabeza y largo cuello en hoyos muy profundos....tal vez para taparlos.

La relación de estos grupos con el poder no es tan independiente como tratan de proyectarla. De manera subterránea se mueven influencias que de alguna u otra forma condicionan sus posiciones públicas o su silencio más desvergonzado.

Llama la atención, en este contexto general, que dos figuras de esa llamada sociedad civil aparezcan contratadas por el Gobierno para diseñar una reforma fiscal que justamente tendría el efecto de dar un garrotazo a los presupuestos maltrechos de ese pueblo al que supuestamente defienden de los engaños y las ocultaciones de todo género.

El colega Diario Libre publicó ayer la historia de una ex-directora de FINJUS que concertó con el Gobierno un contrato de 150 mil dólares (¿por qué estas cosas hay que pagarlas en moneda extranjera?) para diseñar el paquetazo, y que a su vez subcontrató a su esposo, dirigente de otra entidad de la sociedad civil, para compartir el trabajo.

Sin poner en dudas los méritos profesionales de ambos consultores, surge la interrogante de por qué el organismo oficial que los contrató no usó a sus propios especialistas en materia tributaria y tuvo que pagar 150 mil dólares a dos personas para que se responsabilizaran del diseño del paquetazo fiscal.

¿Hubo concurso público para otorgar el contrato? ¿Es válido, o ético, compartir la tarea con su pareja? ¿Hasta qué punto su condición de prominentes figuras de dos entidades de la sociedad civil compromete o ancla las posiciones de “principio” que éstas dicen sustentar a la hora de fijar posturas sobre una reforma que todo el mundo ha torpedeado?

En nuestra sociedad están ocurriendo hechos y develándose atrocidades que esa sociedad civil, antes vehemente y patriótica, puritana y moralista, prefiere ni ver ni comentar, en un porfiado e inútil esfuerzo para evitar que se le caigan todas sus máscaras.....y sus buenas pagas.


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Tuesday, December 13, 2005

El peligro de los esquilmadores

SANTO DOMINGO, RD.- Puede darse el caso, no lo dudamos, de que esa sea la situación derivada de la participación de inescrupulosos negociantes en algunas empresas o negocios con el Estado, actualmente en vigor, en los que estamos esquilmados y sin poder hacer legalmente nada por el momento.


En el proceso de atraer inversionistas al país, el Gobierno tiene que cuidarse de saber con quién trata y con quién negocia concesiones oficiales.

No siempre resultan impecables o reales los que se acercan a las entidades públicas , con supuestas credenciales de inversionistas, a ofrecer villas y castillas para ganarse el derecho de ejecutar obras o involucrar al Estado, con sus avales, en grandes y multimillonarios proyectos.

Aquí todavía solemos darnos el lujo de ser engatusados por muchos de esos aventureros y avivatos que vienen al país, con o sin amarres y enllavaduras, a hacer los negocios del siglo.

A menudo tienen suerte de encontrar no solamente a los tontos que se creen sus historias, sino a insaciables y perversos “servidores públicos” que, por el solo hecho de ganarse la tajada de las comisiones, conceden autorización directa, vía grado a grado, a esos enflautadores.

No pocas veces hemos tenido que soportar la amarga experiencia de deshacer contratos o descartar proyectos al comprobarse que caíamos en desventajas, o sencillamente nos estafaban.

Puede darse el caso, no lo dudamos, de que esa sea la situación derivada de la participación de inescrupulosos negociantes en algunas empresas o negocios con el Estado, actualmente en vigor, en los que estamos esquilmados y sin poder hacer legalmente nada por el momento.

Los mandatarios y sus funcionarios tienen que andar con mucho cuidado al pisar los delicados terrenos de la inversión extranjera o local, para que no sean sorprendidos por grandes fiascos o por alianzas con delincuentes de toda laya.

América Latina ha tenido sonados casos de presidentes y altas autoridades que han ido a parar a los tribunales a dar cuentas de comisiones cobradas o de las andanzas de sus testaferros, en perjuicio del bien público, al verse involucrados en concesiones de obras o en compras gubernamentales.

Donde abundan esas tentaciones, por lo regular, es en los procesos de privatización de entes públicos, ya que se juegan o manipulan los valores reales o faciales de las entidades para sacar grandes ganancias de un tirón, aunque se perjudique el interés nacional.


Han surgido evidencias escandalosas, en determinados países latinoamericanos, de comisiones que se ofrecen para acelerar y formalizar esas transacciones, en un reparto que puede hacer ricos de la noche a la mañana a quienes no lo son, o más ricos a los que lo son.

Por eso es que una de las virtudes del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica es la transparencia en las licitaciones y los concursos públicos, ya que el Estado es fuente o botín para la voracidad de aquellos que siempre andan tras el dinero, no importa la modalidad de trampa que utilicen o de la excelente prestigiditación con que encantan a sus aliados estratégicos en los gobiernos.

Monday, December 12, 2005

¿Quién traza las prioridades del país?

SANTO DOMINGO, RD.- El divorcio entre los planes y los ideales y las obras o realizaciones concretas es lo que alimenta la frustración del país, la que en cada torneo electoral se manifiesta en abstención o en acrecentada desconfianza hacia los partidos políticos y sus representantes.


Nadie sabe en realidad quién decide las prioridades del país y por eso no es raro ver cuán incongruentes son los programas que ofertan los partidos y sus candidatos en tiempos electorales y lo que finalmente hacen o pueden hacer cuando llegan al poder.

La inconsistencia entre las ideas y las acciones concretas se manifiesta a todos los niveles.Comenzando por los mismos legisladores.

Estos escurren el bulto a menudo para no aprobar o introducir leyes que la sociedad entiende necesarias.

Por eso, prometen en las campañas numerosas iniciativas y cuando asumen sus curules, éstas se olvidan, pierden interés o se desvanecen, y chocan con la realidad de que una cosas es lo que piense el legislador, como individuo o agente de un partido, y otra la que el partido, como entidad, o algún bloque congresional, como grupo, crea que es lo que va.De ahí que cada vez se desploma la imagen de que ellos “representan” al pueblo, porque en los hechos no es así siempre.

Lo mismo pasa a nivel del Poder Ejecutivo. Se anuncian y se prometen obras, y resulta que para éstas no aparecen siempre los fondos suficientes, o los programas presupuestados por las secretarías de Estado no llegan a cumplirse a cabalidad, por esa mismas insuficiencia de recursos. O porque las prioridades cambian de un día para otro.

El resultado de estas incongruencias es que el país marcha hacia el futuro sin planes consensuados y acordes con la evolución del tiempo o de las condiciones socioeconómicas del país.

El divorcio entre los planes y los ideales y las obras o realizaciones concretas es lo que alimenta la frustración del país, la que en cada torneo electoral se manifiesta en abstención o en acrecentada desconfianza hacia los partidos políticos y sus representantes.

Esta realidad es lo que justifica la idea de concertar un pacto social, tal como lo propuso el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, que nos permita fijar las prioridades elementales y envolvernos en el compromiso serio de cumplirlas, sea quien sea el que esté en el poder o en el control del Congreso.

Wednesday, December 07, 2005

Gobierno y prensa, favoritismo y coerción


SANTO DOMINGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Los lectores, televidentes u oyentes, sabios y despiertos, se dan cuenta enseguida de cuándo un medio está –como se dice vulgarmente–”agarrado por el pichirrí” e incapacitado para informar veraz y oportunamente, y cuándo obra parcializado con los intereses gubernamentales.


Cada vez que se examina el estado de la libertad de prensa en nuestro continente se visualizan, intranquilizadoramente, las recurrentes tendencias de los gobiernos a ocultar la verdad de muchos hechos que rodean su quehacer.

Para sacar de la vista y del debate esas deficiencias o los escandalosos casos de corrupción que se generan alrededor o desde su mismo centro, los gobiernos apelan a multiformes presiones.

Para pretender ceñirse a las leyes y los reglamentos, crean o promueven legislaciones más duras y restrictivas contra la prensa.

Si quieren ser más directos y disuasivos, recurren a la intimidación por vías del crimen o del chantaje.

Y si quieren aparentar más sutiles, pero igual de coercitivos, apelan a aquellas medidas en que se involucran las instituciones fiscales, aduaneras o que tienen que ver con la concesión de permisos, para poner trabas y restringir dichas autorizaciones.

Otro modelo, ya agotado e ineficaz, es el favoritismo en la concesión de anuncios publicitarios, método a través del cual el Gobierno premia a los medios adocenados y castiga a los que considera que son odiosos o “enemigos”.

A veces las ventajas van más allá de lo visible en la colocación de la propaganda y alcanzan –o favorecen, digamos– a los propietarios de los medios, con abundantes facilidades para beneficiarse de los actos y concesiones del Estado.

Se procura así que estos sean simpáticos, poco críticos y, por lo general, ciegos ante las incompetencias, fracasos o indelicadezas que se cometan en el ejercicio de las funciones públicas, o que callen adrede las verdades que surgen de algún escándalo o anomalía descubierta, dizque para no enterar y documentar adecuadamente a la opinión pública.

El resultado de todas estas fórmulas de acoso o limitación a los medios de comunicación es el fiasco, pues a la altura en que se encuentra el sistema democrático en muchos países resulta casi imposible ocultar o mediatizar la verdad.

Naturalmente, quien más sufre las consecuencias de las coerciones o la sumisión ante el chantaje son aquellos medios que claudicaron a su misión.

Los lectores, televidentes u oyentes, sabios y despiertos, se dan cuenta enseguida de cuándo un medio está –como se dice vulgarmente- ”agarrado por el pichirrí” e incapacitado para informar veraz y oportunamente, y cuándo obra parcializado con los intereses gubernamentales.

Por eso la Sociedad Interamericana de Prensa ha estudiado a profundidad el menú de amenazas, abiertas o soterradas, que se manifiestan desde los gobiernos hacia los medios independientes de comunicación, y se mantiene vigilante y dispuesta para librar grandes y sostenidas luchas contra ese estado de cosas, donde quiera y cuando quiera que ocurra.

Se tiene como un paradigma histórico en esta tesitura la valerosa decisión del Washington Post de retirar sus periodistas de la Casa Blanca en la presidencia de Nixon, para que no desperdiciaran su tiempo oyendo una retahíla de mentiras y de evasivas con que ese gobierno intentó manipular la verdad sobre el escándalo de Watergate.


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Tuesday, December 06, 2005

Candidatos a papeletazos


SANTO DOMINGO, RD.- Es tanto lo que ha degenerado la actividad política que ahora, para aspirar a cualquier candidatura, hay que estar forrado de millones de pesos.


El sistema político nuestro no tiene todavía antídotos eficaces para impedir que delincuentes, avivatos y gentes cuestionables accedan a los puestos electivos.

Es tanto lo que ha degenerado la actividad política que ahora, para aspirar a cualquier candidatura, hay que estar forrado de millones de pesos.

Y no siempre los más humildes y valiosos militantes de un partido pueden obtener semejantes recursos.

Esto indica que el campo está abierto prácticamente para aquellos que, sin que el país sepa de dónde sacan tantos millones, pueden darse el lujo de incurrir en inversiones cuantiosas para promover sus figuras.

Ya no cabe esperar que la competencia en la búsqueda de apoyos o preferencias se realice sobre la base de presentar soluciones a los problemas puntuales del país.

Basta con tener mucho dinero, aunque se carezca de vergüenza o de valores morales y verdaderos sentimientos patrióticos, para copar los escenarios de la propaganda, influir internamente en los electores del partido y hacer lo que sea para aparecer en las boletas y obtener la gracia de los votantes.

Esto conlleva el peligro de que fuentes no idóneas alimenten tales candidaturas, con tal de colocar a sus propios peones en el Congreso y en los ayuntamientos para fines ulteriores.

Personas con expedientes judiciales graves aparecen optando por esos puestos electivos, mientras los partidos siguen dando largas a la propuesta que hemos hecho para que sometan a todos los aspirantes –antes de que lleguen a ser nominados– a las pruebas anti-doping.

Este sería apenas un paso para ir depurando a los candidatos, aunque lo ideal es que al interior de los partidos se establezcan perfiles o bases para una elección más consciente de las figuras, a fin de que no puedan colarse aquellos que sobornan, compran y manipulan los procesos internos con sus millonarios recursos.

¿Cómo se explica que para buscar una posición de regidor un aspirante tenga que invertir altísimas cantidades de dinero en propaganda y compra de adeptos, si los sueldos que da esa posición no alcanzan ni siquiera para cubrir tales inversiones?

Mientras los partidos admitan que la competencia entre aspirantes se dé a estos niveles, es decir, a puros cuartos, y no sobre la base de virtudes y merecimientos reales, no dejarán opciones válidas al electorado.

Y esto es peligroso para el futuro mismo del sistema partidario, desacreditado en lo profundo por las prácticas de corrupción, las impericias y el desgano de los políticos, que al llegar a las posiciones se desinteresan por la suerte del país.

En la medida en que los truhanes se apoderen de las posiciones electivas y lleguen a controlar tan importantes estamentos del Estado, ahí mismo hay que comenzar a cantarle el réquiem a esta democracia que nos ha costado tanto trabajo promover y sostener a lo largo de muchos años.

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